Las águilas que no llegaron al cielo | Ecos del Balón

Las águilas que no llegaron al cielo


Un Woody Allen rubio y guapo, mil años más joven, que no era judío pero sí neurótico hasta la neurosis, soñaba con una París noctambula en la que no había británicos con aires pomposos de pseudointelectual seduciendo a su mujer. En esa misma París, Gertrude Stein se despertó un día no a hablarle al oído a un borracho que escribía como un titán, sino a buscar su coche en un mecánico maldito que inspiraría quintillones de escritos, este incluido. Cuenta la leyenda que al ver que los mozuelos parisinos habían sido incapaces de arreglar el averío del automotor, Stein iracunda arrugó aún más su cara para quejarse con el dueño del garaje. Este, avergonzado y seguramente sin ningún afán de cortejo, estalló en gritos contra el pobre mecánico, inmortalizado sin nombre y sin rostro para siempre cuando su patrón apuntó en su alboroto que él y todos sus contemporáneos eran una generación perdida. La Stein, ya en el séquito sagrado en el que era testigo de los desvaríos fúnebres de Hemingway, no tuvo rodeos en decirle que aquél francés arribista tenía razón: ellos, Hemingway y sus otros colegas expatriados, hermanados por la guerra y la miseria humana, eran una generación perdida. Fue así como nació The Lost Generation, los colosos que alzaron la literatura norteamericana del siglo XX a la altura de cualquiera en la historia.

Otros expatriados en Francia, porque la patria no es donde uno nace sino donde uno siente, también hicieron parte de una generación que se perdió.Francia los acogió jóvenes Con la pelota en césped y no con la pluma en mano y botella en boca, Seydou Keita, Mahamadou Diarra y Frédéric Kanouté se juntaron como lluvia en el Sahara de la Mali que abanderaron. En un deporte en el que se habla de generaciones doradas incluso en las naciones que paren oro década sí y década también, que tres futbolistas pertenecientes a la crème de la crème del fútbol europeo aparezcan al mismo tiempo en un país que jamás ha dicho nada en cuestiones de balón no deja de ser un suceso excepcional, digno de verdad del muy repetido remoquete. Además de ellos, algún que otro escudero de menor entidad como Mohamed Sissoko, trotamundo de la élite europea, hizo parte del equipo que trató de dejar su huella en la eternidad y fracasó. Otros africanos dotados con tríos de menor calidad no lo hicieron. Para Mali fue una generación perdida, una Génération perdu.

Keita, Diarra y Kanouté, la generación dorada de Mali

La travesía de infortunios empezó en 2000. Africa venía de su década más fulgurante, con Camerún y Nigeria dejando momentos para siempre, e incluso con el primer gran campeón europeo que usó a los hijos de africanos como parte activa del equipo. Desde que Pelé hiciera su pública su profecía de un campeón del mundo proveniente del continente negro, cada cuatro años la expectativa parecía subir. Aunque los focos estaban en la Nigeria que había sido campeona olímpica en el 96’, en Mali tenían fe en uno de sus fugados. Seydou Keita tenía veinte años, pero ya sabía lo que era jugar la Champions League. El camino a Corea y Japón empezaba el día de su debut y ese mismo día tuvo su fin figurado. Libia, que luego terminaría última en su grupo, vapuleó al equipo del pequeño Keita.

Dos años después, en una Copa África para la que no clasificaron, pero que jugaron por ser anfitriones, las Águilas aprendieron a volar.La CAN 2002 fue un éxito A Keita se había sumado otro mediocampista que lo miraba a los ojos. Mahamadou Diarra todavía jugaba la que sería su última temporada en el Vitesse de Holanda. A partir del verano de 2002 comenzaría a conquistar mediocampos y títulos en el Lyon. En invierno, acompañó al Balón de Oro del mundial sub 20 de 1999 en un doble pivote que, con el tiempo, llegó a costar 40 millones de Euros. Mali quedó segundo en el grupo, invicto con sendos empates ante la Liberia de Weah y la estelar Nigeria de Kanu, y una victoria ante Angola, y venciendo a Algeria contundentemente. En cuartos superaría a Sudáfrica con facilidad para luego perder 3-0 ante Camerún, eventual campeona. Un gol de Yakubu en el partido por el tercer puesto posicionó a la selección del polaco Kasperczak en el cuarto lugar. Esa fue su carta de presentación. Pocos dudaban de su clasificación al mundial de Alemania.

