El partido fue extraño y discontinuo, tres lesiones congelaron el primer tiempo y el marcador hizo lo propio con el segundo, pero aun así, se dieron un par de situaciones ideales para ser analizadas. La primera la provocó Iborra y la segunda, Bale. Definieron el Madrid 2-Sevilla 1. Y un poquito, también al entrenador Unai Emery.
V. Iborra fue la clave del planVicente Iborra, que se hizo famoso como pivote de un Levante ultra defensivo y fue fichado como tal por el conjunto de Nervión, ejerció de segundo punta en el 4-4-2 que propuso anoche Unai. La idea era que aportase tres cosas, juego aéreo, llegada al área y presión alta. Y el propio rol del valenciano explicó el plan general sevillista: iniciar en largo, cargar las segundas jugadas con los hombres de la segunda línea y asfixiar la salida de balón del Madrid empezando por Ramos y Varane. Todo esto a toda pastilla, a tope de intensidad. En esencia, nada que Emery no haya intentado en multitud de ocasiones ante equipos de más nivel que el suyo. Casi siempre sin fortuna y siempre por lo mismo. Estas apuestas tan activas encienden tanto a sus propios jugadores que acaban colapsando y cometiendo errores infantiles y decisivos cuando mejor parecen estar. Y tras esos fallos y el brutal esfuerzo, se hunden.
Kroos volvió a evidenciar que cuando le aprietan es la mitad.
Hay que destacar, no obstante, que ayer durante media hora sí le funcionó. Del 0 al 30 gozó de bastantes más ocasiones que el Madrid, que estaba incomodísimo. Fue clave en esto el pobre encuentro del sector derecho blanco, con Arbeloa y Khedira de titulares. Khedira no termina de integrarse en el nuevo juego del Madrid. No se ofrece como los otros centrocampistas y cuando el balón le llega se muestra lento y poco lúcido. Tiene calidad para aportar aunque sea de una manera distinta a la de Modric, Isco o Illarra, pero Ancelotti no ha dado todavía con la tecla que le permita a un jugador que a él le encanta poner su grano de arena. El Madrid jugó cojo, el balón apenas iba a la derecha y cuando iba, mejor que no hubiera ido. Eso permitió a Krychowiak y un zorro Vitolo -pivote y extremo izquierdos- irse de su costado y cerrar la presión sobre Varane y Kroos, propiciando un súper eficaz achique de espacios sobre la banda de Marcelo e Isco que mermó mucho la precisión de los focos de juego locales. Al líder le costaba un mundo salir de su campo, y el Sevilla, que robaba arriba, lanzaba sus ataques desde una zona ideal para castigar con Machín en plan Reus e Iborra en plan Fellaini. La falta de puntería puede explicarse desde el exceso de ritmo; cuando uno sube mucho sus pulsaciones para crear fútbol, en el último toque suele temblar más de lo recomendado, pero en esta ocasión, el Sevilla produjo peligro suficiente para adelantarse. Le faltó algo suerte y le sobró la actuación de Casillas. Iker, y esto fue noticia, lideró su área.
Tras la lesión de James, Bale regresó al extremo derecho.
Gareth prendió la zona muertaSobrepasado el primer tercio, y coincidiendo con la lesión de James, Bale pasó a la banda derecha para dejarle la izquierda a Jesé. De ahí al 49 se asistió a una demostración del talento del «11». Cambió el guion a golpe de fútbol. Bajó a recibir, asumió decisiones en el mediocampo y creó ocasiones de gol en un sector que, hasta su llegada, había sido condicionantemente estéril. Forzados a defender un territorio más vasto, bastante más vasto, los andaluces dejaron de llegar a tiempo a las citas y perdieron los nervios. El Real superaba fácil las presiones y luego en campo hispalense jugaba a placer porque estaba vacío de rojos. Impotente, Unai Emery ordenó repliegue, algo que se haría más visible todavía en la segunda mitad. En esa franja de comodidad y brillo para los blancos, la magia de Isco, Benzema y Marcelo surgió, y Kroos vivió en paz, y entre la felicidad de los suyos, Gareth se borró.
Algunas notas para acabar. La primera, lo mucho que sufrió el Madrid tras el inesperado 2-1 de Aspas. El Sevilla le atacó muy directo y por arriba, y los locales apenas sobrevivieron por la improbable actuación de su portero. En esas situaciones, la falta de cultura táctica de Kroos se hace sentir. El Real no es nada dueño de la zona de rechazos, y aunque defendiese bien los centros, fue tanto el cántaro a la fuente que pudo romperse. Los otros puntos fueron lo bien que jugó Jesé y la dominante actuación de Nacho Fernández.
lucas 5 febrero, 2015
pues palos a Bale en todos los sitios cuando para mi y coincido con Abel, él solito cambia el partido por completo en su vuelta a la derecha metiendo el miedo en el cuerpo a un Sevilla que hasta ese momento se sentía dominador pese al 2-0.
Su actuación ademas equilibra por completo a un Madrid que esta bastante perdido.
Por otra parte no es de recibo que el Sevilla usara a Iborra en las prolongaciones desde el minuto1 al 90 y Carlo no fuera capaz de modificar algo para ajustarse.
Ahí tiene una mina de oro el Cholo el sabado