“El arco susurra a la flecha antes de lanzarla: Me debes tu libertad”. (Rabindranath Tagore)
-EL ARCO Y LA FLECHA
Comenzaremos por el final del cuento: el asesino es Andrea Pirlo, el refinado centrocampista italiano, con su semblante renacentista, aclamado por su elegancia en el terreno de juego incluso por su pausa en el fragor de la batalla. Andrea sonríe con moderación ante las loas que le postulan como un arquitecto, como un metrónomo, del mismo modo que sonríe el homicida que guarda respeto por los cientos de víctimas que sostienen sus construcciones y hacen los coros en sus partituras. «Jamás lo hubiéramos dicho», admiten en su barrio. «Era un hombre muy educado», nadie da crédito. Pero Andrea no es inocente ni, tan siquiera, en lo más hondo de su alma, organizador. El centrocampista bresciano vive de y por sus crímenes. De ejecutar rivales desde una lejanía que le exculpa ante la ausencia de testigos. De su arco y de sus flechas.
Si una circunstancia destaca en Pirlo es su capacidad para decidir mediante su pase largo. Sus partidos cumbre no están entre aquellos muchos en los que ordena y templa, sino en esos otros en los que filtra no menos de diez pases que desajustan el sistema defensivo contrario dejándolo a merced de sus compañeros atacantes. En el azzurro se distinguen las cuatro virtudes del arquero avezado: la visión panorámica del escenario, la perspicacia en la selección del objetivo, el dominio de la parábola para eludir obstáculos y la precisión del lanzamiento.
La evolución del arco discurrió paralela a la de la humanidad. Su uso se remonta al paleolítico como utensilio de caza y su extensión abarca los cinco continentes y todo tipoLa presencia del arco en la mitología es obvia y sobre todo constante de culturas y razas. Prueba de la importancia del arquero es la singular relevancia que adquirió su figura en los mitos de la antigüedad. El arco era el distintivo característico de Apolo y Artemisa. Paris fulminó a Aquiles de un disparo desde las murallas de Troya. Ulises destacó en su disciplina del mismo modo que Heracles quien aprovechaba su puntería con asiduidad. Hou Yi es el arquero protagonista de la cosmogonía china. En la mitología nórdica Vali era el dios de los arqueros y su festividad coincide con la de San Valentín, asociado a Cupido cuyos populares flechazos embriagaban sentimentalmente. Aún hoy, el arquetipo permanece vigente. Así lo atestiguan películas como «El halcón y la flecha», «Brave» o las versiones de «Robin Hood» popularizadas por Errol Flynn, Kevin Costner y Rusell Crowe. En el ámbito de la literatura fantástica destacan los personajes de Bardo y Legolas, de las novelas «El Hobbit» y «El señor de los anillos» o de Susan Pevensie, en «Las Crónicas de Narnia».
Pero si un personaje de ficción singulariza actualmente la figura del arquero ese no es otro que Ojo de Halcón (Hawkeye). Desde que debutara en el número 57 de «Tales of Suspense» (1964) de la mano de Stan Lee y Don Heck y pocos meses más tarde se enrolara en «Los Vengadores» (The Avengers #16), el arquero de Marvel, Clint Barton, ha adquirido un progresivo protagonismo hasta su definitiva consagración en la serie cinematográfica del más afamado grupo de superhéroes.
Su presencia en «Los Vengadores», no obstante, ha carecido de una estabilidad mínima, con constantes idas y venidas. Barton, a la postre un simple humano, se nos presenta como un tipo inseguro en un universo de superpoderosos, una persona que necesita poder controlar a su entorno con la misma ascendencia con la que domina su arco y a ese anhelo insatisfecho se entrega en cuerpo y alma mientras por el camino da rienda suelta a lo que ya sabe hacer con suma facilidad: ejecutar.
-LA FORTALEZA
“El ideal no es más que la verdad a distancia”. (Alphonse de Lamartine)
El poder de una persona es proporcional a la distancia a la que puede abatir a un oponente. El trecho mitiga la vulnerabilidad del tirador al no exponerse abiertamente al contraataque rival. Los honderos ponían tierra de por medio para eludir la espada, los arqueros persas se parapetaban tras la línea de infantería, los medievales entre los dientes de la almena, el francotirador dispara agazapado en la azotea, el dron sondea su blanco salvaguardado por la altura de su vuelo.
