Platinismo: Notas para la confección de un semillero estilo Máquina -II- (VI) | Ecos del Balón

Platinismo: Notas para la confección de un semillero estilo Máquina -II- (VI)


“Sólo podemos dar lo que ya es del otro”, Jorge Luis Borges.

Existen numerosas técnicas de movimiento corporal y cada una tiene su propia metodología, si bien la mayoría educan del mismo modo: por imitación. Generalmente el maestro se ubica en un punto de la sala desde donde puede ser visto con facilidad, los alumnos más avanzados serán los que se ubiquen en situación más cercana a él y después se irán alineando en orden descendente hasta llegar a los neófitos. La lógica tras este sistema piramidal estriba en que, cuando eres un aprendiz, mirar directamente lo que hace el maestro puede ser frustrante por cegador. El alumno no será capaz de repetir la puesta en escena ya que la representación del experto le priva de ver los pasos intermedios que hay que seguir hasta alcanzar la perfección. En cambio, estudiar a los alumnos más avanzados, pero que aun están proceso de adquisición, le permitirán ver con mayor claridad los pasos intermedios necesarios para progresar.

Se trata, en definitiva, de aprovechar el proceso de mascado y digerido de otras personas, ya que este requiere de la segmentación del procedimiento que te lleva hasta la capacitación. No obstante este recorrido es beneficioso en ambos sentidos, puesto que un alumno avanzado que actúa como instructor mejorará su proceso de aprendizaje al tener que interiorizar y clarificar para poder traspasar el conocimiento técnico [0].

Cuando Cruyff en «Me gusta el fútbol» dicta el mejor método para enseñar a jugar, inmediatamente se retrotrae a su propio aprendizaje, desempolvando el recuerdo de que «cuando yo empezaba, los más pequeños podíamos aprender porque siempre había algún jugador más mayor que se quedaba un ratito más para enseñarnos sus trucos, para corregirnos los errores y para compartir con nosotros alguno de sus secretos». Un procedimiento que, como podemos ver, es perfectamente análogo a la pedagogía más frecuentemente utilizada en técnicas de movimiento corporal. Johan era muy consciente de los numerosos «avances» en tecnología y pedagogía futbolística imperantes cuando dictó sentencia, pero en pleno 2002 seguía considerando que la mejor «escuela de fútbol» era la «transmisión oral y práctica del conocimiento a través de jugadores de edades diferentes» debido a que este trasvase se establece «de futbolista a futbolista». Así que el fútbol adquiere aquí categoría de «idioma [1] y, en consecuencia, (maestro y alumno) pueden llegar a entenderse y a estar en sintonía».

«La imitación es la forma más sincera de admiración», Charles Caleb Colton.

Un concepto este que entronca directamente con la mimesis aristotélica. Aristóteles consideraba que la mimesis o imitación es la base de todo conocimiento ya que toda imitación produce un aprendizaje [2], y aprender agrada a los hombres. Cruyff observó que en fútbol los que se lo pasaban mejor enseñando eran los que mejor dominaban la pelota. Entrenadores «espontáneos, vocacionales y enamorados» que mostraban la técnica y luego dejaban que el aprendiz aplicase sus consejos «probando y rectificando». Una forma de enseñar basada en la guía. Un buen entrenador de futbolistas jóvenes, según este modelo, requerirá por encima de todo de una buena técnica que poder mostrar, siendo todo lo demás secundario a esto. Luego el alumno «podrá entrenarlo después por su cuenta, copiar, imitar, insistir, repetir, mejorar, aprender, afinar y, finalmente, adaptar todos estos conocimientos a su manera de jugar, a su personalidad futbolística», pero «si no sabes hacerlo, no puedes enseñar».

Cuando José Manuel Moreno dijo que “el jugador nace en el potrero, pero siempre tiene cosas para pulir”, también se refirió a la importancia de tener buenos referentes a los que poder imitar.No puede existir un manual común que nos especifique cómo jugar “Yo iba a ver a Cherro y Seoane para tratar de evolucionar en el cabezazo; a Zozaya, quien sabía muy bien cómo anular la marcación a presión; a Nolo Ferreira, por el perfil, por sus gambetas, por su prestancia. Todos ellos influyeron en mi juego, como también lo hicieron el húngaro Hirschl y Bernabé, un grande de aquellos…”, decía. Sin embargo, tanto Moreno como Cruyff aluden al entreno por cuenta propia como lugar donde el conocimiento se adapta y se integra. Toda la estructura de fútbol callejero de Johan está dirigida a fomentar la concentración, la toma de decisiones y, en definitiva, a pensar durante el juego sin perder el ritmo. El objetivo es que los niños se lo pasen bien jugando al fútbol puesto que, en opinión de Cruyff, si existe un empobrecimiento de la técnica, este está vinculado tanto a una pedagogía deficiente por reduccionista como a una falta de amor al juego. Siendo cada individuo diferente entre si, no puede existir un manual de instrucciones común que nos diga «como saltar, como has de replegarte, como has de controlar la pelota…», puesto que la calidad es un «fenómeno individual».

La no tan misteriosa logística del potrero bonaerense.

Si el potrero bonaerense o las callejuelas de Ámsterdam fueron el lugar donde los cracks crecían, ¿que causó el final de aquella producción masiva de talento? Un futbolista es hijo de su tiempo y de su contexto. Si algún veterano habla de jugadores «como los de antes» es fácil caer en la trampa de considerarle presa de la nostalgia, cuando en realidad los enredos más significativos se suelen producir por desconocimiento del contexto al que que uno se está refiriendo.

