El forzoso cambio de ciclo provocado por las retiradas de Xavi Hernández y Xabi Alonso tuvo su día uno contra un equipo más hecho, la Francia de Didier Deschamps, que además salió con todo. La experiencia comenzó con el anuncio de un once extraño que generó bastante inquietud, pero el desarrollo del partido pareció positivo pese a que España no fuese superior a su rival. Una vez concluyó y se reposó en el análisis, sobresalió el dato de que la Selección no había tirado a puerta ni una sola vez. Veamos por qué.
García jugó en banda derechaFrancia es un equipo que no presiona pero que empieza a defender en campo contrario, sabedora del poder físico de su medular y de que no hay un central como su Varane para administrar líneas adelantas. O sea, no regala metros. Exige precisión y decisiones desde el inicio de las jugadas. Como tanto Busquets como Koke son pasadores de apoyo, y no directores, había un vacío de poder en los primeros pases que derivó en el liderazgo del jugador con más jerarquía que andaba por allí, que era Ramos, lo cual no es una buena noticia para un equipo que pretende basarse en la posesión. Se vio que Del Bosque había instado en el vestuario a buscar alguna vez el juego directo sobre Raúl García y Sergio lo intentó nada menos que nueve veces en un ratillo. Nueve. Pues tras esos nueve saltos del avatar de Simeone, España controló exactamente cero posesiones en campo contrario. Cero patatero. Y Francia, con un Pogba inspirado y un Benzema que nunca toma decisión mala, hacía daño con ofensivas más eléctricas.
Cesc tomó el rol de estrella de la Selección con mucha confianza.
Si Francia no abrió brecha en ese breve pero intenso periodo se debió al sorprendente San José y sobre todo a Carvajal, que volvió a demostrar su descomunal momento de forma y fe. Animado por sus cortes atrás, empezó a darle aire a España subiendo la banda y el equipo al fin empezó a combinar en la mitad ajena, momento que aprovechó Cesc Fábregas para hacerse con la escena. El «10» se mostró muy activo, bajó mucho a recibir y condicionó la posesión dándole una caña y una verticalidad no reñidas con la precisión. En ese contexto se vieron, por ejemplo, los mejores minutos de Diego Costa como delantero de la Selección. Si entonces no se crearon ocasiones se debió únicamente a que ni Raúl García ni Cazorla supieron colaborar. Santi no estuvo mal, jugó bien, pero, aunque su disparo a puerta es brillante, su fútbol, su proceder típico, carece de veneno. Haciendo balance, a la hora de la verdad ocurría que Cesc, Diego Costa y Carvajal atacaban solos. Aun así, puede que porque se tendía a esperar poco, las señales al descanso parecían buenas.
Isco y Silva crearon las ocasiones más claras de la Selección.
El segundo tiempo comenzó con Iturraspe donde Sergio Busquets y España fue a menos. Ander es un mediocentro notable que viene cuajando actuaciones sobresalientes en el Athletic, pero en su re-debut se le vio achicado. Achicado y descolocado. Huyó demasiado del centro del sistema en beneficio de Koke, que en esa zona no es Koke, y el equipo perdió estabilidad. Francia tuvo varias ocasiones y en el 73 firmó un golazo. Se insiste, la de Deschamps es una muy buena selección, como ya patentó en el Mundial. Cinco minutos más tarde, en el 78, entró Isco por Cazorla, y tuvo ese efecto que él suele tener: crea fútbol colectivo. Su iniciativa personal siempre involucra a los que le rodean. En este caso su compañero más fiel fue Silva, y entre ambos dibujaron las acciones más brillantes del choque, incluyendo un par de casi-goles. No es fácil entender por qué Isco Alarcón no es un futbolista troncal para Vicente Del Bosque. Por sus características y por su extraordinario nivel, en principio lo lógico sería que fuese prioridad absoluta para el seleccionador integrarlo en el equipo de cara a 2016. Cuesta imaginar un partido de España con Isco en el que se quede en cero tiros a puerta en 90 minutos de juego. Un centrocampista tan agresivo y desequilibrante pero a la vez preciso y continuísta parece una solución más sencilla a los problemas españoles que aquéllo que pueda estar buscando Del Bosque con recursos tan rupturistas como el rojiblanco Raúl García. Simeone es un maestro y en su equipo hay muchos españoles, pero Vicente, esta vez, está solo. Nadie le preparó nada y nadie se lo va a preparar.
Abel Rojas 5 septiembre, 2014
Un tema que me preocupa: Azpilicueta es un jugador completamente distinto en la Selección del que es en el Chelsea. Con la pelota tiene mucha menos confianza y sin ella comete fallo que no le pegan nada, amén de no aportar ningún valor añadido.
Recordemos que este señor está sentando en el banquillo por ahora a un tal Filipe Luis. Y eso no se ve en la Selección española.