“Daisy, Daisy… give me your answer, do” se escucha tenuemente, apagándose poco a poco, en una voz cada vez más grave e ininteligible. Es la escena de la película 2001: una odisea en el espacio dirigida por Stanley Kubrick y adaptada del libro de Arthur C. Clarke, quien también colaboraría con el guión de la cinta cinematográfica, en la que el antagonista de la historia, la computadora H.A.L. 9000, muere tras ser desconectada por David Bowman (Keir Dullea). H.A.L. 9000 era una súper computadora, poseedora de inteligencia artificial y conciencia, capaz de razonar, comunicarse con seres humanos y de tomar decisiones por su cuenta. Su talante calculador, perfeccionista y frío, incluso asesino, lo convirtieron en un villano inolvidable del que Kubrick logró captar toda su malignidad con tomas cercanas a esa luz roja opaca que hacía las veces de ojo perverso y desde su voz impávida, pausada y espeluznante. H.A.L. 9000 era una máquina cerebral, controladora e intransigente a la hora de cumplir con su deber. Milimétrico y mortal… inhumano. ¿Es posible que un hombre pueda comportarse así? ¿Y un futbolista? ¿Se puede jugar al fútbol como si uno fuera H.A.L. 9000?
Mediapunta danés con paso por las inferiores del Brøndby como Laudrup, otro Michael, Krohn-Dehli, cuyo nombre parece venir por lo menos de Júpiter, parece ser una respuesta afirmativa a la pregunta lanzada en el anterior párrafo. El futbolista del Celta es una computadora que juega al fútbol. Ni más ni menos. Y es extraño. A pesar de que la tendencia de su carrera en el club gallego ha sido la de ser cada día más centrocampista, cuando el pequeño rubio llegó a España era más que nada un jugador de zona de aceleración que había impactado en la Eurocopa de 2012 gracias a su regate y que había sido incapaz de triunfar en la liga holandesa. No hay que irse tan lejos. Hace apenas unos meses, bajo la dirección de Luis Enrique, aunque Krohn-Dehli ya tenía esa tendencia a estar en todos lados y hacer un poco de todo, su fútbol estaba lejos de ser infalible. Era creativo, técnico, venenoso… pero no controlaba. Un poco el reflejo de su equipo. En ese escenario el crack era Rafinha pues el brasileño era más creativo, más técnico y más venenoso. Sin embargo, sin ningún tipo de aviso, Michael ha llegado a la madurez de su carrera bajo el ímpetu del Celta de Berizzo. Hoy es el cerebro y mandamás del equipo underground más divertido de la Liga BBVA, y gran culpable del altísimo nivel de juego que han mostrado en estas primeras jornadas de competición. Michael Krohn-Dehli se ha convertido en H.A.L. 9000.
Con Berizzo, M. Krohn-Dehli ha alcanzado la madurez como futbolista
Hay que aclarar que para escribir este artículo se han tenido en cuenta sólo partidos correspondientes al curso en desarrollo. Aunque en algunas ocasiones durante las etapas de Paco Herrera y Luis Enrique, el danés dio muestras del futbolista que es hoy, ha sido con Eduardo Berizzo que ha explotado o, mejor, estabilizado su brillantísimo fútbol. El equipo que dirige el ex central argentino, que hace las veces de Discovery One, a pesar de que bien podría ser el X-Wing que pilota Luke Skywalker cuando ataca a la Estrella de la Muerte, es un equipo extremadamente lúdico y estimulante. Su fútbol es ofensivo y está basado en unos principios que más allá de ser muy básicos resultan muy difíciles de defender para los rivales. El Celta trata de tener mucho la pelota y organizarse desde su dominio, pero la mayoría de las decisiones que toma son para agredir y avanzar. Con una salida muy variada que va desde el pase largo a Larrivey hasta las conducciones exteriores de los laterales, todo lo que produce el equipo de Berizzo tiene como objetivo llevar el balón arriba, a los extremos, para que ellos armen la jugada individual definitiva. Lo hacen rápido y visualmente es un espectáculo, especialmente cuando es Nolito quien toma el balón. Entre medias es donde aparece Krohn-Dehli como rey. Su participación es total en las cuatro fases del juego, e incluso es posible aventurarse a decir que en todas las zonas del campo, pero es realmente protagonista sólo en tres – ambas transiciones y el ataque posicional-, precisamente las tres fases del juego más importantes para el Celta.
Krohn-Dehli se suele ubicar como interior derecho (foto de la izquierda) en el 4-3-3 del Celta, pero esto es sólo un decir. Su presencia es altísima en todo el terreno y su movimiento constante en todas las direcciones. El danés nunca está quieto, siempre está buscando soluciones, moviéndose hacia espacios muertos, activando zonas o sirviendo de apoyo. Su influencia abarca todo lo que hace el Celta. Empezando por la salida del balón de la cual es conductor (foto de abajo a la izquierda), siendo apoyo de portero, centrales (Foto) y laterales (Foto), tanto por fuera como por dentro. Bien puede bajar a recibir prácticamente como mediocentro (foto de abajo a la derecha) o ubicarse casi que por detrás de Larrivey (Foto); aparecer por la derecha o por la izquierda (Foto). Le es indiferente. Como computadora que es, calcula movimientos con frialdad y ejecuta sin errores. Y aquí es donde entra su faceta más especial: sus desmarques de apoyo son perennes, pero estos no sólo se dan sobre el poseedor del balón. Dentro de su repertorio, está la secuencia en la que Michael suele anticipar las decisiones de compañeros y rivales, como si fuese Deep Blue en una partida de ajedrez, y así dar apoyo no a quien tiene el balón, sino al futuro receptor (Secuencia Completa). Lo hace una y otra vez por partido, en diferentes zonas y alturas, permitiendo que la circulación del Celta sea fluida.
