La segunda semifinal del Mundial de Clubes sí representó al 100% el espíritu del nuevo formato. El club más modesto de los seis participantes, el Auckland City de Nueva Zelanda, se midió al histórico San Lorenzo de Almagro, y, aunque vencieron los americanos (2-1 en la prórroga), los oceánicos enseñaron más fútbol.
Tribulietx salió bien paradoSi de aprovechar el escaparate para darse a conocer hubiera ido esto, quizá la pieza que más contrastó su valía fue Ramón Tribulietx. El entrenador catalán, contratado hace seis años para transformar el estilo directo típico del país en algo más técnico, ha diseñado un equipo súper coherente que construye ventajas ofensivas y defensivas a partir de su orden. Apuesta por un juego de posición puro y duro, seguramente basado en la escuela holandesa-catalana, que desde un 4-3-3 trata de poseer el balón con toques cortos que le permitan ir ganando metros con los once jugadores juntos, para que, tras la pérdida, se pueda realizar una presión instantánea que, como mínimo, ralentice la posible contra del rival. Y sobrepasando el Auckland City el 55% de posesión, no sufrió ni en tres transiciones a lo largo de los primeros 90 minutos. Ni en tres.
Pese al toque de Ortigoza, el pivote oceánico Vicelich no sufrió.
Berlanga subió bien la bandaPero si tiene un 55% de posesión, al contrario le queda el 45, que viene a ser bastante. Y si bien lo más llamativo fue lo ya comentado, donde Tribulietx cimentó su dominio táctico fue en esa defensa posicional. No es habitual que conjuntos modestos (o aspirantes…) con entrenadores de perfil asociativo rindan tanto sin la bola en sus pies. Para San Lorenzo, recibir a la espalda de los interiores oceánicos (Payne y Bilen) era muy difícil, y atacar en ventaja a sus centrales (Irving y Dordevic) fue algo que no pudo hacer nunca. Las distancias entre líneas eran cortas. Y hay que recordar que solo nueve jugadores del plantel del Auckland City viven del fútbol. Entre ellos, el español Ángel Berlanga, un central que jugó de lateral derecho y gozó de momentos estelares en ataque.
Emiliano Tade fue el atacante más destacado de la noche.
Dicho esto, quien más sobresalió fue Emiliano Tade, el extremo izquierdo de Tribulietx, que se medía a sus compatriotas. Falló en todos los últimos toques, simbolizando, junto al portero Williams, la falta de nivel TOP de la plantilla neozelandesa, pero bordó lo demás. Se movió bien para recibir por dentro, enseñó un control de la pelota por encima de la media y una visión interesante. Si cuaja una Final de consolación potente contra Cruz Azul, se volverá un nombre propio recurrente en las próximas ediciones del Mundial de Clubes. Cualquier desconocido que brille será considerado «el nuevo Tade» en su honor.
En cuanto a San Lorenzo, nada se ha dicho sobre ellos porque poco hizo para contar. Digamos que volvió a probar que el nuevo formato del torneo es una tortura para Sudamérica. Demostrarle a la millonaria Europa que todavía puede ganarle es un momento muy importante para el calendario Conmebol, pero no van tan sobrados de creatividad como para vencer sin problemas a los campeones de África, Asia o Norteamérica, lo que les hace disputar cada semifinal con una presión añadida que les minimiza. Superada la visita al dentista, seguro que ante el Madrid mejorará su nivel. Ya se verá si lo suficiente como para competir. Pero lo que ayer les jugó en contra, el sábado lo hará a favor.
VRubio 18 diciembre, 2014
@Abel
"…Pero lo que ayer les jugó en contra, el sábado lo hará a favor.."
Yo en esto estoy de acuerdo.
Es la primera vez que veía jugar a San Lorenzo, y me gustaría preguntar si en realidad juegan así, o tienen mayor nivel y la presión y el escenario no les permitió desarrollarlo??