En El Madrigal siempre se juega a lo que el Villarreal quiere. Le visite quien le visite, el Submarino es quien impone las normas de la batalla. Lo que ocurre es que, a veces, da la sensación de que esas normas favorecen a sus rivales. Aunque bien pensado, igual es inevitable. Al fin y al cabo, Marcelino no dirige la mejor plantilla de la Liga, y el fútbol es de los futbolistas. Ayer se midieron a los chés.
Sin Daniel, Nuno dibujó un 4-4-2El encuentro quedó marcado por un ritmo de auténtico infarto. En la primera parte, todo sucedía a una velocidad desmedida, algo excesiva, casi incontrolable. Para imprimirla, el Villarreal hizo buen uso de Trigueros. No vamos a descubrir nada sobre él; como segundo mediocentro es un lanzador muy fluido. Detecta con facilidad compañeros libres y se las pone a favor de juego, de tal modo que con un primer control sencillo ya estén en situación óptima para seguir jugando. Sin Parejo, Nuno cambió su 4-3-3 por un 4-4-2; y Fuego-André, el doble pivote, no podía salir tan arriba como Parejo y André cuando hacen de interiores. Trigueros jugó bastante suelto en la zona de elaboración y se le notó.
Nicolás Otamendi volvió a completar un partido más que notable.
Indirectamente, el principal destinatario del fútbol de Manu terminó siendo Cheryshev, que fue la personalidad que definió la atmósfera. Le faltó un punto de pausa en el último gesto, pero su presencia fue máxima, siempre preocupante para el Valencia y a una velocidad que, aunque parezca increíble, hizo ver superado al mismísimo Feghouli. Sea como fuese, como decimos, al ruso le faltó una pizca de precisión al final, y entre Otamendi, Fuego y Mustafi consiguieron deshacer sus intentos. Uche, que es el que tranquiliza a los amarillos cuando se pasan de vueltas, no supo comparecer entre los centrales de Nuno, y así, el único de ellos que estaba por encima de lo que acontecía era Bruno Soriano, que completó 45 minutos de altura excepcional. Con permiso de lo de Iturraspe ante el Nápoles, lo mejor que se le ha visto este año a un mediocentro seleccionable. Con el añadido de que todo transcurría a una velocidad que dificulta medir riesgos y distancias.
A estas alturas del análisis, el aficionado ché podrá quejarse de que apenas se ha hablado del equipo que ganó por 1-3. El Villarreal es así, si desea protagonismo se lo lleva y lo copa, y fue el caso. Rezagado en un papel secundario que no le molestó en absoluto, el Valencia se concentró e intentó fallar lo menos posible, tanto en defensa como en ataque. Se dice pronto, pero, entre tantos maremotos, lo hacen pocos. Este Valencia de Nicolás Otamendi y Javi Fuego es de los que saben.
SergioMartin91 3 noviembre, 2014
Lo comentamos hace una semana y se repite esta, que buena pinta tiene este Valencia de Nuno a pesar de que ayer jugase uno de sus partidos más flojos de la temporada -al menos en mi opinión- pero no cabe duda que cualquiera no gana 1-3 en el Madrigal y que buen central es Otamendi cuando tiene que defender el área, que ayer lo hizo muy bien y a eso añadió una cantidad de anticipaciones que pillaban al Villarreal descolocado y dejaban a los ches contraataques de tres contra tres o dos contra dos la mayoría de las veces. Del lado amarillo me gusto mucho Bruno (no sabe jugar mal al futbol este tipo) y Trigueros, a pesar del gol en propia, también me gusto mucho lo que hizo con balón como se comenta en el artículo.