Durante los años ’60 se percibió en el entorno mediático argentino una disminución del capital futbolístico. Se consideraba que ya no existían los cracks «cracks» que habían proliferado durante las décadas de los 30 y 40 e, incluso, en las postrimerías de los 50. José María Muñoz, celebre locutor de Radio Rivadavia de Buenos Aires, aseveraba en antena que aquello era una consecuencia de la falta de potreros en la capital y argumentaba a favor de compensarlo con un aumento de la actividad futbolística en el interior del país.

Desde las páginas de la revista «Así», Dante Panzeri le replicó que quizás lo estaba enfocando al revés. Que los potreros seguían estando en la ciudad, así como en su «cinturón» boquense, pero lo que él veía eran muchos menos niños jugando. Su dilatada experiencia y proximidad con el circuito profesional le permitía efectuar un matiz significativo y desmitificador sobre el potrero. Si bien su antiguo patrón, la revista el «Gráfico», había fijado en el inconsciente colectivo argentino el papel capital del baldío [3], Panzeri añadió una paradoja al argumento: el potrero o baldío es «el recinto donde se mama el fútbol» pero también «donde más se nutre de defectos el jugador de fútbol». De hecho, la transición del jugador nunca fue del potrero al profesionalismo, sino que siempre hubo un paso intermedio por las divisiones inferiores de los clubes. Incluido el caso de los grandes jugadores provincianos, que eran ídolos en los equipos de sus ciudades o pueblos antes de ser llamados a la capital.

Pese a ser Panzeri el más afamado defensor del fútbol (brillante) como hijo de la miseria, no le suponía problema reconocer que esto era relativo pues existen y existían numerosos países con «equivalentes índices socioeconómicos miserables» al triángulo Argentina, Brasil y Uruguay, peroCon el paso de los años, los niños no podían entrenar tantas horas allí «no surgieron ni surgen futbolistas de destreza, talento e ingenio, comparables a los comprendidos hasta en la misma etnología de aquellos tres». La pobreza relativa, por tanto, es sólo otro dato de la ecuación y no tiene sentido fuera de todo un contexto sociológico, económico, costumbrista e incluso étnico. «Muchas familias modestas podían darse el lujo de que alguno de sus hijos varones no aportaran a la olla», decía Panzeri en 1974 a cuenta de la década de los ’40. Obviamente es un factor a tener en cuenta. El niño no trabajaba, pero comía, y los padres, dimitidos de sus funciones parentales, permitían innumerables horas de práctica futbolística en el potrero. La oferta de ocio juvenil existente era mucho menor de la que se iba a disponer apenas una década después. Incluyendo la de las relaciones amoroso-sexuales que posteriormente se fueron anticipando en edad. Por contra, los padres de la década de los ’60 iban a permitir en menor grado «el libertinaje cotidiano de sus hijos», incluso siendo víctimas de similares «angustias socio-económicas» que la generación anterior. Según Panzeri, el chico de la década de los 30 podía permanecer 6, 8 o incluso 10 horas en «el campito» pero un muchacho de 1965 encontraba mucho más difícil permanecer 3 horas en el potrero. Lo que para él significa que un chico de los ’60 tiene por media más dificultad para «hacer la rabona» como consecuencia de haber abusado mucho menos del «arte del engaño».

El cambio de costumbres sociales supone un dato básico para explicar la alteración de aquel ecosistema deportivo. No se tratará pues de la supuesta ausencia del espacio físico (potrero), sino del aumento del compromiso social de los progenitores respecto a la educación de sus hijos. Los padres ya no admitirán tan fácilmente que un hijo se eduque en la calle. Lo que a la postre perjudica al fútbol al ser este el funcionamiento social (’30) el que se ha demostrado más efectivo a la hora de producir con mayor profusión la materia prima de mejor calidad: el futbolista con talento.

La triada: imitación, engaño travieso y alegría.

«La única manera de hacer divertir a tantos miles de espectadores que van a la cancha es divertirse uno mismo. Si uno no se divierte, no puede hacer divertir a los demás». Esta frase pronunciada por Omar Sívori, uno de los contados jugadores posteriores en los que aun resplandecía el talento de la «década de las luces» (’40), supone la presentación del tercer concepto que reivindican tanto el semillero estilo Máquina como el cruyffismo: la alegría.

Panzeri la defendía criticando a su veneno, la seriedad, a la que denostaba por privar al fútbol de ser juego. Si no es juego y es serio, dice, se pierde el «derecho a divertirse al mismo tiempo que divierta», o lo que es lo mismo, la «libertad para crear imprevistamente» que no es «forzosamente sinónimo de desinterés o de falta de responsabilidad». El fútbol profesional, argumentaba, debe recuperar su condición de juego partiendo de la base del niño-juego. Las divisiones inferiores deben reproducir fielmente la dinámica del potrero, «sus desordenes técnicos, sus muchos vicios», pero también «la amistad entre la pelota y el jugador, los deseos de tenerla, el placer de jugar con ella, y la predisposición para el arte del engaño».

