El Villarreal hizo todo lo que puede hacerse para competir en el Camp Nou. Aguantó la ola de bienvenida, empezó a salir cuando fue factible y supo asumir el peso y atacar con orden tras ponerse por detrás. Jugó tan bien que no hubiera sorprendido que se llevase algún punto de vuelta a El Madrigal. Sin embargo, el Barça atraviesa un momento suficiente como para remontar por dos veces a uno de los mejores equipos, quizás, de Europa. Se vivió un partidazo.
El FCB arrancó muy agresivoEl conjunto catalán rebosa confianza. Afín a un estilo de juego ultra ofensivo, rápido, vertical y basado en los regates en banda de Neymar y Messi, el equipo se ha subido al tren de la competitividad y entra en los partidos con las ideas muy claras. Se cree en lo que se hace y eso potencia el efecto intimidatorio que sin duda acompaña al plan. Desde el primer minuto se buscaba a Messi abierto y desde el primer contacto Leo intentó crear ocasiones de gol, disparando las revoluciones. Excepción hecha de Suárez, y con el plus que supuso Rafinha en el lugar de Rakitic, los azulgranas mantenían el ritmo impulsado por su estrella y hacían que la rapidísima circulación de balón tuviese una precisión casi perfecta. Apenas se perdía la pelota. Los defensores amarillos no podían recuperarla, era el Barcelona quien solía decidir cuándo perderla, bien chutando a gol o bien con un pase tenso al espacio que o salía por el fondo o caía en manos de Asenjo. De esta manera, y agregando una intensidad física brutal, el Camp Nou aplastaba sin opción de salida al contragolpe mejor construido de la Liga española. Durante 20 minutos.
La frenética circulación del Barça era, sobre todo, por bandas.
La potente carta de presentación culé se saldó con 0-0 por un motivo troncal y dos secundarios. El principal, que la circulación, aunque muy fluida, no se daba en zona de peligro. Se daba en las bandas, hasta el punto de que incluso los interiores, Iniesta y Rafinha, tenían más peso en los costados que en el centro. De hecho, Alba y Alves fueron, con mucho, los hombres más participativos del Barcelona. Con certeza quería centralizar su circulación cuando llegaba arriba, como hizo por ejemplo en Riazor, donde los primeros pases también se dieron por fuera, pero ahí llegan los motivos secundarios de su improductividad: Suárez, que era el administrador de la frontal y volvió a naufragar técnicamente, y el gran ejercicio defensivo de los de Marcelino García.
Costa, Bruno y Cheryshev controlaron los desbordes de Messi.
Messi solo hizo cuatro regatesNo necesitó descubrir América, su propuesta no fue revolucionaria. Formó un 4-4-2; aprovechándose del estado del uruguayo dio mucha libertad a sus pivotes para salir hasta las bandas y a menudo encerró a Messi en una jaula compuesta por Jaume Costa, Bruno Soriano y un increíble Cheryshev. Si Alves se incorporaba por fuera, le dejaban solo, y si generaba superioridad por dentro, Vietto le seguía. Arriba, si Suárez caía a la banda, Ruíz salía a por él. Más o menos lo que harán casi todos los que jueguen contra este Barcelona del Messi de Rijkaard. Pero con un acierto tremendo. En 90 minutos, Lionel completó 4 regates. 4. Para hacernos una idea, al Atlético de Madrid le coló 12 en cada una de sus dos recientes visitas. Y si él no elimina rivales, a este Villarreal este Barça no puede desbordarlo por dentro. Con solo pases, no.
El juego hizo de Iniesta su protagonista. Eso alivió a Asenjo.
El Barça pareció sentir que su juego era más inocente de lo que aparentaba, o más inocente de lo que deseaba, y buscó alternativas. Sobre todo dio al sector izquierdo más peso del que suele tener. Pero claro, ocurría una cosa: al no crear Messi ventajas suficientes por el otro lado -se insiste, celestial ritmo asociativo pero sin éxito en el uno contra uno-, el Villarreal no basculaba hacia él tanto como hicieron otros rivales, y eso le permitió no desfijar su atención sobre Neymar. Mario Gaspar nunca regaló su espalda, y tampoco se vio abandonado por sus cercanos, Jonathan Dos Santos, Tomás Pina y, escúchese un aplauso, Musacchio. Al buscar el Barça la izquierda pero no ver a Neymar con fluidez, Iniesta se hizo el jefe de las operaciones. Hacía tiempo que no se mostraba con tanta presencia. Y encima respondió, jugó bastante bien. Sin embargo, este Iniesta enchufado… se queda lejos de la producción que promedia un Neymar más o menos a gusto. De ahí que el Villarreal, aunque sufriera, lo hiciese con moderación. En esas fue creciéndose, empezó a salir, frustró a Messi y observó cómo abandonaba la banda para irse al centro y comenzó a salir muchísimo más. Hasta hacerse con el dominio del partido o algo parecido a ello.