La influencia de M. Krohn-Dehli en la salida de balón es total
¿Y qué pasa cuando tiene el balón? Con pelota, Krohn-Dehli analiza la situación en milésimas de segundo. Posee un rango de pase alto, pudiendo golpear el balón a casi cualquier distancia con cualquier superficie del pie, ejecutando todo con precisión: cambios de orientación, pases largos (foto de la derecha), pases con el exterior, taconazos (Foto), de cabeza (Foto), etc. No es un virtuoso si se lo compara con la más pura elite, pero su técnica como pasador destaca muchísimo en toda una Primera División española. Aun así, no se deja llevar por su carácter creativo y en un equipo que tiene como regla arriesgar, Krohn-Dehli es la dosis de cordura (foto de abajo a la izquierda) que legitima la idea. Elige con sobriedad y no falla. A octubre de 2014, Michael no pierde el balón en ninguna zona del campo. Juega a pocos toques (foto de abajo a la derecha) si la jugada lo implora, pero también conduce si tiene espacio, recordando sus épocas de extremo. Junta rivales, divide el sistema defensivo y mejora las jugadas; guarda el balón, pausa el juego y luego lo acelera (Secuencia Completa). Tiene todo el tiempo del partido en su cabeza y la capacidad individual para responder a cualquier imprevisto. El Celta transita siempre gracias a su dominio de todo lo que ocurre en esa fase, ya sea avanzando desde la posesión del balón o con contraataques fugaces.
M. Krohn-Dehli es el contrapunto sobrio al fútbol atrevido del Celta
En ataque posicional la historia no es muy distinta. Si antes de la llegada de Berizzo, Krohn-Dehli vivió de su creatividad en los metros finales, su transformación en un centrocampista cerebral no le ha quitado su dosis de magia. Además de ser el futbolista sobre el que el Celta asienta sus ataques más duraderos, muchas veces gracias al movimiento ‘deep blue’ descrito antes y con recepciones detrás de los mediocentros contrarios (foto de la izquierda), el ex Ajax ofrece un ramillete de opciones ofensivas estrechamente relacionadas con el gol que diversifican la atención de los rivales. Nolito y Orellana son las principales fuentes de peligro, pero Krohn-Dehli no es inofensivo. Revolotea por toda la zona de aceleración sacando relucir su dominio de los espacios reducidos, su último pase (Secuencia Completa), su regate y su disparo (foto de abajo a la izquierda) y compensando los movimientos interiores de los extremos. Cuando cae a banda ha demostrado tener un guante en el pie y sus centros son precisos (Secuencia Completa) y difíciles de defender. No se trata de un tipo excesivamente anotador, pero desde sus botas nacen jugadas de gol con mucha asiduidad. También vale la pena decir que no carga mucho el área (foto de abajo a la derecha), aunque lo hace de vez en cuando si en su cálculos está hacerlo, y prefiere rondar la frontal esperando un pase de la muerte o un rebote.
Si el Celta pierde el balón, Krohn-Dehli no vaguea. De hecho, es muy voluntarioso en tareas defensivas y se lo ve correr a presionar a los centrales (Foto), correr la banda detrás de un contrario, marcar férreamente a un rival y hasta ganar balones. Su actividad defensiva encuentra tantas zonas como su fútbol de ataque. Arriba y abajo (Foto), nunca se detiene en su afán de recuperar la pelota, aunque siempre de forma organizada, sin dejar huecos a su espalda ni vender a sus compañeros. Todo su fútbol es así: computarizado. Cálculo tras cálculo impecable, frialdad en todo momento y ese toque asesino cuando llega el momento. Es el cerebro que regula las funciones del Discovery Zo, un equipo imperdible más allá de si pueden, tanto el colectivo como Krohn-Dehli, mantener el mismo nivel todo el año.
Kundera 7 octubre, 2014
Fascinante travesía fue la de hacer este artículo. Ver a Krohn-Dehli es una gozada. Es una lección de fútbol cada segundo. La jugada "Deep Blue" me dejó impactado, tengo el bloc de notas lleno de "Minuto X Jugada especial". Flipé cada vez que la veía porque mejoraba tanto todo… ¡qué forma de jugar al fútbol! ¡qué fenómeno escondido! Regula todo en el Celta. Es omnipresente y lo que hace en la transición ofensiva es ya una cosa de locos. Está por todos lados y su producción futbolística no se detiene. Y además es que su equipo es divertidísimo. ^^
Sobre el artículo… costó un poco hacer toda la parte técnica. El danés es un futbolista muy visual y muy móvil. Todo en él es movimiento y eso es difícil de captar en palabras o imágenes estáticas. Lo mejor es verlo. Disfrutarlo. Soy muy fan de este enganche. Golpe directo al que dijo que estaban muertos ^^.
PD: Si lo de Nolito es sostenible, pues vaya futbolista. Pintaza a salir por un pastizal a poco que su cuota de goles sea más allá del promedio.