El maestro Peucelle refrendaba esto criticando la logística militarizada de las categorías inferiores de los años ’70. A Carlos le constaba que los muchachos sentían un gran aburrimiento de «concurrir al club para trabajar (físicamente) y no jugar con la pelota».En la formación del joven futbolista hay dos fases muy definidas Por contra, su sistema abogaba por hacer el ejercicio del fútbol y no la «motorización del elemento humano», esto es anteponer el juego al estado físico y no viceversa, fundamentando esto en dos hipótesis de «trabajo». Primero, que la alegría de jugar en lugar del aburrimiento del trabajo físico, producirá un juego que enorgullecerá al niño y hará que «venga el jugador». Más adelante llegará el trabajo físico para fortalecer. Segundo, que priorizar el aspecto atlético significará anteponer al más grande y fuerte en lugar del que mejor juega. Miopía característica de la gente inexperta que no advierte que el niño que ahora se cansa, porque juega, acabará equilibrándose con la edad, pero en cambio el que solo lucha y resiste rara vez aprenderá a jugar. A esta etapa de transito hacia el equilibrio biológico le corresponde el «jugar por jugar», sin exigir ni fuerza ni lucha, y de hecho Peucelle recomienda que tampoco sean imprescindibles los entrenamientos. Deberá jugar el que mejor «juega» aunque no entrene. Entre otras cosas para facilitar la conciliación con la vida académica, asumiendo implícitamente con ello que el fútbol profesional es para privilegiados en condiciones naturales y que la mayoría de sueños de profesionalismo están condenados a permanecer siendo eso mismo, sueños.

Cruyff, el autor de la célebre frase «salid y divertíos» antes de una final de Copa de Europa, también opina que la base de todo es hacer que los niños se lo pasen bien jugando al fútbol y no que lo aborrezca. Por eso, cuando le consultaron si un entrenador amateur o un entrenador de fútbol base debían tener título de entrenador, respondió negativamente para señalar un evidente conflicto de intereses. El que estudia quiere ganar partidos para subir en el escalafón. Sin embargo, esos jugadores se beneficiarían más del trato con chicos mayores con buen toque de balón y enamorados del fútbol, que les transmitan su sentimiento por el deporte como una fiebre. Los orígenes del fútbol que reivindica Cruyff son la técnica y el «pasarlo bien», no correr sin sentido o dar puntapiés de cualquier manera. El propio Johan había sido un jugador infantil de escasa contextura física, lo que le suponía cierta inferioridad respecto a jugadores más corpulentos. Aun así, tuvo la fortuna de que sus entrenadores de formación valoraron su fútbol. «Aunque no tenía fuerzas ni para lanzar un córner, igualmente me ponían en el equipo», dijo. «Nunca me tocaron la calidad», insistía. Y esa fue la principal lección que intentó aplicar como entrenador, analizar cada jugador de modo individual y trabajar e integrar lo que le hace distinto: su calidad.

El arriesgado negocio de seleccionar y corregir adolescentes.

Carlos Peucelle definió cuatro épocas de contacto entre técnico de formación y jugador. La primera es la de selección. Aquella en la que se eligen jugadores entre los que se intuyen cualidades naturales. Cuando él seleccionaba observaba tres condiciones básicas, su juego, su fuerza y su lucha, las cuales determinarían su rol en el equipo, defensivo u ofensivo según las condiciones predominantes. Si un chico reunía las tres al mismo tiempo se le consideraba «un buen valor». Si no, Peucelle valoraba que la fuerza era la más prescindible de las cualidades ya que se podía mejorar e incluso adquirir aunque, a priori, no formase parte de los dones naturales de uno. No obstante, tanto el juego como la lucha eran considerados propiedades intrínsecas y, por lo tanto, difíciles de cambiar. Su recomendación era optar por un jugador que reuniese al menos dos de estas tres condiciones. Aunque advirtiendo que tras largos años de trabajo en este asunto estimaba que de los 3.000 muchachos que anualmente se probaban apenas seleccionaban a 20 o 30 y de aquellos solo 2 o 3 conseguirían llegar a la primera división. El profesional es pues y en el mejor de los casos uno entre mil [4].

Sin duda era esta la fase que Carlos consideraba más importante la labor del formador: la de la selección del elemento humano. Otros distinguidos colegas suyos posteriores también emitieron juicios parecidos. Rexach repite constantemente queAl bueno le ven todos, el secreto es ver al que puede llegar de verdad «al bueno le ve cualquiera, el secreto es ver al que puede llegar». Cuando a Jorge Griffa le citaron esta frase en una entrevista respondió: «Tiene razón. Hay que ser adivino, anticiparse, intuir quién no muestra todo su potencial pero tiene capacidad de mejora con tanto margen que será mejor que ese que ya lo hace todo bien (…) Con los juveniles debes adivinar el futuro». Lo mismo que un maestro más contemporáneo de Peucelle, Ernesto Duchini, quien en una de sus últimas entrevistas manifestaba que la virtud que siempre lo destacó fue «saber elegir». La primera selección (12 o 13 años) era para Peucelle la más susceptible de error por parte del que selecciona y cuando más grave podía resultar para la institución. Si se acierta habrá réditos, si bien siempre pocos, pero si se fracasa se estará trabajando en vano. Lo fácil es elegir al que muestra más recursos durante el examen, pero no debe correrse el riesgo de descartar un jugador sin tener en cuenta factores como cuanto tiempo llevan en la práctica del fútbol. Uno o dos años de ventaja en la actividad puede impresionar más que uno genuinamente talentoso. Lo mismo se aplica a la condición física. Existen falsos frágiles en los que puede intuirse una futura fortaleza y «candidatos a la vulgaridad» entre los «demasiado corpulentos» pese a que en ese momento evolutivo si destacan.