Como buen arquero, Pirlo acrecentó su peligro conforme se alejaba del frente de ataque. Consciente de su fragilidad en el cuerpo a cuerpo, fue el propio Andrea quien, tras una racha de malos resultados, sugirió a Carlo Ancelotti su desplazamiento hasta el centro del campo. Aunque Carlo Mazzone, entrenador del Brescia, ya lo había situado en un par de ocasiones en la medular, Pirlo había ejercido hasta entonces, casi en exclusiva, como mediapunta. Su emplazamiento estaba justificado por su virtuosismo técnico y por una capacidad de lectura asombrosa para asistir a los delanteros. Pero su peculiaridad física, demasiado lento y liviano, le impedía sacar provecho del talento que atesoraba ante el acecho de los zagueros. Carlo le concedió el deseo y le construyó una fortaleza.
El gran Pirlo, coronaba una torreta con dos muros de contención: Gattuso, por la derecha y Seedorf (más tarde Ambrosini) por la izquierda.Gattuso ejerció el rol propio de la infantería En su atalaya, el milanista resultaba más incisivo que la mayoría de trescuartistas al borde del área. Andrea disponía del resguardo suficiente para elegir el momento y de la distancia necesaria para crear espacio allí donde, previo al pase, no había opción. Flechas de corta distancia, Kaka y Rui Costa; de media, Cafú y Maldini; o de larga, Inzaghi o Shevchenko, completaban su carcaza. Dos Champions y dos Scudetti le encumbraron como un crack. Hasta Trapattoni, en un principio desconfiado, cedió ante el ingenio: «Fue como jugar con Zico por delante de la defensa».
Al ingresar en los «Los Vengadores», Ojo de Halcón tampoco se mostró convencido de sus facultades para actuar en primera línea. Clint Barton se esmeró en el fortalecimiento de su condición física y en el entrenamiento en el combate directo bajo la supervisión del Capitán América. Pero la desconfianza en sus posibilidades no remitió y decidió aprovechar el cambio de identidad de su compañero Henry Pym (convertido en Chaqueta Amarilla) para disponer de su suero de crecimiento y adoptar la identidad del robusto Goliat. Agotadas las reservas, retornó a la presunta vulnerabilidad del arquero.
Aunque Ojo de Halcón se codea junto a dioses, mutantes e ingenios de la técnica más avanzada con el solo manejo de sus flechas, su presencia en algunas batallas de dimensión apocalíptica parece justificada tan solo en el encuadre del famoso grupo superheroico, pero nunca como un valor aislado por sí solo. Resultaría inconcebible imaginar al arquero batiéndose cara a cara frente a según qué rivales a los que muchos de sus compañeros sí podrían desafiar. Pero de ello no se debe colegir su poca trascendencia en el grupo. Su repercusión, simplemente, está condicionada por la consolidación de un contexto que le permita aislarse del peligro y que le proporcione, a su vez, una perspectiva ideal. «Veo mejor a distancia», confesaba Clint Barton en las pantallas. Parapetado en la cima de un rascacielos, colgado de lo alto de una cúpula o subido en una grúa, Ojo de Halcón liquida enemigos con la misma facilidad que el resto de Vengadores a pie de trinchera.
-EL EXPERTO
“La Sabiduria es como una flecha. La mene serena es el arco que la dispara” (Dalai Lama)
El Kyudo («el camino del arco») es un arte marcial japonés cuyo fin último es el desarrollo espiritual del individuo. Su ejercicio es una suerte de meditación Zen en la que el practicante debe abandonarse a sí mismo para integrarse en el lanzamiento. Arco, arquero, flecha, disparo y diana deben formar un continuo fluido e indivisible que, de darse, culmina inexorablemente con el acierto.
El arte de la arquería en cualquiera de sus órdenes (militar, deportivo o místico) es un compendio de cualidades (reflejos, concentración, templanza), actitudes (desapego) y de experiencia. El domino del arco supone un proceso dilatado que solo culmina al alcanzar una sintonía entre el movimiento del cuerpo y el arma. La causa de la gradual desaparición de estos especialistas radicó, precisamente, en la dificultad de encontrar buenos arqueros y en el coste que estos tenían en relación a su preparación, pese a que la cadencia de sus disparos y su eficacia eran muy superiores a la de las ballestas o a la de las primeras armas de fuego, más fáciles de manejar por reclutas inexpertos.
La naturalidad del pase de Pirlo también está en relación con esta capacidad para sentirse parte de un movimiento coral que él interpreta de forma global. Cuando el italiano encoge su pierna para iniciar el golpeo, aún no existe la disposición de espacios y jugadores que se dará cuando el esférico vuelva a tomar tierra tras describir una curva que debe ser precisa no solamente en su dirección sino también en su tiempo. Y es que al igual que el arquero, Andrea Pirlo no apunta a un lugar sino a un instante futuro que ha sido capaz de anticipar al sentirse parte de su inercia.