Con Keita y Diarra, Mali apareció en el mapa del fútbol africano

Meses más tarde empezó el proceso clasificatorio a la Copa África de 2004. La nueva Mali no tuvo problemas para asegurarse un lugar en la competición, y en 2003 tampoco encontró dificultades para pasar a la fase de grupos de las eliminatorias al mundial. Asimismo, presentó en Tunisia 2004 a la tercera joya de la corona. Frédéric Kanouté se había decidido a jugar por la nación de sus ancestros en lugar de por la Francia con la que había jugado en categorías inferiores. Con la presencia del fino delantero, que anotaría cuatro goles a lo largo del torneo, y ahora dirigidos por Henri Stambouli, Mali repetió la misma suerte de 2002, perdiendo en semifinales ante Marruecos por 4-0. Sin tiempo para lamentarse, la parte difícil del camino al mundial inició. Mali sumó un solo punto de quince disputados en la primera vuelta del grupo. En el sexto partido, un gol en el último minuto de Togo confirmaría el desastre. A falta de cuatro juegos, las Águilas ya no tenían opción alguna. Horror. Caos. Destrucción. Bamako, la capital, fue víctima de una revuelta casi sin precedentes. Kanouté y Bakayoko fueron amenazados de muerte por la irascible turba mientras el fuego se apoderaba de las principales calles de la ciudad y más de una decena de coches eran incinerados.

Entre 2006 y 2007, Keita, Diarra y Kanouté alcanzaron el cenitLa CAN 2008 llegó en el mejor momento de su carrera. Mahamadou era uno de los futbolistas más dominantes en su posición y había sido vital en el título liguero que acababa la sequía de metal que vivía entonces el Real Madrid; Keita, sin la presencia de su compañero de selección, se coronó como mejor mediocampista de la Ligue One; y Kanouté hizo bicampeón de Uefa al Sevilla. Aun con el sonado fracaso en la clasificación a la Copa Mundo que ganó Italia, el notable momento de sus estrellas hacia favorita a Mali de cara a la Copa África de 2008, junto con Costa de Marfil o Camerún. El resultado, sin embargo, fue nuevamente amargo. Emparejados tanto con el equipo de Drogba como con Nigeria y Benin, los de Jean-François Jodar no pudieron pasar de fase al perder 3-0 con Costa de Marfil en el último partido y por lo tanto perdiendo el desempate con Nigeria por diferencia de goles.

Ni siquiera en su mejor momento pudieron clasificar al mundial

La última bala era el mundial de 2010. La fase clasificatoria empezó con los tres futbolistas todavía en un gran momento, pero en el último partido de la tercera ronda Diarra sufrió la lesión que lo sacó de la temporada 2008-2009. El mediocampista nunca volvió a ser el mismo y el seleccionado volvió a fallar para clasificarse, perdiendo ante Ghana la posibilidad de asistir a Sudáfrica. El consuelo fue la Copa África de 2010, mas es posible que el descalabro en la clasificación fuese demasiado. En un grupo aparentemente fácil que compartía con Angola, Argelia y Malawi, Mali volvió a quedar eliminada por goal average. Fue el último torneo que jugaron juntos. Kanouté no volvió a jugar para la selección después de eso y Diarra sólo lo haría esporádicamente debido a sus constantes lesiones. Sólo Keita se mantendría vigente en el equipo nacional, participando en las dos Copas África subsiguientes en las que Mali quedó tercero, poco premio para unas águilas que en Europa surcaron las nubes, pero que con su selección nunca llegaron al cielo.


