«El nuevo sistema de Luis Enrique ha confundido más a su equipo que al mío”. Eso dijo Laurent Blanc, con toda la razón del mundo, tras perder 3-1 en el Camp Nou. Su PSG, que completó una actuación deficiente en líneas generales, rondó el peligro con más frecuencia y claridad que un Barça irreconocible. Irreconocible incluso encuadrado en estos días tan atípicos, de tanto cambio y descontrol, liderados por Luis Enrique. Su 3-4-3 fue el comienzo de una noche en la que nadie confiaba en el de al lado y en la que ninguno sabía lo que hacer.
El 3-4-3 fue un caos absolutoLo menos etéreo y por lo tanto lo más analizable fue justamente ese nuevo sistema del Barça, sobre el que sí se puede profesar una descripción fidedigna. De derecha a izquierda, Bartra, Piqué y Mathieu ocuparon el primer escalón; y Pedro, Luis Suárez y Neymar, el último. En el centro del campo, en principio la idea parecía ser un rombo, con Mascherano y Messi de pivote y enganche y Busquets e Iniesta de interiores; pero como Messi tiende a bajar y a inclinarse hacia su derecha y, a su vez, Busquets se siente mejor como mediocentro, a menudo se formaba un cuadrado con Sergio y Javier en la base y Leo y Andrés enlanzando. Esto sin duda se haría por algo, no arbitrariamente, pero adentrarnos en la explicación de los porqués no sería un ejercicio riguroso. Este 3-4-3 improvisado no ofreció ninguna ventaja a los culés. De hecho, fue un shock que no fuese disuelto antes del minuto 20. Y todavía mucho más que aguantase más de una hora pese a la manifiesta inferioridad contra un oponente que no estaba haciendo prácticamente nada bien.
Thiago Silva y David Luiz, los grandes motivos del marcador.
Al tratarse de un partido sin buenas ideas representadas, lo único que resta es describir las tres o cuatro cosas que se repitieron más veces. Por ejemplo, que para el Barcelona era casi imposible dar pases hacia adelante. La colocación de sus futbolistas no creaba triángulos, y, así, los únicos envíos limpios eran o hacia atrás, u horizontales o en largo, como el del primer gol. Además, como la pérdida de calidad técnica con respecto a otros onces culés fue notoria (Mathieu, Mascherano, Pedro y Suárez sumaban cuatro no-especialistas en clave asociativa), las individualidades no podían sortear con su precisión las barreras tácticas que les había impuesto su entrenador. Afortunadamente para los catalanes, lo Thiago Silva y David Luiz fue tan, tan desconcertante que, en las aisladas ocasiones en las que lograban acercarse a Sirigu, todos los rebotes y sucedáneos caían en pies de sus delanteros, en lo que resultó el motivo principal de la victoria final.
El 1er tiempo de Messi volvió a ser tan heroico como sublime.
Matuidi parecía el Iniesta de PepPor decir algo positivo, los jugadores más rescatables fueron Messi y Matuidi, al menos durante el primer periodo. Messi, a golpe de participación y acierto, no solo fue el cartero que llevó la pelota alguna vez hacia Silva y Luiz, sino que también fue el faro de las circulaciones un poquito más estables que se produjeron antes del descanso, con cierta ayuda de Iniesta. En cuanto a Matuidi, demostró estar a otro nivel táctico en relación a sus compañeros, leyó la situación y alternó desmarques hacia la izquierda con otros entre líneas para ser la principal arma de los franceses. Por descontado, ante un oponente con un mínimo de solidez, sus desmarques entre líneas hubieran resultado poco productivos, pues le falta demasiada técnica, pero ayer no solo tenía espacio y tiempo para controlar y revolverse, sino que también para hacerlo dos veces en la misma jugada, como en el gol de Ibrahimovic.
Las transformaciones están borrando del juego a Neymar y Luis.
La mayoría de lo que no se ha comentado fue muy negativo. Desde el rol defensivo de Neymar como carrilero, que provocó situaciones de dos contra medio (Mathieu, que llegaba tarde) en la banda derecha del ataque francés de forma constante, hasta los remates de los puntas de Blanc. Increíble que solo hiciesen un gol. Dicho esto, en la segunda parte se alivió el caos. El Paris Saint-Germain tomó una mayor cuota de balón y, aunque su administración del mismo no era buena, era menos rara, lo cual normalizó algo el espectáculo. Además, por suerte para el neutro, Xavi jugó 20 minutos. Su figura, erosionada durante dos años por las consecuentes derrotas acumuladas, se agiganta a cada rato que el Barcelona de Luis Enrique disputa sin él. Un Luis Enrique que parece no estar sabiendo aprovechar el tiempo que le están dando sus apretadas victorias para construir un sistema competitivo, pues el Barça es hoy más débil que cuando enlazó las dos caídas contra Real y Celta. Y no; el equipo no se está adaptado a sus delanteros. Aunque lo intente, no está evolucionando hacia algo que les potencie. Neymar y Suárez, a cada choque que pasa, lo tienen más difícil para constar, por más que, entre genialidades y rebotes aislados, estén decantando resultados fabulosos. Se sigue a la espera de un punto de inflexión.
VRubio 11 diciembre, 2014
Qué bien se movía Matuidi, y que partido tan flojo de Verrati…