Se jugaba el que es posiblemente el mejor partido posible en la Premier League a día de hoy. El Chelsea, líder absoluto de la competición, enfrentaba a al colíder en un partido descafeinado por un lado por las bajas de Diego Costa y Cesc, dos de las tres estrellas ofensivas del club londinense, y de Yaya Touré, que muchas veces parece el atacante más estelar del City; y por otro, por la misma razón por la que el partido parecía el más atractivo posible en la previa: la condición de perseguidor y perseguido. Ni los de Mourinho ni los de Pellegrini quisieron arriesgar de más y prácticamente firmaron mantener la misma distancia de puntos que existía antes del encuentro.
La actitud de ambos provocó un partido de pocas ocasiones.
Navas fue el mejor del CityAsí las cosas, el desarrollo del partido estuvo marcado por una apatía ofensiva general durante el mayor tramo del mismo. Solamente algunas aventuras de Hazard y Navas, principalmente, inquietaron verdaderamente las defensas. Sergio Agüero se mostró activo en un inicio, e incluso casi logra hacer una de sus jugadas favoritas que casi siempre convierte en gol, pero fue desapareciendo con el paso del tiempo. La dinámica parsimoniosa del juego se mantuvo hasta cuando ya faltaban alrededor de quince minutos. Ahí, Pellegrini optó por probar suerte y con el ingreso de Dzeko y Lampard cambió la actitud de su equipo por una mucho más ofensiva, aprovechando la muy buena producción de Jesús Navas por banda derecha para tratar de rematar alguno de sus centros. Mourinho respondió con el ingreso de Gary Cahill, ese titán del área, y al final el marcador permaneció intacto.
Más allá de que el empate satisfizo las aspiraciones de un Chelsea que tiene la Premier League medio encarrilada, los últimos minutos volvieron a demostrar que a los del Bridge les falta empaque. La ausencia de Cesc permitió ver al doble pivote Matic-Ramires en acción ante uno de los equipos de la súper élite y, aunque Matic volvió a dejar una de esas actuaciones en las que él solo para un batallón de soldados con guadañas que rebañan todos los balones que pasan por su zona, el Chelsea ni mucho menos logró cerrar todas las puertas. Sin proponérselo mucho, el City encontró espacios por los que atacar y de haber tenido un poco más de precisión o suerte, pudieron haberse hecho con la victoria. Los equipos de Mourinho normalmente se comportan como laberintos indescifrables cuando quieren defender su portería a cal y canto; sin embargo, este Chelsea 2014-2015 a lo máximo que llega es a poner un par de obstáculos en un camino más o menos recto. Las eliminatorias de Champions están a la vuelta de la esquina y, sin su laberinto, el general Mourinho asusta menos.
theblues 1 febrero, 2015
Hay una salida muy clara del laberinto para los equipos rivales, y está relacionada con la espalda de Hazard. El belga es un genio, en partidos como ayer -y más cuando Oscar, como hace de vez en cuando, se evapora-, lleva el peso ofensivo del equipo prácticamente sin ayudas. Tanto desgaste le lleva a dejar sin ayudas al lateral a menudo, y a partir de ahí se crean muchas ocasiones. Así se le empezó a marchar la eliminatoria del año pasado ante el ATM.
Y hay otra salida del laberinto: los mediocentros. Las condiciones físicas de Matic asustan y eso le lleva a perder la posición a menudo. A veces, como ayer, le sale bien; pero en ocasiones también genera huecos que aprovechan los rivales.
Pero, en resumen, estoy muy de acuerdo que el control de los partidos con el resultado a favor de este Chelsea está a años luz del primer Chelsea de Mourinho.
Por cierto, a los que seguís con frecuencia el fútbol italiano, ¿cuánto creeis que aportará Cuadrado? ¿Lo véis indiscutible? Si es así, yo creo que Willian y Oscar rotarán mucho en la mediapunta.