Un camino similar al que está siguiendo el Villarreal, su rival de esta tarde. Si el año pasado ya eran un equipo veloz, pero con cierta pausa que conquistó al fútbol español, esta temporada lo son todavía más. Y es que, aunque no han tenido bajas, el futbolista que paraba el juego sin frenar el ritmo no está al mismo nivel. Quizás por ello este ya no es el Submarino de Cani y Bruno Soriano, sino el de Denis e Ikechukwu Uche. El primero roba, corre y llega. El segundo crea, habilita y marca. Un estilo muy vertical y vertiginoso que también favorece a Gio dos Santos o Luciano Vietto y que, con el paso de las jornadas, está encumbrando al conjunto de Marcelino como el segundo gran especialista de la competición. Hoy en el Sánchez-Pizjuán intentarán contragolpear el contragolpe del Sevilla, pero para eso no sólo hay que ser más sólido, veloz y efectivo que los de Emery. También hay que ser más cínico.
Ni las marchas de Federico Fazio e Ivan Rakitić lo han impedido: el Sevilla de Unai Emery sigue siendo el equipo que más puntos gana al contragolpe de la Liga BBVA y, posiblemente, también de Europa. Pero, ¿por qué? ¿Cómo ha logrado sustituir a dos jugadores en teoría insustituibles? Cambiando. Un poco. Aunque Carriço y Denis Suárez parecen haber heredado los roles del argentino y del croata, respectivamente, la realidad es otra bien diferente. La muralla ahora no es un central, sino su mediocentro: Krychowiak. Y la catapulta ya no es el mediapunta, sino un extremo: Vitolo. Con las líneas más adelantadas, una presión más intensa, la acertada llegada de Aleix Vidal y el gran nivel de Bacca, el Sevilla convirtió el verano en una oportunidad de cambio para intentar ser más fuertes sin ser iguales. Y lo están consiguiendo.
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