La experiencia, a su vez, también implica diversidad de registros. El pase largo aumenta su valor si se alterna con el pase corto templado, con el más rápido para desajustar al rival, con el profundo y amortiguado al hueco o, rizando el rizo, con la asistencia ausente como la que brindó a Marchisio durante el Mundial de Brasil. Su sutileza al desplazar el balón lo convierte a la par en un gran lanzador de libres directos. Pirlo confesó haber estudiado durante semanas el golpeo de falta de Juninho Pernambucano para perfeccionar un aspecto en el que ya era considerado un formidable especialista.
Enrolado en el circo junto a su hermano y después de una etapa practicando el lanzamiento de cuchillo, Clint Barton fue adiestrado por Tiro Cruzado en el arte del tiro con arco. Mediante un entrenamiento con palas, pelotas, bolas y boomerangs logró una destreza asombrosa pudiendo alcanzar objetos con trayectoria irregular o a gran velocidad, llegando incluso a lanzar varias flechas a la vez sin perder precisión.
La variedad de disparos es otro de las características del repertorio de Ojo de Halcón. Clint dispone de una multitud de arcos y ballestas, así como de un amplio surtido de puntas, muchas de ellas diseñadas por Tony Stark: flechas sónicas (capaces de emitir un sonido de alta frecuencia), explosivas, de humo, flechas bengala, de gas lacrimógeno, de ácido nítrico, de succión (con micro-ventosas capaces de adherirse a cualquier superficie), flechas cable, electro-flechas (capaces de descargar 21.000 voltios), flechas de redes envolventes, flechas cohete o la flecha boomerang.
-LA BATUTA
El perfil zodiacal de Sagitario, representado como un centauro provisto de un arco, refiere a personas con una gran intuición y dotes de organización. En la contienda, el arquero dispone de la cualidad para asimilar el caos circundante e incidir en el mismo, como si el desorden presente no fuese más que una danza al dictado de sus designios. En las escenas bélicas de «Los Vengadores» en las que Ojo de Halcón toma parte, el resto de integrantes del grupo se centran, cada vez, en un objetivo mientras el arquero parece dirigir con sus flechas el desarrollo de la batalla, debilitando flancos, desordenando frentes o redirigiendo el ataque adversario.
Ojo de Halcón nunca ha disimulado una marcada aspiración por el liderazgo. Esta inclinación propició sus roces iniciales con el Capitán América, líder por antonomasia, a quien posteriormenteMuchas veces insinuó su capacidad de liderazgo respetó y adoptó como un modelo a seguir. Clint Barton dirigió un buen número de formaciones superheroicas como «Los Vengadores Costa Oeste», como su paso fugaz al mando de «Los Vengadores de los Grandes Lagos», o su etapa como cabecilla de los «Thunderbolts» a los que se incorporó precisamente impulsado por su necesidad de comandar un equipo. Finalmente, en la segunda entrega cinematográfica de los Vengadores, «La era de Ultrón», Ojo de Halcón culmina su ambición erigiéndose, por fin, en el líder de facto de la mítica formación.
Del mismo modo que al arquero marvelita muere y es resucitado, las dos ocasiones inesperadas y propiciadas por Bruja Escarlata (Dinastia de M), cuando a sus 32 años el mundo del fútbol se había resignado al ocaso de Andrea Pirlo, Antonio Conte le devolvió a los focos otorgándole el mando de la Juventus de Turín. La Vecchia Signora fue moldeada en función de los defectos y virtudes del veterano jugador intensificados, a esas alturas, por el desgaste y la maestría del tiempo. Si Zinedine Zidane ya había deleitado en su última aparición, durante el mundial 2006, arropado por un equipo inédito por su exhuberancia física, Conte dispuso una fortificación de cinco defensores y dos interiores de apoyo, para que Pirlo interpretara su particular canto del cisne. Y al igual que el francés, Andrea brilló con el ímpetu de quien ya no tiene qué demostrar. El Pirlo bianconero es un jugador de toque más frecuente y reposado, un organizador. La frialdad del tirador y la lectura del frente de batalla se pusieron al servicio del tempo del partido y la interpretación del juego. En la Juve Andrea toca y toca, con parsimonia, convertido por fin en el regista con el que siempre le confundieron, aún cuando todavía conservase su instinto para asestar un golpe mortal en el momento más inesperado.
