Seguramente se cuenten con los dedos de una mano los casos en los que un jugador se retira de la selección nacional de su país con 28/29 años y vuelve a ella con 33. Verdad es que los 33 es una edad ciertamente simbólica, en lo divino y en lo deportivo, circunstancia esta que bien podría significar otra de esas pistas del fútbol actual, en la que los avances médicos y metodológicos postergan el punto de declive de cada jugador. Tiago Cardoso Mendes volvió ante la cada vez mejor Francia de Deschamps, en el debut de Fernando Santos al frente del conjunto luso, inmerso en uno de los mejores momentos de su carrera.
Un mediocentro del que no pudo disfrutar Paulo Bento y uno de los pocos puros y enormemente expertos que quedan en el continente al más alto nivel. Es incluso probable, también aventurado dependiendo de la opinión, que el de ahora sea un jugador Tiago Mendes es la continuidadmás preparado y competitivo que el de hace cinco años, al menos en la posición que ocupa hoy y ocupó hace unos días en Saint-Denis. Más allá de si Portugal necesita más energía y renovación en determinados puestos, el entrenador es Fernando Santos, quien probablemente prefiera diablos que sepan antes por viejos que por diablos. Junto a André Gomes y Moutinho ante Francia, Tiago evidenció las cosas por las que se le valora: tranquilidad, quietud, buen pie y fantástica lectura en sus labores.
A sus 33 años, Tiago está en uno de sus mejores momentos
Dicho esto, Tiago no va a transformar la naturaleza del equipo. Eso lo marca el nivel, estilo y capacidad general de la convocatoria y sobre todo, Cristiano Ronaldo. El mediocentro del Atlético nunca ha sido un constructor sino un elemento de apoyo y continuidad. Es lo contrario de este último concepto lo que separa las líneas lusas, genera frustración y tedio a todos los níveles y resta atractivo e ilusión a un combinado nacional cuyo valor más diferencial es transmitir una idea común y competitiva a su gente. Siguen faltándole piezas a Santos para que Tiago cuadre el círculo pero la inclusión del vianense significará precisamente eso: continuidad entre cada una de las fases del juego, tanto atrás como delante.
Por las características del personal a manejar y las propias ideas del preparador portugués, no debería de diferir en exceso lo que a Portugal le reportó identidad y fortaleza. Aquel 4-1-4-1, con Veloso, Moutinho y Meireles en el centro del campo, se mostró fiable e impenetrable en la Eurocopa 2012. Este parece aspirar a algo similar, si bien, intentará despegarse de aquel a la hora de abrir cerrojos. Para ello necesita de la frescura y descaro de los Andre Gomes o William Carvalho, pero también de la experiencia y calidad de un Tiago que parece haber vuelto para terminar, precisamente, en Saint Denis. Primera parada, Dinamarca.
Abel Rojas 14 octubre, 2014
Sin entrar aún en los matices, a mí cambiar a Veloso y Meireles por Tiago y André Gomes me parece un lavado de cara importante en ese centro del campo. Se gana por todas partes.