El Sevilla ha caído en el grupo de la muerte de la Champions y eso le exigirá un plus desde el día 1. Su última incorporación, Fernando Llorente, se lo podría ofrecer. Si el viejo Rey León supiera responder, si lograse alcanzar un nivel que recordase, siquiera un poco, al que llevó al Athletic a las dos finales de Bielsa, el Ramón Sánchez Pizjuán infundiría terror. El potencial hispalense ha crecido.
La piel de Unai está cambiandoEn este mercado veraniego, el Sevilla ha reclutado una serie de futbolistas que han ilusionado a su parroquia. Entre ellos, uno de los más informativos ha sido Adil Rami, un zaguero central que marca diferencias defendiendo lejos de su área y que, sin embargo, dentro de la misma siembra un nerviosismo contagioso. Es decir, parecía que existía la intención de culminar la transformación a equipo dominante que, de la mano de Banega, Emery había proyectado la campaña anterior. De igual modo, esto conecta con una evolución condenada a completarse: el doble campeón de la Europa League está alcanzando tal estatus que, muy pronto, afrontará la mayoría de sus encuentros contra oponentes encerrados, quiera o no quiera. Las fases de su juego más estrujadas serán el ataque organizado y la defensa de los contraataques del rival.
Por eso sorprendió tanto el fichaje de Ciro Immobile, un delantero cuya carrera sólo contiene una temporada a la altura de lo que exige este Sevilla, la que completó en el Torino practicando un fútbol de estricto contragolpe. Siempre que se le ha pedido atacar a rivales replegados, su colapso ha sido tan total como cabía presuponer vistas sus escasas virtudes técnicas y, aún más, su corta gama de movimientos.
Llorente encaja de cine con la línea de mediapuntas del Sevilla.
Lo que aportaría un Llorente competitivo se recogería en ayuda en la salida de balón, orden ofensivo a partir de sus pases y poderío aéreo tras los centros laterales. Lo primero resulta crucial porque el Sevilla no va sobrado de creatividad en sus primeros pases, lo que le fuerza a mezclar juego corto con juego en largo para que su flujo en ataque sea continuo. En cuanto al orden ofensivo gracias a su juego de espaldas y su calidad asociativa en general, sobran las palabras, porque son de imperiosa necesidad para toda la segunda línea hispalense, desde Banega a Konoplyanka pasando por Reyes y Vitolo. Todos necesitan paredes en la frontal del área que le encaren hacia la portería. En especial, el ucraniano, que tanto vive de su diagonal desde la banda hasta el centro. Por último, virtud casi imprescindible se antoja el dominio de las alturas, contando con las subidas de Trémoulinas y las impresionantes roscas de Konoplyanka, que a pesar de jugar a pierna cambiada, bombardea con centros el punto de penalti tanto como el que más.
De todo lo recién expuesto, ni Gameiro ni Immobile destacan en nada. El paso de una rotación tan completa como la que formaban Kevin y Bacca a una unión tan lineal como la compuesta por el francés y el italiano restaba muchísimo potencial al conjunto sevillista; sobre todo, en aquellas situaciones de partido en las que estuviera obligado a abrir cerrojos. Con Llorente, encajar el primer gol del encuentro dolerá, pero habrá recursos muy sólidos para establecer un plan de remontada. Por supuesto, siempre que el riojano obre el mundano milagro de su propia restauración. Un gran Llorente sería el boom de Konoplyanka. Y en el peor de los escenarios, sumará experiencia y fondo de banquillo.
MarkelHxC 28 agosto, 2015
Abro debate que se me viene a la cabeza. Veis a este Aduriz al nivel del mejor Llorente? No hablo de comparar, si no de si son comparables o veis algún escalón de distancia. Yo no se si el tiempo me ha distorsionado todo pero recuerdo a Llorente como el mejor jugador que he visto con la camiseta del Athletik a distancia de los demás.