La segunda época es la de orientación y enseñanza técnica. La técnica del juego viene definida por Peucelle como «el uso de la herramientas (cuerpo) para manejar la herramienta-pelota». Aquí si se enseña y se aprende. La capacitación y orientación en cambio es un trabajo basado en la corrección. Ayudar a que el jugador explote lo que en él es fuerte y que se ahorre lo que no sabe. Muchas veces se tratará de simplificar en provecho del equipo.

Tercera, se deja «jugar» y de esta manera se verán las virtudes y los defectos. La mejor ubicación en el campo (rol) también se empieza a aconsejar en esta época, atendiendo a sus cualidades básicas (juego, lucha y fuerza). Peucelle advierte que con mucha frecuencia los chicos gustarán de una posición «por algún ídolo que quieren emular», pero deberá encaminárseles al puesto para el que reúnen mejores condiciones. Durante esta etapa considera necesarias muchas indicaciones técnicas y sobre colocación en la cancha. La misión del técnico será aconsejar sobre como corregir sus defectos o al menos sobre como no exhibirlos ante un rival. El acoplamiento con los compañeros (coordinación) en cambio le parece mucho más un «fenómeno social» que de «dirección técnica». Sin embargo existe un aspecto fundamental que debemos tener siempre presente durante el proceso. Los muchachos que alternan con mediocres no evolucionan. La mayoría de los futbolistas a los 17 años ya estarán física y técnicamente en condiciones de mezclarse con los mayores y ese alternar temprano será el marco ideal para fomentar su evolución. Por extensión a este mismo razonamiento, un exceso de -malos- jugadores y divisiones alentará la mediocridad general.

Cuarta y última época: una vez los jugadores han sido seleccionados, ubicados en el rol más adecuado y bien aconsejados, quedará la que en teoría debería de ser la tarea menos pesada, si bien puede llegar a ser la más angustiante. Sentarse a esperar para ver si el jugador se ilustra solo como parte de su proceso de maduración personal y futbolística. Caso de que sea así se abrirá la puerta para que el equipo saque provecho de ello. No está de más recordar que el gran Marco Van Basten dijo en su día que «si he tenido diez entrenadores, uno me enseñó alguna cosa, tres no me hicieron daño y seis intentaron joderme» y que Alfredo Di Stefano afirmaba antes de unirse al cuerpo de entrenadores que «un director técnico que sepa fútbol puede colaborar a lo sumo en un diez por ciento para conseguir un triunfo; pero si no sabe, perjudica a su equipo en un cuarenta por ciento». Una severa advertencia de los elevados riesgos inherentes a la dirección técnica y más aun en sus fases formativas. Y es que, como decía Johan Cruyff, «el mejor método para enseñar a jugar a fútbol a un niño no es prohibir, sino guiar».
 

[0] Las artes marciales utilizan frecuentemente la misma metodología. Bruce Lee aprendió en la escuela del maestro Yip Man el estilo wing chun, técnicas principalmente de manos. Debido a que la tradición marcaba que el novato no podía aprender directamente del maestro y que este censuraba mucho el conocimiento que iba a ofrecer, Bruce se dedicaba a observar directamente a los segundos o terceros mejores alumnos para poder aprender con mayor rapidez.

[1] El gran cineasta italiano Pier Paolo Pasolini ya había catalogado al balompié de lenguaje en un precioso artículo titulado «Il calcio ‘è’ un linguaggio con i suoi poeti e prosatori», donde trataba de explicar la sconfitta azzurra contra la nacional brasileña en el campeonato mundial de 1970. De un modo convenientemente divertido, el director de «Saló o los 120 días de Sodoma» subdividió a algunos practicantes del sistema de signos «fútbol» según la aplicación expresiva que hacían de su juego. Así Giacomo Bulgarelli (Bologna) era descrito como un «prosista realista», el interista Mario Corso de poeta extravagante, y el «Golden Boy» milanista Gianni Rivera una suerte de mixto, dado que su juego se veía como una prosa poética y algo pedante. La poesía sería la «perturbación del código». Todo momento fútbol que supone «ineluctabilidad, fulguración, estupor, e irreversibilidad».

[2] La teoría se extendía hasta suponer que de hecho todas las artes son imitación. Así que a partir de Aristóteles la imitación de la naturaleza sería considerada el fin esencial del arte.

[3] Por ejemplo en el artículo de Borocotó titulado «Carlos Peucelle, ciudadano del baldío».

[4] La escasa prevalencia de futbolistas animó a Peucelle a recomendar la reducción de las etapas formativas exclusivamente a la edad juvenil (13-18) en la creencia de que era socialmente beneficioso no colaborar al espejismo masivo del profesionalismo. Agregando además que tampoco la inversión estructural del sistema (1975) era futbolísticamente rentable.

 

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3- Mito y folklore de la escuela millonaria
4- El Ángel de la Bombonera
5- Notas para la confección de un semillero estilo Máquina
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7- La mística del masajista (28-11-2014)
8- El negro argentino (05-12-2014)


21 comentarios

  • @DiegoF1993 21 noviembre, 2014

    Tengo 21 años, realmente estuve inmerso en ese mundo amateur hasta hace pocos años. Realmente debo decir que no llegue a ser profesional, primero porque casi todas las personas juegan mejor que yo XD y segundo por un asunto y es que a pesar que tenía buenos conceptos defensivos si escaseaba mucho de técnica y es algo que aún sufro. Traigo esto a colación porque soy de Medellín, Colombia. Esta tierra en el mapa futbolsitico sudamericano es una ciudad en la cual se ama el "fútbol bonito" incluso acá existe mucha exigencia con eso de jugar bonito, a tal punto que en la actualidad uno de los dos equipos de la ciudad como Atletico Nacional está viviendo una época dorada en cuanto a títulos, 5 titulos en dos años y el equipo volvió a ser reconocido en el continente. A pesar de esto el estadio no se llena y mucho se habla que una de las razones es porque el fútbol del equipo no es bonito y es bastante resultadista.

