
Gary Lineker no estaba contento. Corría 1988 y él también, porque en lugar de jugar para marcar goles, Cruyff había decidido que lo del inglés era correr y por eso lo envió a la banda. En el idioma que se estaba inventando el holandés, el delantero centro no debía correr. Si se desplazaba más de quince metros lo más seguro es que sufriera de alguna tara, explicó alguna vez ante micrófonos. Para correr los hombres de las bandas, rayos humanos que Johan imaginaba trazando diagonales diabólicas a la espalda de la defensa. Primero fue Lineker y después Stoichkov. Nueves, goleadores, lanzados a la cal para que su velocidad tuviera metros sobre los que desplegarse. No dio la fortuna suficiente tiempo para saber si el genio crepuscular hubiese puesto al Ronaldo salvaje más cerca de la grada que de la portería. Da igual. Veinte años después tuvimos la respuesta: al medio van los buenos. Guardiola, sin embargo, mantuvo la formula. Ahí el único que tiene permiso para correr es Messi porque es Leo Messi y punto. Los mortales de sueños maratonianos a otra cosa. Y en eso vive Robert Lewandowski.
El Bayern del día a día es una jaula para élAl polaco lo que le gusta es que el campo se incline, se convierta en pradera y él y sus amigos hagan de leones. Un cazador sin instinto asesino, cierto, pero que adora el olor a sangre. Nos engañó una noche de abril en la que metió tantos goles que esculpió fama de matador y en la que exhibió una técnica y una velocidad para jugar que crearon en él un aura de Patrick Kluivert goleador. Era mentira. No basta la técnica de Lewandowski para ser un supercrack del ataque posicional. Debe existir una inclinación muy personal a ello y el placer para el polaco se encuentra acumulando zancadas en ataques más fugaces. El Bayern del día a día es una jaula para el hombre que brilló en Dortmund salvo cuando juega en banda y cuando Arjen Robben agarra la pelota. El ’10’ del Bayern Munich hace las veces de silbato para corredores, avisando a sus compañeros que llegó el momento de acelerar la jugada y convertir la posesión en ataque.
Con el ex Real Madrid de baja, al igual que Ribery y Alaba, los otros dos futbolistas que son capaces de imprimir esa energía y velocidad a un equipo al que le cuesta crear ocasiones y situaciones de ataque definitivo por inercia, el Bayern ha cambiado. Los problemas habían empezado desde antes, pero la baja de su mejor futbolista sirvió a Guardiola para dar un volantazo en su plan. Al menos para intentarlo. Los detalles del mismo ya han sido comentados tanto en otros artículos como en comentarios y el objetivo de este escrito no es repetirlos sino centrarse en el contexto táctico que la lesión de Robben le ha generado al ‘9’ de Pep. Para hacerlo, se destacarán dos situaciones básicas que afronta Lewandowski hoy.
Lewandowski necesita de Robben para poder correr bien
– Saltando líneas
El Bayern de las últimas semanas viene jugando o con 5-3-2 o con 5-2-3 (Foto) dependiendo de si juega Götze o no. Si el ex borusser es de la partida, se ubica en una posición a medias entre interior, mediapunta y extremo, mientras que si no lo es, Guardiola alinea tres mediocampistas más puros. Su juego en general no cambia. Por lo menos no sus problemas: los de Pep no saben cambiar la velocidad la circulación, tienen dificultades saltando líneas, no logran ser profundos y su posesión es inofensiva, no crea ocasiones (sirva como aviso que se está exagerando un poco para ser claros y que las aseveraciones aquí hechas necesitan verse con luces mucho más grises). Sin Robbery ni Alaba, dos son los hombres que han ayudado a paliar esas deficiencias. Uno es Thiago los ratos que ha jugado; el otro es Lewandowski. Ya sea con envíos a ras de césped para que la aguante de espaldas y prolongue el juego (Foto) o desde pases largos para que el polaco la baje (Foto), o bien una combinación de ambas (foto de arriba a la izquierda), Robert sirve de faro para los centrales (Foto) a la hora de saltar líneas de presión. El resultado es agridulce. Si bien logra servir como escapatoria, sus intervenciones no posicionan a los suyos en campo contrario. Robert es un creador de contragolpes y ahí sí saca oro, aunque su equipo no esté preparado tácticamente para seguirle la corriente. El Bayern suma pocos efectivos en esas jugadas -quizá orden de Pep-, no corre a placer y sus contras terminan siendo aventuras individuales de sus puntas.
Lewandowski permite a los suyos avanzar en el campo
– Corriendo al espacio
Las últimas semanas seguramente han dado a Lewandowski más oportunidades para correr que el resto de la temporada. Son varios los factores que inciden en esto, desde el aumento del juego directo hacia él por la imposibilidad de cruzar la divisoria por parte de su equipo, hasta el hecho de que sin Robben ni Ribery el Bayern no asusta y el rival sube la línea muy arriba. También hay que destacar los problemas que ha tenido Guardiola para que su equipo asiente la posesión arriba. En definitiva, hay espacios en campo contrario (foto de la derecha) y Lewandowski los corre a gusto. Ahora, el escenario nuevamente no es tan grato como pareciera. Tal y como se dijo en el párrafo anterior, el Bayern no quiere contraatacar. El escenario para correr está, pero la voluntad colectiva no. Los carrileras no se sueltan y aunque haya metros, es como si el equipo necesitara del silbato de Robben para meter una marcha más. Lewandowski ataca solo.
En suma, el Bayern sin Robben es un equipo al que le regalan espacios en campo contrario (vale la pena decir que dos de sus rivales fueron el BvB y el Leverkusen), que usa el juego directo de forma casi sistemática, pero que prefiere acumular muchos hombres por detrás de la línea del balón y no los suelta cuando hay escenarios para ello. Tampoco termina de crear situaciones de ataque posicional con ventaja ni posee profundidad. En medio de todo eso, su delantero centro se comporta como el hombre estrella, pero también como víctima del sistema. El Bayern no acompaña el fútbol que él crea.
Kundera 15 abril, 2015
Por twitter comentaba que se trataba del artículo más difícil que había tenido que escribir para Ecos. Hacerlo es fácil cuando hay mucho contenido, las palabras salen solas, pero para este estaba muy confundido y es que esta Bayern de los últimos cuatro partidos sólo inspira confusión. Presenta unos problemas sistemáticos jugando al fútbol que creo nunca se habían visto en un equipo de Guardiola. En medio de todo ese berenjenal, los que se atreven a hacer cosas son Lewandowski, Thiago y un poco Xabi y Boateng, pero las cosas que intentan no son potenciadas. Pep parece haberse decidido a afrontrar este tramo de la temporada con un plan muy conservador, pero tampoco es que le esté saliendo. El Bayern sí controla que no le lleguen, pero no ataca ni domina de verdad el partido. Muy peligroso.