De entre todos los candidatos a la Copa de Europa, que son todos los que podemos pensar, de primer, segundo o tercer vagón, es probable que ninguna plantilla atesore un trío de centrales como los que presenta el Real Madrid, que puedan dominar a 35 metros del arco o tapiar el área con garantías similares, independientemente de lo que el fútbol depare en forma de derrota o eliminación. Es quizá una de las mejores maneras que tiene de diferenciarse en calidad competitiva con sus iguales. Los centrales de máximo nivel están por consagrarse, por no hablar de líderes defensivos, próceres de la zaga que actualmente escasean como proyectos futuros. Barça, Bayern o Juventus tienen problemas de pura calidad individual a la hora de compararse con Real o Paris Saint-Germain. El próximo gran central se busca como si fuese El Dorado.
No abundan los centrales completos. Menos todavía los líderes
Uno de estos aspirantes, el Atlético de Madrid, se ha movido buscando características concretas y personalidades específicas que cuadren con su manera de ser. Históricamente, el ADN del club rojiblanco se ha empapado de latitudes muy concretas para que su zaga y su proceder hablaran por sí solos. Godín y Miranda como modelosDesde los tiempos del paraguayo Heriberto Herrera, la era de los argentinos, los históricos Jorge Griffa o Luiz Pereira, Amaranto Perea -discutible o no su calidad, jugador extranjero con más partidos en el club- o recientemente Diego Godín y Joao Miranda, el Atlético defiende con sudamericanos. Incluso los casos más desafortunados o fallidos -Gamarra, Ayala, Chamot, Eller, Andrei, etc.- tuvieron la misma pretensión. José María Giménez y Emiliano Velázquez son los últimos ejemplos de una intención: rastrear las mejores promesas de un lugar del mundo que asegure unas aptitudes físicas y un comportamiento como zagueros muy concretos, ambos con potenciales importantes para competir el puesto en próximas temporadas.
A este respecto, el mayor problema que tuvo Toby Alderweireld durante la temporada pasada fue su incompatibilidad defensiva. Sin tener un mal rendimiento, su procedencia -nacimiento y campeonato- dejó a medias su consideración como competidor del puesto. Sus marcajes rehuían el contacto y carecían de anticipación; no utilizaba los brazos para entorpecer, tampoco las caderas para frenar al rival, y sobre todo iba con mucha menos frecuencia al suelo de lo que acostumbra a hacer el defensor estándar sudamericano. Sumándole el tiempo que brasileño y uruguayo habían pasado a las órdenes de Simeone, con el que mejoraron ubicación y calidad para que ningún solo despeje fuera en semifallo, el contraste era notable. Toda vez que el mercado es escaso, el movimiento podía añadir versatilidad a la zaga pero el experimento no funcionó.
El carácter del zaguero, fundamental para acertar con el fichaje
Tanto Giménez como Velázquez comparten personalidad, poderío aéreo, marcajes más protagonistas y agresivos. Un intervencionismo defensivo más propio del ciclo que vive el club que los tiene en propiedad. Giménez ya destacó en el Mundial Sub-20 de Turquía del verano de 2013, en el que tuvo más minutos como lateral, con un gran rendimiento. Velázquez por su parte, parece haberse hecho con un puesto en el repliegue de Cosmin Contra, con unas condiciones especialmente llamativas. Aún ambos con errores de cálculo y cierta alevosía propia de la juventud, responden a una demanda que da la misma importancia tanto a la procedencia como a la propia escasez de talentos contrastados, su acceso a ellos y la idoneidad competitiva que se ajuste a la identidad de la idea futbolística.
LR. 30 octubre, 2014
Giménez no estuvo nada mal en Brasil, considerando que es un niño.