    Menciono esto porque me parece raro que el entrenador al ver mi falta de técnica me haya decidido potenciar físicamente, realmente me pusieron a entrenar principalmente para mejorar mi velocidad y mi fuerza y el balón pocas veces me lo daban para mejorar las condiciones. A qué voy??? al estar yo en el mundo del fútbol amateur en pleno siglo XXI y viendo esto articulo me pongo a pensar que hubiese pasado si hubiese yo nacido en los 40, 50 o 60, creo que en vez de ponerme este tipo de entrenamientos aburridos quizás me hubieran mejorado la técnica, me hubieran dado esos balones pesados y en vez de meterme al gimnasio me hubieran puesto a patear tiros libres, en vez de darle 25 vueltas a la cancha me hubieran puesto a jugar y disfrutar con el balón; las cosas hubieran sido tan distintas.

    Ahora solo me queda reflexionar acerca del modo en que se instruyen los jugadores, realmente a veces veo partidos en los cuales las pisadas de balón no pasan de 10, diganme nostalgico pero yo también soy del fútbol vintage, pero enserio que la gambeta y la pisada es algo hermoso que no debe perderse.

    Respond
  • Luther Blisset 21 noviembre, 2014

    Grandisimo articulo. Después de leerlo ¿Que se puede decir?

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  • Luther Blisset 21 noviembre, 2014

    Han existido muchos casos en las que el físico ha sido culpable de que un jugador fuera rechazado en las inferiores. Así de primeras Silva en el Madrid y Griezmann en el Lyon me parecen errores que se podrían cosiderar casi de históricos

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  • @migquintana 21 noviembre, 2014

    @DiegoF1993

    Creo que ese pensamiento lo hemos tenido todos por buenos o malos que hayamos sido con el balón en los pies. ¿Qué hubiera pasado si…? La realidad es que el artículo de David, que es una bomba, contrapone dos realidades muy distintas: las teorías del pasado con lo que se está haciendo actualmente. Y, supongo, que hay un poco de todo. El fútbol actual ha cambiado mucho, las condiciones físicas se antojan imprescindibles y, de hecho, a veces encontrar ese hueco a la técnica se hace complicado. Sin ir más lejos, es que ya no hay casi mediapuntas. Sin embargo, considero que, por ejemplo, uno de los grandes motivos del éxito del fútbol español es lo profesionalizado que está su fútbol base con entrenadores que saben muy bien lo que hacen. Y, curiosamente, jugadores con calidad, que sepan pisarla y darla no nos están faltando.

    @Luther Blisset

    El tema es que, entrecomillándolo, jugadores como Silva y Griezmann hay muchos. En esas categorías digo, eh. Es un poco lo que dice Rexach sobre identificar al bueno o al que va a terminar llegando. No es lo mismo.

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  • @David_Mata_Ecos 21 noviembre, 2014

    Querido @DiegoF1993

    Me ha emocionado leer tu vivencia. Sería banal por mi parte fabular sobre una hipotética llegada tuya al profesionalismo, sin embargo hay inferencias que creo que podemos realizar sin entrar en la literatura de género fantástico. Si el acento se pone en el juego y en lo técnico, postergando lo que Peucelle llama la "motorización" para otras etapa, estimulas a los jugadores de clase a crecer. Si no era tu caso porque por natura no disponías del talento/condiciones seguramente no hubieses llegado al profesionalismo en ninguno de los casos, pero eso no es realmente un problema porque el fútbol profesional es un tema de minorías y lo raro es llegar. Sin embargo estos años de trabajo con acento en lo atlético seguramente te han privado del goce de mucho más "juego" (sentido lúdico festivo) y de la adquisición de mejores fundamentos que seguramente hubiesen acrecentado tu placer y orgullo como futbolista.

    Esto a nivel sistémico me parece importante porque más allá del caso particular, aparentemente poco significativo, podemos extrapolar algo a nivel macro-estructura fútbol. Un acento en jugar, en el que juega, en divertirse y en el respeto de la calidad propia (el futbolista que eres) revertirá en todas las sub-estructuras del fútbol, porque tendremos itinerarios más satisfactorios en el grupo de practicantes de fútbol de largo más numeroso, los amateurs, y también se estará estimulando que los que juegan (bien) lleguen con más frecuencia. Y esto, por fuerza, deberá significar un fútbol estéticamente más placentero, más allá de que alguien deba ganar y alguien deba perder.

    Intuyo por lo que dices que pese a lo que cuentas no han podido arrancarte el placer por el juego y me congratulo por ello.

    Un fuerte abrazo

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 21 noviembre, 2014

    @Luther Blisset

    Te agradezco tus palabras si bien creo que precisamente este es un punto de partida para decir mucho más. Aquí hemos comprimido el equivalente a dos artículos porque mi editor, el Sr. Quintana, consideraba que extender el concepto a más entregas no beneficiaba al artículo, sin embargo y pese a teclear hasta la extenuación me rendí consciente de que dejaba aspectos y matices en el tintero virtual.

