Carlos Idriss Kameni lideró otra de esas tardes españolas en las que Javi Gracia se muestra a la Liga como un entrenador de postín. En este caso el escenario escogido sería el Santiago Bernabéu, y el rival, el Real Madrid de Rafa Benítez, a quien le señaló un defecto ofensivo que, sin el concurso de Gareth Bale, se ha puesto más de manifiesto: a la hora de crear juego en los costados, va algo corto de argumentos.
El Málaga jugó un partido muy competitivo, sin cometer errores.
Amrabat batió a los centralesEl plan defensivo del Málaga consistió en formar dos líneas de cuatro en la que los cuatro futbolistas exteriores (Torres y Juankar en la izquierda; Rosales y el debutante Fornals en la derecha) cerraban mucho su posición dejando libres las bandas. La tendencia habitual del Real era atacarlas solo con los supuestos especialistas (Marcelo, Carvajal y Jesé), sin que ningún otro merengue ofreciera ninguna línea de pase cerca, lo cual derivó en una cascada de centros laterales que, pese a la amenaza de Cristiano en el remate, fueron dominados por un Kameni brutal. El camerunés no se limitó a despejar, sino que atajó muchos de esos balones llovidos y habilitó a Tighadouini y al desatado Amrabat para que el Madrid tuviera que correr también hacia atrás, y no alcanzase velocidad de crucero.
Marcelo e Isco juntos, inspirados la lían. Pero si no están finos…
Benítez, como en Bilbao, volvió a buscar soluciones sobre la marcha. El Madrid había empezado en 4-3-3, con Isco de interior izquierdo y Modric de interior derecho, lo cual hacía que Marcelo e Isco estuvieran muy cerca. Y eso condiciona mucho, pues hablamos de dos de los futbolistas de élite que más tiempo consumen con el balón controlado. Si se añade que enfrente tenían un rival estrecho, corto y encerrado y que la inspiración de ambos viene siendo muy escasa, el resultado era un efecto bastante negativo sobre el fútbol blanco, que se mostraba demasiado lento. En pos de acelerarlo, superado el ecuador del primer tiempo Rafa intercambió de flancos al propio Isco y a Modric, alejando al español del brasileño buscando otro tipo de química, pero no surgió.
Kovacic volvió a tener un impacto positivo sobre el juego blanco.
La química más positiva sólo aparecería en los minutos posteriores al ingreso de Kovacic al campo. Entró por Jesé, se puso de interior izquierdo y mandó a Isco al extremo derecho que estaba ocupando el canario. Pronto se notó que cubría y activaba una cantidad de terreno bastante superior a la de Isco, tanto en defensa como en ataque, lo que tuvo consecuencias inmediatas. Una, que el Madrid empezó a recoger más rebotes en campo contrario, a recuperar la pelota arriba. Otra, que Modric subió muchos metros su posición y dio a Carvajal, junto a Isco, ese apoyo interior del que había carecido en el resto del encuentro. Y el Real creó por fin ocasiones de calidad; Modric en la frontal era un elemento conflictivo que el plan malaguista, concebido para defender siempre lo mismo, no sabía controlar. Lo cierto es que no duró hasta el final, el pasar de los minutos sembró ansiedad en el fútbol blanco y le hizo ser demasiado vertical, pero si hubiera jugado los 90 minutos como en los 15 que siguieron a la entrada de Kovacic, lo normal habría sido que hubiera ganado el partido. Su nivel medio fue bastante más bajo, el Málaga de Kameni y Amrabat pudo resistir, y hasta Recio primero y Juanpi después se sumaron a la fiesta de jugar bien contra el Real. Gracia tiene una plantel escaso, sí; pero también se tiene a sí mismo.
roumagg 27 septiembre, 2015
No entiendo por qué Cristiano y Benzema se pegaban tanto. Una cosa es jugar con dos delanteros y otra que jueguen paralelos y en 10 metros. Las pocas veces que bajaron a crear, combinaron muy bien y crearon peligro, pero fue una constante en el ataque posicional del Madrid la acumulación de jugadores por delante del balón organizados en torno a esta doble boya que estaba atrapada en la frontal del área del Málaga. Defender eso es más fácil que tener enfrente dos de los mejores jugadores del mundo participando en la creación de jugadas de peligro y no solo en el remate, y más aún cuando el nivel de los centros de Marcelo, Carvajal e Isco es tan pobre. También fue preocupante la falta de precisión de Marcelo en los pases verticales en profundidad cuando el Madrid intentaba transitar y el mal timing del equipo, especialmente de Ronaldo, a la hora de rematar las pocas situaciones francas de peligro que tuvo el partido.