En «Vidas Paralelas», Plutarco narraba como el enfermizo enamoramiento de un patricio romano por Pompeya Sila, la esposa de Julio César, le había causado a ésta su inmediata reprobación. Poco importaba el hecho de que no existiera evidencia alguna de que el amor de Publio Clodio Pulcro, como así se llamaba susodicho temerario, fuera correspondido por la propia Pompeya, pues la mujer del César, además de ser honesta, también tenía que parecerlo. Una sentencia histórica que bien podría aplicarse a lo que sucede con la gran figura del delantero centro en el Real Madrid.
Ferenc Puskas, Carlos ‘Santillana’, Hugo Sánchez, Iván Zamorano, Davor Suker, Fernando Morientes, Ronaldo Nazario y Ruud Van Nistelrooy. Coleccionistas de récords, asesinos de guardametas,Karim Benzema ha retado a sus predecesores neuróticos del gol. Escépticos de la física, la lógica y la pizarra. Futbolistas todos ellos que siendo diferentes entre sí compartían gentilicio, «delantero», y también apellido, «goleador». Daba lo mismo que fuesen de diferentes padres y hubieran escogido diferentes formas de abrirse al mundo: de cabeza o con el exterior, de empujar o de chilena, de potencia o colocando el balón en el ángulo. El gol es gol. Y dos son más que uno. Y tres son más que dos. Así se ganan partidos, así se ganan títulos y así se hace historia. Una lógica simple, terriblemente pragmática y directa, que desde la llegada de Alfredo di Stefano, que llevaba el ‘9’ pero era mucho más, se convirtió en el motor e identidad del club madrileño.
El gol no es el principal argumento de Karim, pero…
Desafiar esta idiosincrasia tan asentada en el imaginario colectivo madridista fue, es y será el argumento que rige la carrera de Karim Benzema. Pero en la historia del francés hay trampa. Hay truco.
Con más o menos contundencia, se puede concluir que en el día a día a Karim Benzema le falta gol para cumplir con la exigencia suprema que supone jugar en este Real Madrid. Es muy discutible la cuestión de si entre sus funciones principales se encuentra la de marcar, pero no lo es tanto el hecho de que los goles no han sido precisamente el argumento que le ha convertido en titular. Si juega es más por otros aspectos que por sus 134 dianas en 279 partidos de Liga (un gol cada 136′); dato que desde luego no es malo pero que en ocasiones se ha antojado insuficiente. No fue, de hecho, hasta la marcha de Higuaín al Nápoles cuando se pudo presentar a Benzema como el delantero titular del Real sin temor a equivocarse.
Su trabajo no ha conseguido mucho impacto«El próximo año intentaré marcar más goles», repite el francés cada verano demostrando no ser ajeno al debate. ¿Pero cómo? ¿Por qué Benzema, un superdotado de la baldosa y del gesto técnico, parece extranjero cuando visita el área? ¿Qué es lo que le falta? Hace ya dos años el propio Karim comentaba que quería mejorar su «juego de cabeza», su «golpeo» y su «calidad» con ambas piernas, aludiendo así a un posible déficit técnico. De este modo, buscando ese margen de mejora, trabajó con Zidane de forma individual, pero su presencia de cara a portería ha seguido sin ser suficiente en términos cuantitativos y cualitativos. Es como si su problema no se corrigiera con simple entrenamiento. Como si lo que le faltara fuera innato. Algo que debería sentir y no siente. Porque es posible que carezca de movimientos de ‘9’, de cierta velocidad de reacción y de un eficaz remate a un toque, pero la cuestión parece centrarse en su instinto. Ese que los sábados y domingos resulta inexistente; ese que cada martes y miércoles ataca sin avisar.
Sus registros en Champions son muy, muy superiores
Porque no es lo mismo el Karim Benzema de Liga, que el Karim Benzema de Champions. Una competición para la que parece haber nacido. Y no sólo para coquetear con ella, sino también para conquistarla, tomarla y domarla. Un destino que el punta francés ya comenzó a demostrar en Lyon, cuando a base de goles logró mantener a un Olympique decadente entre los 16 mejores equipos de Europa. En 2008 marcó tres goles en fases de grupos y puso contra las cuerdas al Manchester United, a la postre campeón, anotando el 1-0 en la ida. Un año más tarde, mejoraría su registro con cinco goles en la primera fase para luego intimidar con su velocidad al también futuro campeón: el Barça de Rijkaard. Karim no marcaría en aquel cruce, es cierto, pero entonces ya transmitía la sensación de que era un delantero que en Copa de Europa podía vacunar con el veneno de la eliminación a cualquier conjunto.