    Un abrazo

    Respond
  • Luther Blissett 21 noviembre, 2014

    @David_Mata_Ecos
    Entiendo que los articulos ademas de un deleite son un punto de partida a un debate constructivo pero es que con un artículo de este calibre necesito al menos dos lecturas para poder asimilar todo lo que dice.

    Respond
  • Luther Blissett 21 noviembre, 2014

    Existen muchas cosas interesantes en el artículo:
    En primer lugar la asociación que se hace de la pobreza relativa, aquella que permite a un niño tener una alimentación más o menos adecuada pero le dificulta la realización de otras formas de ocio más caras. Esta situación es una constante en la infancia de muchisimos cracks de la actualidad, del pasado y del futuro ya que la practica constante les permite un mayor número de repeticiones de cada acción por lo que es más facil llegar finalmente a dominarla.
    En segundo lugar es también motivo de reflexión los métodos de aprendizaje en el fútbol. Yo recuerdo cuando era niño que lo único que me apetecía era jugar al fútbol, cuando a mis compañeros y a mi nos mandaban realizar ejércicio físico (en la niñez/adolescencia) recuerdo que la sensación era de aburrimiento y siempre había alguien que expresaba en voz alta lo que casí todos pensabamos: Yo no vuelvo!!!. Luego al final volvias para ver si el día siguiente había partido. Pero esto me sirve para creer que el aprendizaje del fútbol en edad infantil/juvenil debe realizarse a partir del balón.
    En tercer lugar el talento es dificil de detectar y depende en muchas ocasiones de la suerte. Yo soy de un pueblo cercano al de Morientes y recuerdo la historia de que cuando se fijaron en él los ojeadores del Albacete, realmente a quien iban a ojear era a otro jugador pero ese día Morientes se salío y desde ese día con trabajo y dedicación pudo llegar a donde llegó. Lo que quiero decir con esta historia es que hasta ese día nadíe había detectado en Morientes nada especial. Era otro el que se llevaba todos los focos pero realmente quien finalmente tuvo el talento (o lo pudo demostrar) fue él.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 21 noviembre, 2014

    @Luther Blisset

    Sí, "el que lo pudo demostrar". No hay duda de que se han perdido y se pierden toneladas de futbolistas. La suerte en uno es la mala suerte de otro. Un método que prioriza el talento debe fomentar que el que tenga talento potencia sea mejor detectado y que tenga más chance de desarrollarlo.

    Respond
  • Luther Blisset 21 noviembre, 2014

    @David_Mata_Ecos
    Totalmente de acuerdo pero la perdida de talentos es algo inevitable ya sea

    Respond
  • Luther Blissett 21 noviembre, 2014

    por lo dificil de detectarlo como por los obstaculos en el camino. Sobre todo la adolescencia es un periodo muy dificil para la carrera de un jugador.

    Escribiendo desde el movil suceden estas cosas

    Respond
  • Luther Blissett 21 noviembre, 2014

    Lo que pasa es que existen talentos que se ven desde niños (Maradona, Pele, Messi, etc.) pero existen otros jugadores que hasta que no superan la adolescencia no esta claro donde llegaran como pasó con Zidane que hasta los 24 años parecía un jugador bastante normalito y lento o Matthaus que era más apreciado como centrocampista de lucha que por su calidad (que la tenía y mucha)

    Respond
  • Luther Blisset 21 noviembre, 2014

    Habría que hacer un homenaje a todos esos entrenadores de fútbol base que hacen una labor inpagable y no tienen apenas reconocimiento

    Respond
  • Abel Rojas 21 noviembre, 2014

    @ DiegoF1993

    Menuda historia y, sobre todo, menudo ejercicio nos planteas. Personalmente tiendo a pensar que al menos en Europa se trabaja ahora mismo la técnica un montón, pero tal y como expones tú tu caso en Colombia… pues creo que se puede afirmar sin problemas que hubieras sido mejor futbolista en la época descrita en el texto, ¿no?

    @ Luther

    Quizá el último, Hummels en el Bayern. Y Pep moriría por él ahora ^^

    Respond
  • @_H___H_ 21 noviembre, 2014

    Encuentro al tema fascinante, precisamente porque toca aspectos que pueden transportarse a la vida en general, en especial sobre la búsqueda de las profesiones buscando la felicidad o simplemente el sustento económico, en sí detecto en el debate formativo decantado hacia la pérdida de la cantidad de los jugadores técnicos la misma prioridad que a veces se hace del resultado sobre el juego, tal vez por ese enfoque resultadista desde el inicio de la formación se pierden muchos elementos lúdicos necesarios para cultivar a los jugadores más dotados técnicamente.

    También, como muchos ustedes pertenezco a ese grupo de apasionados por el fútbol que ama practicarlo y verlo de tal manera que muchas veces (e incluso hasta hace algunos años) consideró que tal vez el fútbol hubiera sido su profesión verdadera, lo que te hace reflexionar mucho más sobre las implicaciones de la carrera de futbolista y la gran cantidad de condiciones que exige la profesión, lo que cambia mucho la perspectiva que se tiene del deporte a cuando se practica por puro amor y sin demasiadas responsabilidades, tal vez uno de los mayores asesinos del fútbol más estético es la gran carga de responsabilidades y temores que se le agregan a la práctica, precisamente detecto en algunos de los mejores jugadores la chispa viva del puro deleite por tocar el balón que viene desde la infancia, y en general son los más osados y los más tranquilos frente a la presión los que siempre tienden a desempeñarse con mayor facilidad.