Gerard Piqué completó un ejercicio defensivo casi excelso.
Vietto volvió a jugar de cineCuando Messi se fue al centro, Alves se vio forzado a rellenar la banda entera, y el Barça perdió su posición contenida y cerrada que tantas ventajas defensivas le había dado. Perdió un hombre por detrás del balón, nada menos, un hombre que además es intenso y sabe defender. Sin esa pieza enfrente, los pases de salida del Villarreal eran mucho más fáciles, y una vez completaba el primero, lo demás era como rodar por una rampa. Claves fueron las posiciones de Vietto y Gio Dos Santos, muy, muy abiertos en la izquierda y la derecha respectivamente, así como su inusual velocidad y control de balón; y tremendo cómo Cheryshev, tras vaciarse contra Messi, llegaba siempre hasta arriba, en cada transición. Debe apuntarse además que Busquets dejó a su equipo en inferioridad numérica en varias contras, inclusive la del 0-1. Perseguía a Vietto cuando éste bajaba al apoyo, pero sin estorbarle lo suficiente como para enturbiar su descarga. Lo que era un Vietto de espaldas y Gio de cara contra Piqué, Mascherano y Busquets se convertía en un tercer hombre conduciendo de cara con Vietto y Gio corriendo hacia delante contra Mascherano y Piqué solos. El partido del mediocentro no ofreció competitividad. Fue la pieza chirriante entre las 22. La sobrenatural actuación de Gerard, que mantuvo el tipo hasta saliendo a banda contra los monstruítos amarillos, sostuvo el sistema.
Con 3-2, volvimos a ver al Barça contragolpeador, pero…
El segundo periodo empezó frenético. Marcó Vietto, empató Rafinha y remontó Messi, en un margen de cinco minutos. A partir del 3-2, el choque fue algo así como la repetición del Atlético-Barça de Copa pero con el rival del Barça jugando bien. Es decir, los culés no vacilaron, cedieron la posesión cuando se la pidieron prestada, pero salieron a la contra pocas veces porque el orden ofensivo de su rival era TOP. Le permitía tanto mover el balón en busca de superioridades (ay Alba y Alves en defensa organizada…) como ralentizar las transiciones del Barça y poder replegar con cierta calma, salvo en un par de veces (¡qué menos frente a Messi y Neymar!). Esta fase (desde el 55 al 70) sembró alguna duda sobre el arranque que había firmado el Barça. En aquellos primeros minutos había dominado defensivamente al Villarreal tras cada saque de puerta de Asenjo, haciendo gala de una colocación reconocible y una agresividad encomiable, si bien los amarillos, aunque mostraban confianza con el balón, no se atrevían a sumar jugadores a espaldas de la primera presión. Posicionalmente, estaban contenidos, querían dejar una buena guardia detrás de la pelota ante la posible pérdida. Cuando Marcelino se vio forzado a priorizar el ataque antes que la protección anti-Leo&Ney, empezó a meter jugadores en el campo de Bravo y la defensa posicional azulgrana pasó a transmitir sensaciones muy mejorables en cada metro que no custodió Piqué. Luego se marchó Busquets y Mascherano ejerció de pivote, y tras eso lo peor ya había pasado, desapareció la sensación anti-competitiva, regresó la igualdad. Incluso se pudo percibir en Rafinha un potencial defensivo -también defensivo- bastante interesante. Si bien el Villarreal murió con las botas puestas y con opciones hasta el final. Normal. Es lo lógico y esperable cuando un súper equipo así hace un partidazo.
@RdGarca 2 febrero, 2015
@Abel
En un artículo del PSG, me dijiste que Lucas era un jugador inocuo y que no había que preocuparse por él en una eliminatoria (o algo así). Lo mismo le pasa a Iniesta desde hace tiempo, y pregunto: Viendo el buen partido de Rafinha ayer, ¿no le sale mejor al Barcelona cambiar a Iniesta por Rakitic? Si al final los interiores no van a participar mucho en la circulación, mejor tener al jugador del detalle final jugando.
Suarez también está mal de cara al gol, pero por lo menos si participa en los goles mediante un rebote de alguna forma (esto es increíble)