Carlos Bacca suma siete goles en 11 partidos, lo que vienen a ser la mitad de los que logró el año pasado en 35. Es decir, a nivel de números, su aporte resulta intachable. Sin embargo, su impacto sobre el juego está pareciendo inferior. El Sevilla de la Final de Turín era un equipo simple y concreto, un conjunto que apostaba por que ocurriesen pocas cosas y cuyo ataque crecía siempre sobre la misma dupla, la de Rakitic con el propio “9”. Y a poder ser, al galope.
En el Camp Nou sí podrá correrEn mayo de 2014, a escasos días del Mundial de Brasil, cambiaron dos cosas que transformaron el panorama sevillista. La primera, que se ganó un título. O sea, se confirmó que su sistema tenía éxito, sus contrarios se volvieron más precavidos y, mayoritariamente, pasaron a esperarle en su propio campo, cerraditos, para negarle el contragolpe. Puede intuir el lector, y con razón, que esto hoy no será un problema, ya que visita el Camp Nou, y, en dicho estadio, el rol de equipo agazapado, así como los espacios para correr, se presuponen sin temor a la sorpresa.
El contragolpe sevillista ha perdido calidad, pero contra el Barça…
De esta guisa, el cambio que más molestará a Emery será el segundo: que Rakitic se fuese y no llegase nadie que destacase dirigiendo transiciones. Cambiando al croata por el pack compuesto por Denis Suárez, Aleix Vidal, Gerard Deulofeu y Ever Banega, el Sevilla ha perdido claridad en el primer pase, precisión en el pase largo y talento en el pase final, lo que le lleva a contraatacar peor en aquellas pocas ocasiones en las que sus oponentes se lo permiten. Bacca, principal benefactor del modelo anterior, es la mayor víctima. Esa sensación de que podía dominar a cualquier rival, en buen grado, se ha difuminado. Aunque claro, también hay que apuntar que el FC Barcelona viene de convertir a Soriano en Kanouté y a Zongo… en el mismísimo Bacca. Si el Barça jugase como en Almería, al cafetero, su compañía, le daría igual.
@migquintana 22 noviembre, 2014
Es que Carlos Bacca vivía muy bien en el Sevilla de Rakitic y Emery. Pero muy, muy, muy bien. No podía tener un contexto mejor, pese a que luego con Gameiro muchas veces no se entendiese como debería. Y, ahora, vive un escenario más normal. Sin el jugador ideal para asistirle ni el 100% de la idea de partido que potenciaba lo que quería su técnico. Aun así, aunque esté brillando menos, la actividad de Aleix Vidal y las conducciones de Vitolo también le están propiciando muchas jugadas de gol o gol. Es verdad que más sucias, menos bonitas y, seguramente, menos admirables, pero como dices los números están ahí: 7 goles en 11 partidos.