    Habiendo escogido la música como profesión hay días en los que, ya inmerso en la realidad de las exigencias y dificultades del oficio encuentro en el sueño del fútbol un escape imaginario, para luego recordar que he tenido la misma sensación con la música, pero he dejado que los temores del futuro laboral y la seriedad y rigidez de la práctica y las responsabilidades me hagan olvidar esa bella pasión original que me hizo querer hacer esto para vivir, creo que en el caso del futbolista puede ocurrir lo mismo, y es por ello que es tan valiosa la propuesta que hacen Cruyff y compañía, de permitir mantener esa llama y esa inocencia del niño y valorarla como el punto de partida para desarrollar jugadores mucho más completos, pues nunca será igual el resultado de quienes hacen sus labores apasionadamente que de quienes las hacen por obligación.

    Para terminar, exhaltar a David Mata, siempre excelente y resaltar la fascinante anécdota del artículo de Passolini, que como muchos de nosotros llega a analizar al fútbol como a un arte.

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  • El_Real 24 noviembre, 2014

    Mi enhorabuena y felicitaciones por el artículo y el medio.

    Estoy descubriéndoos con cierto arrobo, sois un oasis no esperaba esto del periodismo deportivo, y menos sobre fútbolñ, lo creía imposible, repito mi enhorabuena, seguid así ojalá esto crezca un poco mas y la carga de material ya hoy notable dada la calidad del mismo, aumente. Esto es periodismo deportivo y es fútbol, es solo eso, y como quiero que se me entienda repetiré el ultimo concepto: lo es. Sobre fútbol: ecos del balón.

    Respond
  • Veneziano 24 noviembre, 2014

    @David Mata

    Muy bueno el articulo David , muy lindo y muy buen trabajo !!!!
    La unica criitica serìa que como nos encontramos todos de acuerdo (y como no estarlo!) no hay polemica o debate , …ja,ja,ja .

    Solo un matiz : lo que cuentas en el articulo es verdad en la realidad futbolistica Argentina (empobrecimiento tecnico) y tal vez en otros paises (Italia seguramente) ….pero no es asì en España. El gran salto de calidad tecnica y tactica de España en los ultimos 20 años ,corresponde con la disminucion neta del futbol callejero y de las horas de futbol silvestre de los niños debido tambien a un cambio economico y cultural de las familias españolas . Habrìa que estudiar este fenomeno , creo que es muy interesante saber cuales pueden ser los otros elementos que de alguna manera producen un mejoramiento en la tecnica y en la tactica a igual o mas nivel que el efecto de los potreros.

    Es verdad lo que dice Cruyff o Peucelle o Moreno …. si los chicos juegan mucho en los potreros es mejor que si juegan poco o no juegan en los potreros . Todos de acuerdo . Pero como somos hijos de nuestro tiempo y esa realidad yà no podrà ser reproducida , tenemos que aceptar que las caracteristicas de los jugadores que van llegando no pueden ser iguales a los de las decadas del ’30,’40 ,’50 …etc. El gran desafio de los entrenadores juveniles es justamente tratar de reproducir en “laboratorio” lo que antes se desarrollaba de manera “silvestre” y ahì la importancia de entender el modelo español . Que fuè lo que moviò a ese modelo?….no seguramente el determinismo geografico , entonces fueron las ideas, la suerte , el dinero de los grandes clubes , el boom economico y cultural ,…el nacimiento de hombres iluminados ?

    Con respecto a la teoria que el futbol no se puede enseñar es una verdad relativa , porque eso se podrìa aplicar a cualquier disciplina , a las matematicas , al dibujo , a la poesia o al tiro al blanco . Es obvio que nadie podra sacarte de adentro lo que no tienes , pero es muy probable que tu adentro tengas siempre algo guardado y no lo sabès ni tu ni nadie . Ahì la importancia del maestro porque tal vez tu solo no llegaràs nunca …..ni con la ayuda del “ potrero” .

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  • @David_Mata_Ecos 24 noviembre, 2014

    @Veneziano

    Sobre el caso particular de España. Creo que en en este país ha habido en numerosas épocas jugadores fuertes técnicamente, pero generalmente la cultura del momento era poco proclive a su inserción, es decir, no se creaban casi nunca condiciones óptimas para que explotaran su calidad porque el juego seguía otros derroteros. Algunas épocas particulares, como la de los '70, fueron especialmente nefastas, con los equipos interesados principalmente en darse de piñas y el jugador de calidad totalmente estigmatizado.

    Lo que sospecho que responderían tanto Peucelle como Panzeri sobre tu duda en particular es que el potrero no es imprescindible "per se" si no por las condiciones que generaba. De ahí que haya escrito aquello de que:

    – Las divisiones inferiores deben reproducir fielmente la dinámica del potrero, “sus desordenes técnicos, sus muchos vicios”, pero también “la amistad entre la pelota y el jugador, los deseos de tenerla, el placer de jugar con ella, y la predisposición para el arte del engaño”.

    Es decir, no es necesario el espacio en sí si no del modo en que se practicaba/jugaba en él. Técnica y espiritualmente. Por ejemplo, Peucelle recomienda reducir que en edades infantiles se entrene/juegue en condiciones de fútbol sala porque los cracks se forjan aprendiendo en espacios reducidos. Esos espacios son los del potrero, fútbol callejero, etc. Lo que es impensable hoy en día son las 10 horas de fútbol seguidas. Quizás si en algún caso particular, pero muchísimo menos que durante la primera mitad del S.XX.