-REVOLUCIÓN
“España era el país dominante de nuestros discursos, un deseo, un pensamiento, una fuga, un proyecto ambicioso construido de palabras”. («Pienso luego juego», Andrea Pirlo)
El arquero ha sido asociado, históricamente, con el concepto de revolución. El arco, a diferencia del armamento forjado, estaba al alcance de cualquiera lo que le convertía en un símbolo de reivindicación del poder por parte de las capas más oprimidas. Esta significación aparece reflejada en diferentes leyendas populares, como la del arquero Robin de Loxsley que alentó, en el bosque de Sherwood, la resistencia contra el déspota Rey Juan o la del ballestero Guillermo Tell, que propició la rebelión de los cantones suizos contra la casa de Habsburgo. Los personajes modernos de Katnis Everdeen, adolescente del Distrito 12 en «Los Juegos del Hambre» y hábil por igual en el uso del arco, o el de «Flecha Verde» (Green Arrow), superhéroe de la factoría DC y defensor de los derechos civiles, se desarrollan en la misma línea.
Durante su infancia, Clint Barton fue maltratado por su padre, recluido en un orfanato y tutelado por malhechores. Quizás por ello siempre mostró cierta actitud redentora hacia la marginalidad. Su relaciónEl arco siempre tuvo algo de revolucionario con la Viuda Negra, de la que fue cómplice en varios actos fuera de la ley, es un ejemplo de esa inclinación. Influida por Clint, Natasha Romanoff terminó desertando de su país y reconduciendo su trayectoria. Similar generosidad dispensó a su mentor, Jaques Duquesne el «Espadachin», con quien se había enfrentado a vida o muerte al descubrir su villanía y a quien aceptó, tras haberse redimido, como un compañero más en «Los Vengadores». No resulta extraño que el vengador acudiera en ayuda de los «Thunderbolts» cuando supo de la intención de este conjunto de villanos por reformarse. En el transcurso de una misión, aprovechando su encarcelamiento, Barton convenció a unos cuantos presos para crear una segunda formación heroica. Ambas facciones terminaron por unirse y Clint los abandonó cuando constató que ya no le necesitaban.
Como liberadora podríamos citar también, desde una perspectiva temática y de diseño, la serie de Ojo de Halcón (2012) guionizada por Matt Fraction y dibujada por los españoles David Aja y Javier Pulido. Esta colección ovacionada por crítica y público, supone una revolución formal y conceptual del cómic superheroico, con una estética minimalista, por momentos indie, en según que fases pop y un argumento costumbrista, centrado en la cotidianeidad de un personaje más humano que heroico, muy alejado en cualquier caso del impulsivo ejecutor conocido hasta el momento.
El impacto del Pirlo juventino también puede considerarse un hito en el fútbol italiano. La influencia que ejerció sobre la concepción del juego en su país alcanzó tal punto que les hizo renunciar a un estilo, conservador y resultadista, de profundo arraigo en la cultura futbolística italiana. Sumidos en una profunda depresión a raíz del escándalo del Calciopolis, que había devastado a sus grandes clubs y del que tan solo José Mourinho logró rescatar puntualmente al Inter, la aparición de la Juventus de Conte girando alrededor del talento de su mediocentro, azoró el ánimo de sus compatriotas hasta volverlos locos. Andrea se convirtió en ‘el futbolista de todos’. Con la confirmación de la resurrección del jugador, que ya había alcanzado dos Scudetti con la Juve, el seleccionador Cesare Prandelli se sumó a la revuelta e implantó un juego de dominio y toque como no recordaban ni los más longevos tifosis. No obstante, la vistosidad no vino acompañada de títulos. Si en 2006 Andrea se había proclamado campeón del mundo con una selección eminentemente defensiva, dirigida por Marcello Lippi, cuando la preciosista azzurra se cruzó en la final de la Eurocopa 2012 con la flamante España del tiki taka, con Pirlo interpretando el papel de mediocentro de posesión, Andrea naufragó estrepitosamente incapaz de superar al modelo original.
Terminemos por el principio del cuento: Érase una vez un arquero…
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Abel Rojas 5 mayo, 2015
Seré claro: pese a los elementos de ficción propios de esta serie, me parece uno de los análisis futbolísticos, y digo futbolísticos, más acertados que he leído sobre Pirlo. La verdadera esencia de Andre refleja a la perfección. Si encima se mezcla elementos que hacen la lectura más divertida… Pues increíblemente, un superhéroe del que no sabía nada ha dado pie a una mis entregas favoritas de la serie.