A efectos prácticos, el 2-0 del Calderón obliga al Real Madrid a vencer al Atlético por tres goles si pretende eliminarlo, pero bajo ningún concepto y desde ningún punto de vista es tres goles mejor que el equipo de Simeone. No se puede serlo, de hecho. Lo que sí puede buscarse, y ello intentará, es forzar una dinámica de partido que dé pie a que se produzca una anormalidad. Por identidad, plantilla y estadio, este Madrid siempre puede conseguirlo, pero contra este Atleti parece improbable. Pocos dejan menos lugar a la sorpresa.
Necesitan poco para marcarEl Atlético de Madrid es un equipo defensivo que confía mucho en su idea a pesar de que a menudo le aleja, en apariencia, demasiado de la portería de su adversario. En el calentamiento previo a la ida de esta eliminatoria, el profe Ortega gritaba a los suyos «¡Resistimos! ¡Lo importante es no encajar! ¡No desesperen! Vamos a marcar seguro», como dejando entrever un «aunque durante la mayor parte del encuentro va a parecer que no». La filosofía con la que administran este teórico defecto se debe a dos razones. La primera, que efectivamente el gol casi siempre termina entrando. En un alto porcentaje de ocasiones, a balón parado, lo cual llena de optimismo a los colchoneros hasta en sus peores instantes, porque en cualquier momento y de cualquiera manera se puede provocar una falta. Aunque el Atlético es el único candidato a la Champions que carece de una verdadera estrella en su delantera, también es, quizás junto al Madrid (por Bale) y al Barça (por Messi), el aspirante que menos necesita para marcar un gol. El segundo motivo de su perenne fe en que la victoria llegará es un poco más complejo.
El Atlético basa su confianza defensiva en el conocimiento.
El hecho de que su plan de juego sea más incompleto que el de sus mejores contrarios hace que dé una prioridad absoluta a la única fase de su juego que marca diferencias: la defensa posicional. El Atlético destina toda su concentración y memoria a perfeccionar la protección de su propia área, creando de esta manera una identidad colectiva que potencia a sus piezas hasta el punto de hacer pasar por especialistas defensivos a hombres que nunca lo parecieron. Parte de esa identidad nace del total conocimiento que manejan sobre todos sus rivales. El Cholo ofrece a su grupo una ingente cantidad de información técnica y táctica que le ayuda a controlar cualquier situación desde una especie de experiencia impostada, pues cualquier cosa ocurrida sobre el verde ya se ha vivido en el vestuario y los campos de entrenamiento del Atleti de Madrid. En los tres años y dos semanas que van de cholismo, en los días importantes, cualquiera cosa menos dos. Dos sí le pillaron.
En tres años, solo dos planteamientos le han sorprendido.
La primera vez que algo sorprendió a Simeone fue en la ida de la semi copera del año pasado frente al propio Real Madrid. Enlazamos lo acontecido. Algo parecido sucedió hace cinco días en el Camp Nou, si bien sólo durante el primer periodo. Luis Enrique otorgó a Messi un rol más propio de Navas que de sí mismo, el factor sorpresa sobresaltó al Atleti y ninguna de sus piezas fue capaz de improvisar con calidad. Han sido solo dos veces, ni una más, pero en ambas las sensaciones emitidas fueron de hecatombe. El no tener programada una respuesta automática para lo que le planteaba su rival le hizo caer en errores de todo tipo que no solo le llevaron a jugar muy mal, sino también a dejar de competir. El conocimiento lo crea Simeone antes de los partidos. Durante los mismos, si no lo tienen, a sus chavales les cuesta crearlo.
Ancelotti tiene plantilla para proponer casi cualquier cosa.
Justo esas dificultades que tiene la defensa atlética para improvisar sobre la marcha querrá poner sobre la mesa Ancelotti en su intento de remontada. Para ello, evidentemente y como ya dejó entrever en la rueda de prensa que dio ayer, deberá proponer algo que Simeone no se espere o contra lo que Simeone no haya podido trabajar el tiempo suficiente -el tiempo no es infinito-. El abanico de soluciones raras de Carlo roza lo infinito: poner a Bale y Ronaldo en sus bandas naturales, dejar solo a Kroos en la base y mandar a James e Isco o muy arriba o muy abiertos, poner a Marcelo en el centro del campo con Coentrao cerrando atrás para que el brasileño busque regatear incesantemente, alinear a Jesé por un medio y atacar con un 4-2-4 y un sin fin de variantes más que como norma serían peores que la titular pero que para una noche pueden hacer la gracia. No obstante, hay que reflejar dos cuestiones. La primera, que como el Madrid se desnude de más y el Cholo junte a dos del trío Koke-Arda-Cani, igual el balón no lo huele. La segunda, que cuando Ancelotti y Luis Enrique le sorprendieron, tanto el Real como el Barcelona llegaban en horas difusas que pudieron hacer al Atlético bajar la guardia. De los capitalinos se decía que no sabían jugar contra los grandes, y lo de los catalanes está más reciente y sobran los comentarios. De cara a lo de hoy, Simeone tiene todas sus alertas encendidas. Sabe que su equipo sólo podrá ser tres goles peor si a él le pillan personalmente con el carrito del helado.
Mark 15 enero, 2015
El Mario-Gabi se me hace imprscindible. Tiago con balon es mejor que Mario, pero para el partido de hoy, mejor Mario en mi opinion.