    Por último, efectivamente, lo de la enseñanza no fue circunscrita al ámbito balompédico, entiendo que Panzeri y Peucelle la aplicaban a todos los campos del arte. El maestro genuino ve y respeta tu calidad particular, que es algo que me sorprendió que Cruyff haya definido de modo tan simétrico a ellos. Por proponer una metáfora es mucho más escultura que pintura. Mucho más dar forma que añadir algo. Lo que si enseñas es la técnica. Posición de pie, cuerpo… luego cada cual reversiona porque no hay dos anatomías iguales. Pasa con todo en esta vida.

    Todo esto me ha recordado que recientemente vi un youtube titulado: Ronaldinho hizo a Messi. Cuando me lo enseñaron grité: ¡Pues que haga otro!.

    Un gusto poder departir contigo de todo esto. Fuerte abrazo

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  • Veneziano 24 noviembre, 2014

    @David Mata

    "Sobre el caso particular de España. Creo que en en este país ha habido en numerosas épocas jugadores fuertes técnicamente, pero generalmente la cultura del momento era poco proclive a su inserción, es decir, no se creaban casi nunca condiciones óptimas para que explotaran su calidad porque el juego seguía otros derroteros. Algunas épocas particulares, como la de los '70, fueron especialmente nefastas, con los equipos interesados principalmente en darse de piñas y el jugador de calidad totalmente estigmatizado. "

    Si David , esto es bastante probable aunque no seguramente como en los ultimos tiempos donde han proliferado jugadores de alto nivel ….ahora la pregunta en cierto modo serìa : "Que hizo cambiar de chip al futbol español y lograr tremendos resultados en relativamente poco tiempo …..Cuales fueron los elementos que se combinaron para dar luz a la excelencia futbolistica actual ?"
    A mi me interesa mucho conocer los detalles de este fenomeno y tengo la sensacion de que hay algo que se nos escapa .

    "- Las divisiones inferiores deben reproducir fielmente la dinámica del potrero, “sus desordenes técnicos, sus muchos vicios”, pero también “la amistad entre la pelota y el jugador, los deseos de tenerla, el placer de jugar con ella, y la predisposición para el arte del engaño”. "

    Es muy bonita esta frase , …..y creo que lamentablemente esto no se puede reproducir actualmente en los entrenamientos de las divisiones inferiores . Igualmente hay que intentarlo pero no habrà ni la espontaneidad ni la libertad que se daba en los potreros , ya el estar dentro de una institucion con un "educador" lo cambia todo (y con las "mamaes y los papaes" detràs del tejido controlando que el nene no se haga mal….o le tomen el pelo ).

    Un abrazo ….la seguimos

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  • psykoaktive 24 noviembre, 2014

    @ Veneziano

    es una pregunta muy interesante la que planteas. A principios de los 80 lo de darse leñazos en el campo, la "pierna fuerte" era la tónica. Recuerdo una final de la Copa del Rey entre Madrid y Barcelona que en los parámetros actuales habrian expulsado a más de la mitad de los jugadores.

    Pero con la concatenación Quinta del Buitre – Barsa de Cruyff – generación de entrenadores en los 90 con énfasis en la calidad técnica (Valdano, Victor Fernández – Heynckes, …) – el Ajax de Van Gaal y su venida al Barsa, en mi opinión crearon paso a paso la dinámica de favorecer contextos en los que el jugador técnico, rodeado de otros jugadores técnicos y apoyado por la táctica, tuvieran ventajas sobre el fútbol más físico. Estoy hablando de una evolución hacia la misma dirección durante 25 – 30 años. Hay mucho de suerte también. Las generaciones de jugadores no se controlan

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  • hockney 4 febrero, 2015

    Quiero comentar desde mi experiencia como padre de adolescente (cadete 1 año) alguna cosa respecto a la formación de un futbolista.
    La genética, fundamental en el potencial de un deportista.Los primeros años de vida y su importancia en su motricidad futura, en los paises pobres,
    Africanos por ejemplo los niños no van en sillita hasta los 2 años.El aire que respiran, no es lo mismo vivir a 2500 mts de altitud que al nivel del mar y si vives en un piso con padres fumadores, algo bastante frecuente por ejemplo en España ,ya marca la diferencia.La alimentación como puede ser que en un equipo de 11cadetes 5 tengan sobrepeso.La educación en diferentes practicas deportivas ,natación, atletismo, voley ,hipica,
    lo mas variada posible antes de decantarse solo por el futbol.El juego con el niño en su habilidad con el balón,desde muy pequeño, que este sea una prolongación de su cuerpo, utilizando por igual los dos pies.La elección de un buen club donde el niño se divierta entrenando, que se socialice en valores,donde sea tratado con cariño y respeto.La formación de su inteligencia tanto emocional como intelectual.Etc…Esto es una pequeña parte de mi experiencia como padre, algunas cosas son viables otras no,y tampoco garantizan nada,creo que el azar tambien tiene su sitio.Nunca he dirigido la vida de mi hijo con fanatismo,ni siquiera me gustaba el futbol expecialmente,Solo he estado ahí a su lado jugando con el animandolo, y lo que el futuro le depare es incontrolable.Pero siempre me tendra a su lado para apoyarlo.

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