12 comentarios

  • AJSoprano 20 enero, 2015

    Incontables las sonrisas y los momentos de regocijo que provocó Seydou Keita a los culés en su paso por el Camp Nou. Una pieza invaluable de todo el ciclo ganador. Un negro con un pie espectacular, que muchas veces se olvida eso. Hablamos de un bicho físico que usaba todas las superficies de su bota para tocarla, y tenía un buen golpeo. Era genial.

    Aquí su golazo contra el Sporting Gijón en la 11-12 > https://www.youtube.com/watch?v=I2_jkPrpq1o

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  • Jefatura 20 enero, 2015

    Totalmente de acuerdo con l primer comentario. Gran rendimiento el de Seydou. Muy agradecido. Y yo que en sus primeros meses me pensaba que era un troncho sin calidad…

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  • Abel Rojas 20 enero, 2015

    @ AJSoprano

    Para mí lo más impresionante de Keita fue que acabó siendo clave en el mejor equipo que yo he visto en directo pese a que este equipo, por su estilo y sus posiciones fijas, le minimizaba. Keita en este Barça que ha jugado contra el Elche y el Depor en los últimos días sería un auténtico show. No pudo mostrar esa versión y aun así se hizo casi, casi indispensable en el equipo más fuerte.

    @ Jefatura

    Pues calidad siempre tuvo 😛

    Otra cosa es que el pobre salía por Iniesta a veces y el contraste le exponía. Pero calidad tuvo siempre.

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  • Fran 20 enero, 2015

    ¿Hubiera triunfado Kanouté en un grande candidato a la Champions? Me encantaba.

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  • Abel Rojas 20 enero, 2015

    @ Fran

    Siempre cuento la misma historia sobre Kanouté. Creo que he tenido la suerte de ver en directo a todos o casi todos los mega cracks que ha habido al menos una vez. Ronaldo, Rivaldo, Figo, Shevchenko, Zidane, Raúl, Henry, Gerrard, Rui Costa, Van Nistelrooy, Giggs, Zola, Totti… y de los actuales creo que solo me falta Ribéry y los dos interiores de la Juve. Pues Kanouté no me causó menos impresión que casi ninguno de ellos. Kanouté en el campo era una flipada que te dejaba loquísimo. Control total de la situación y sensación de, a su modo, ser imparable, imposible de minimizar.

    ¿Para un gigante? No lo sé porque Kanouté dentro de lo que cabe tenía varias particularidades. Para empezar, era segunda punta, que hay pocos equipos que jueguen con segunda punta, y luego era un futbolista que condicionaba todo. Era el cerebro real del equipo, y no sé si un grande le hubiera reservado ese rol.

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  • Abel Rojas 20 enero, 2015

    A propósito, si para mí hay algo especial en esta generación malí es que es la única selección africana cuyos tres puntales coetáneos han destacado, por encima de todo, por su talento para interpretar el juego. Ni físico -que por supuesto tenían y mucho- ni por nada por el estilo. Por saber jugar. Ocupación brutal de los espacios y gran sentido para dar fluidez al juego con sus decisiones. No es normal que los tres mejores jugadores de una selección africana tengan ése como principal aval.

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  • untiposimpatico 20 enero, 2015

    Para mí Kanoute, más allá de convertirse en un gran goleador en Sevilla, siempre representó una figura futbolísticamente tan poco valorada como vital para el Sevilla: Un mediocentro jugando de delantero. Alucinante. Pedrada de desde atrás, la baja, distribuye. Más allá de los puñales que tenía por la derecha el mítico Sevilla de 2006 a 2008, de lo incisivo que eran defensa, en presión,… el Sevilla jugaba al ritmo que imponía Kanoute. De apariencia tosco, a veces poco ortodoxo (jamás tuvo un gran disparo y creo que su altura le quitó cierta plasticidad), pero qué inteligencia sobre un campo de fútbol. El equipo giraba absolutamente alrededor suyo. Ese equipo, que siempre salía por Alves, veía de repente a Kanoute casi de interior para bajar, oxigenar, pues al final, con Poulsen y Martí necesitaba cierto desahogo y el malí lo daba con creces. Qué disfrutable era ese Sevilla, y qué rival más duro.

