Sin necesidad de practicar un fútbol de alto nivel, de hecho su primer tiempo pareció incluso flojo, el FC Porto endosó un 3-1 al Bayern más que merecidamente. El equipo de Guardiola, en caída libre desde el parón navideño y aún más desde las lesiones de Alaba y Robben, transmitió una sensación muy pobre en el estadio de Do Dragao. El pánico de Xabi Alonso y la valentía de Thiago Alcántara definieron la victoria de Lopetegui y explicaron la debacle muniquesa.
El FCB no ocupó bien el espacioAunque sabemos de antemano que no existe la posibilidad de que los bávaros tengan tal cosa, su sistema aparentó estar muy mal trabajado tácticamente. Los sucesivos errores de su salida de balón no consistieron en meros despistes individuales, sino que fueron producto de una colocación de los hombres de arriba que impedía el desarrollo natural de una cadena de pases. El Bayern Múnich no ocupaba las bandas de ningún modo. No creaba espacio. El ataque entero de su 4-4-2 (Götze de enganche y Müller y Lewandowski de delanteros) fijaba su posición en el carril central autocondenándose a jugar de espaldas -y parado- en todo instante. Dicho asunto permitió al Porto cerrar a Danilo y Alex Sandro y saturar el medio con la presencia física que sí poseen. Entre robos, cortes y despejes, Casemiro sumó 17 acciones defensivas positivas.
Xabi Alonso reculó en exceso y separó todavía más el sistema.
Con su propio sistema ahogando al Bayern y empujando hacia atrás a Thiago y a Lahm, el dibujo se partió en dos mitades. Xabi Alonso, que nunca se ha caracterizado por su impacto físico, detectó que aquéllo era un desastre y tendió a asegurar quedándose demasiado atrás, tanto sin balón como, aún más, con él, generando un 3+7 que el Porto aprovechó para acelerar. Una aceleración que tenía un principio fijado, pues entre pases errados y extravíos directos por controles o regates fallidos, Alcántara concedió 18 pérdidas de balón. El hispano-brasileño derrocha carácter y quiso arreglar por sí mismo una situación que requería soluciones colectivas; se expuso en demasía y firmó el típico encuentro de una estrella de futuro: «qué bueno puede llegar a ser pero qué daño nos ha hecho hoy». Igual hay que apuntar que, aunque el saldo global fue negativo, lo poco claro que creó el Bayern fue previo regate de Thiago. Y con Rode en su lugar, se empeoró más todavía.
Jackson Martínez abusó a los centrales bajando juego directo.
No obstante, el ingreso de Rode respondió al paso al frente que había dado el Porto tras la reanudación. O sea, los bávaros habían perdido terreno ya. Y no se debió a ningún cambio posicional ni nada por el estilo. Simplemente, Lopetegui explicó a los suyos la debilidad de los de enfrente y les pidió un plus de agresividad para aprovechar el momento. Además, como ningún atacante de Pep se destacaba por su autosuficiencia, los riesgos asumidos por ir al robo y desproteger el espacio tampoco parecían tan insalvables. La habilidad de Óliver para salir de presiones mal ejecutadas, los regates de Quaresma a Bernat y el dominante rol de Jackson Martínez como receptor de juego directo completaron una apuesta sencilla y ganadora que ha complicado mucha la eliminatoria al Bayern Múnich. Pero si éste consigue estar a un nivel más o menos acorde a su potencial dentro de seis días, al cruce le quedará historia. La complicación reside en que lleva meses sin estarlo. Y no se espera el retorno ni de Alaba ni de Robben. A ver.
hola 16 abril, 2015
3 horrores del Bayern, 3 goles en contra. El Porto pierde a sus dos puñales por las bandas para el partido de vuelta, Alex Sandro y Danilo…Por cierto, que bueno que es Hector Herrera y como ha crecido en el ultimo año y medio.