Desde el Lyon mostró su gol en la ChampionsAsí, los números que arrojó Benzema durante sus años en Lyon fueron más que significativos: mientras que en Liga marcaba cada 146 minutos (56 goles en 133 partidos), en Champions lo hizo cada 123 (12 en 19). Algo ilógico, incoherente, dada su juventud y la diferencia de nivel entre ambas competiciones, pero que se demostraría que no era casualidad en el Real Madrid. Incluso con José Mourinho, quien decía que prefería cazar con un perro que con un gato, como demostró ante Barcelona (2011) y Borussia Dortmund (2013), sus registros siempre fueron sobresalientes: 6 goles en 2011, 7 en 2012 y 5 en 2013. En definitiva, acudiendo al cómputo general, el balance es muy parecido al de Lyon: si el galo marca cada 136 minutos en Liga BBVA, como decíamos antes, en la Champions League esa cifra baja ostensiblemente hasta los 115.
Cifras, números y medias que impresionan, pero que cobran todavía más valor si las comparamos con las de jugadores que tenían el gol como principal razón de ser. Porque Benzema no es sólo ya el decimotercer goleador histórico de la competición (por delante de Eto’o y a dos goles de Inzaghi, Drogba e Ibrahimovic), sino que además su media de gol por partido (0’58) es sólo superada en el fútbol moderno por las de Leo Messi, Cristiano y Van Nistelrooy.
El gol ante el Bayern el año pasado, su esperanza esta noche.
A la postre, como lectura final, queda el sorprendente hecho de que Benzema es el único ‘9’ de la actualidad que presenta mejores números en la Champions que en su liga. ¿Cómo es esto posible? ¿Se puede racionalizar lo que, a priori, suena tan contradictorio? El reto es mayúsculo y las posibles teorías, infinitas. Pero lo que resulta obvio es que, cuando suena el himno de Tony Britten y siente la «Orejona» estampada en su manga, Karim Benzema se transforma para ser y parecer el ‘9’ del Real Madrid. De repente su olfato funciona, el balón le llega y el gol deja de ser un mero apéndice de su fútbol, un órgano vestigial, para pasar a ser sus dos pulmones. Sólo así se puede explicar que el francés en Champions marque con tanta asiduidad en los partidos de menor exigencia -cosa que no logra en liga-, como en los grandes encuentros del año: vease ante el Lyon en 2011, ante el Manchester City o el Dortmund en 2013 o, sobre todo, contra el Bayern el curso pasado.
Aquel 1-0 ante el equipo de Pep Guardiola es, precisamente, el resumen de todo lo escrito y reflexionado. Lo que muchas veces parece un gol simple, fácil, para Benzema no suele serlo. Ese gol de empujar, que tiene más padres que cualquier otro tanto, pues los méritos se reparten. Ese gol que se debe intuir. Presentir. Ese gol infravalorado cuando se marca («lo marco hasta yo») y tan anhelado cuando no se tiene («ahí tenía que estar el delantero»). Ese gol imponderable que no parece responder a ninguna cualidad técnica y sí a un instinto innato. Ese gol afortunado que nunca llega por casualidad. Ese gol de puro ‘9’. Ese gol de Carlos Santillana, Hugo Sánchez o Ruud van Nistelrooy. Ese gol que explica porque la historia de Benzema, como la del Madrid, se escribe entre semana.
roumagg 13 mayo, 2015
La verdad es que el Benzema que llega del Lyon era mucho más Ronaldo Nazario que el actual. Buscaba más el regate a su par y posterior disparo. Aunque ya dejaba intuir unas cualidades que ha maximizado para convertirse en el "9 organizador" que es hoy. Tiene que ver mucho con Cristiano Ronaldo, claro. Aunque no sé hasta qué punto le ha podido venir bien a CR -al que era más jugador de banda, no al actual- el no jugar con un delantero rematador. Muchas de las jugadas en las que ganaba línea de fondo y sacaba el centro no eran rematadas, o no lo eran correctamente. Al de ahora que pasa menos tiempo por fuera le viene de vicio. Y en Champions, además, como dices, es que marca goles no muy frecuentes en él, como remates de cabeza desde fuera del área pequeña. Y sin perder calidad en el resto de su juego.
Nunca entendí que no jugara ningún partido de las semis contra el Barça de 2011, o la eliminatoria contra el Dortmund. Es que era muy superior al Pipa. Ya contra el Lyon con Pellegrini jugó un rato y mejoró lo hecho por Higuaín, pero no le ponían.
Por cierto, si tenéis tiempo, mirad el video que ha subido el Real Madrid a Youtube del entrenamiento del lunes. Hay una jugada en la que centra Isco y remata Benzema que es una delicia.