    A Diarra lo conocí en una eliminatoria contra el PSV. No estoy muy seguro, ¿año 2003 o 2004? Más allá de los zambombazos de Juninho o el inmenso recorrido y poderío de Essien, acojonaba la jerarquía del bueno de Mahamadou. Técnicamente, aunque se solía soltar con algunas perlitas, no era un prodigio, pero sabíamos lo que fichábamos. Una roca. También es cierto que le tocó lidiar con Emerson, mermadísimo ya y a años luz del de Roma o turín; un Gago recién llegado de Boca y que dejó una grata impresión en su primer año y luego se fue diluyendo hasta lo que es hoy, la nada más absoluta; y Guti que, simple y llanamente, era Guti. Su primer año, aunque le costó coger el tacto a la liga, fue bueno; el segundo, el de la liga de Schuster, se salió del mapa. Llegó a jugar de interior, fijando Gago y con Guti y él con mayor libertad. Nivelón, tal cual. Luego ya vino la desgracia y jamás volvió a ser lo mismo. Yo pensaba que con Mourinho lo veríamos resurgir pero en los pocos minutos que tuvo ya se vio que no estaba para ser muy élite. Una lástima, futbolista capital.

    Y Keita fue uno de esos que dices: "Pues chato, me como mis palabras". Por el tipo de juego que iba a hacer el Barça, no pegaba ni con cola, pero es que este tío tenía mucha clase con el balón. Además, visto su poderío, podía batir líneas con facilidad y añadir una cualidad en la que el Barça lleva años flojeando, el disparo de larga distancia. Lo mejor de todo es que tácticamente era disciplinadísimo y prueba de ello es que su carrera en el Barça fue larga y fructífera. Uno de esos futbolistas que te dices que es una pena que haya venido tan tarde a España.

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  • @arkhadi 20 enero, 2015

    @untiposimpatico

    El año de la rotura de Diarra y el problema de Ruben De la red, ambos junto a Van Der Vaart se estaban saliendo del mapa. Luego llegaron las dos desgracias y el equipo se vino abajo completamente. Pero esemes y medio o dos meses que nos dieron apuntaban muy bien.

    Un saludo,

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  • Abel Rojas 20 enero, 2015

    @ Untiposimpatico

    Yo debo reconocer que como friki kanoutista que soy compré varios partidos de Freddy en su etapa en Inglaterra. Y aunque es verdad que visto ahora se le ven cosas de lo que serían, era muy inferior a lo que luego vimos en Sevilla.

    De hecho, su primer año en Sevilla tampoco fue tan extraordinario.

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  • untiposimpatico 20 enero, 2015

    @arkhadi Y la de Sneijder, que estuvo cuatro meses KO y era el acelerador del equipo. Una pena lo de Wesley pero lo de su carrera es uno de los grandes misterios del fútbol contemporáneo. Muy irregular, sin una carrera realmente sólida. Respecto a su lesión en el Madrid, el karma se cargó luego a Diaby, que no ha vuelto a jugar con regularidad desde un tiempo.

    @untiposimpatico Realmente era un buen delantero pero falto de gol. Un esteta en toda regla, pero pólvora mojada. Luego su explosión como delantero pero ya con 29-30 años

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  • hola 20 enero, 2015

    Una lastima que Momo Diarra no tuvo la oportunidad de jugar con alguien top a su lado. Me hubiera gustado verlo junto a Xabi Alonso..

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  • untiposimpatico 21 enero, 2015

    Pues hubiesen sido lo que Busquets y el propio Xabi en la selección, un muro de los buenos y el primer paso para lograr competitividad

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