Es imposible terminar siendo un buen portero si de chaval, cuando uno ya va intuyendo que está lo suficientemente loco como para querer poner «la cara donde el resto pone el pie», no quiere serlo. Es axiomático. La portería exige dedicación, convicción y seguridad. Cualquier duda se transforma en un gol, éste en un murmullo y el resto es historia. Sin embargo, a uno de los mejores guardametas de la última década, casi tan decisivo con las botas como lo fue con los guantes, le pasó exactamente esto. Porque Víctor Valdés no quería ser portero. No disfrutaba siéndolo. Sufría. Demasiado. Incluso cuando con 18 años ya era una de las más grandes y firmes promesas de La Masía. «Valdés no quería ser portero los días de partido por la presión que suponía defender la portería del Barcelona», contaba Amadeu Garcia en su libro sobre el barcelonés.
En Manchester abre una nueva y distinta etapaComo si del León Cobarde se tratara, ese personaje al que L. Frank Baum convirtió en metáfora inmortal gracias al potente simbolismo que significaba presentar al rey de la selva como un animal tierno y asustadizo, Valdés sólo necesitaba mirarse en el espejo para descubrir que, de los pies a la cabeza, era portero. Se veía en su andar, en su chulesco mascar o en su forma de enfundarse los guantes. Su talento y capacidad de aprendizaje determinaría cómo de bueno sería, pero lo indispensable ya lo tenía. Y todo lo demás, visto lo visto, también. Ahora, 23 títulos y cinco Zamoras después, con 33 años hoy cumplidos, Víctor Valdés se reencuentra con Louis van Gaal, uno de los primeros Mago de Oz con los que se cruzaría.
En Manchester se encontrará con David de Gea.
«Estoy encantado con su llegada, tiene mucha experiencia y sus récords hablan por sí mismos», comentaba el holandés antes de cerrar con un esclarecedor «se une al equipo como segundo portero». Parecía evidente debido al gran nivel de un adaptadísimo David de Gea, los diez meses de inactividad de los que viene Valdés y que éste, pese a su gran otoño de 2013, ya no parecía tan imbatible como lo llegó a ser antaño. Pero… ¿entonces por qué ha firmado con el Manchester United? Dejando a un lado las numerosas hipótesis y los muchos rumores que despierta la no renovación de su compañero De Gea, el cual acaba contrato en junio de 2016, el catalán tiene un ejemplo en el que mirarse de cara al futuro: Edwin van der Sar.
Edwin Van der Sar trascendió en el ManUnitedEl espigado holandés, que llegó en 2005 con 35 años, vivió en la portería de Old Trafford un inesperado y brillante broche de oro con el que cerrar su gran carrera. Y eso que en su llegada, precisamente, no encontró un contexto nada fácil. La figura de Peter Schmeichel seguía sin tener sucesor pese a los múltiples candidatos que se habían presentado: Tim Howard, Roy Carroll, Ricardo López, Fabien Barthez, Mark Bosnich, Van der Gouw… Fueron muchos los que llegaron, fracasaron y se fueron. Porque su reto no sólo era parar, sino también aparentar ser tan sumamente grandes como lo fue el danés. Y Van der Sar lo logró. Desde el primer día hasta el último. Ganó dos títulos por año, fue decisivo en la tercera Copa de Europa de los red devils y, por encima de los premios individuales, que los tuvo, entró de lleno en la historia de un club que jamás la regaló sin motivo.
Por ello, su salida dejó un vacío tan enorme que no se podía llenar con un simple portero. Debía encontrarse «al nuevo Van der Sar». Y lo lograron de la obvia y más descarada forma posible: haciéndose con el portero que físicamente, que no futbolísticamente, más se parecía.
Van der Sar terminó entrando en la historia del club.
No sabemos ni el futuro ni las claves que esconde este fichaje. Quizás tampoco lo sepan Van Gaal, De Gea o el propio Valdés. La única certeza es que, ahora mismo, el Manchester United tiene a uno de los porteros del momento y que ha contratado a otro que, con los ligamento ya recuperados, está lejos de querer vivir un retiro dorado.
Porque Víctor no sabe qué es eso. Él, que antes de destaparse como uno de los guardametas más decididos del mundo estaba atrapado en la fábula del León Cobarde, tiene ante sí la oportunidad de cerrar su carrera representando el otro gran mito con el que se ha relacionado a tan bello animal: el del león agradecido. Herido en lo físico por la doble lesión y amenazado en lo emocional por la presión vivida en Can Barça, el canterano culé puede volver a encontrar en Louis Van Gaal a ese héroe que le tienda la mano, le sane por completo y le guíe en las batallas que le quedan por librar. Sean las que sean.






Pablo 14 enero, 2015
No entiendo realmente para qué necesita el ManU a Valdes teniendo a De Gea o por qué Valdes elige al ManU estando De Gea…
Amén de eso, es un extraordinario arquero. Me gusta mucho su estilo: no necesita grandes movimientos, está siempre bien ubicado.