Nápoles y Athletic dejaron en tablas la ida de la previa más igualada en busca de una de las plazas que dan derecho a jugar la próxima Copa de Europa. Fue un partido de techo bajo, pues difícil hubiera sido observar ritmos y ajustes merecedores de notables elogios. Los nervios y las imprecisiones fueron constantes, pero tuvieron su lado positivo: no hubo un claro dominador y la emoción hizo acto de presencia para terminar quedándose. La vuelta se presume vibrante.
El arranque. Comienza -casi- todo a pedir de boca para un Nápoles que recupera en zona de mediocampistas, sale de la primera marca y galopa con espacios ante un Athletic visiblemente nervioso, mal parado en su plan de jugar con la línea muy arriba y no dejar salir a los locales cuando la tienen. El 6+4 napolitano, marcado siempre por la singularidad de Hamsik, más llegador y lanzador que mediapunta, acaricia su contexto más idílico: 1-0 tempranero, repliegue y contragolpe con resultado a favor. De eso sabe lo suyo San Paolo, que tiene en los inicios y los finales sus momentos más sonoros.
San Paolo asiste a un arranque fugaz. Nervioso Athletic
Son siete minutos de reloj. Los de Valverde respiran hondo e igualan el choque manejando dos principios: control con la pelota antes que la profundidad, con mucha más gente en la salida del juego para no perder el cuero y ganar confianza, y un 4-4-2 sin ella que se asienta buscando líneas juntas y altas, más un matiz que se sucede: cuando el balón llega al costado, el Athletic mete a muchos hombres en el área. Sutura la brecha y comienza a competir.
En san mamés se decidirá todoSin el esférico, con Gargano y Jorginho en el doble pivote, el Nápoles busca el balón largo a la espalda de De Marcos y la apertura en banda para Insigne como métodos más primarios y directos. No surte efecto y comienza a dibujar innumerables pérdidas que abren el partido hasta igualarlo, en una fase gris donde ningún jugador consigue dar continuidad a posesiones elaboradas. El carril central no es agitado por Beñat y la producción escasea. Las dificultades en el 1 vs 1 de Koulibaly y la posterior y exitosa conducción de De Marcos frente al débil Insigne dan la ventaja al Athletic al descanso.
Íker Muniain y Dries Mertens, los hombres de la segunda parte
La segunda parte viene marcada por la aparición de Muniaín, el hombre rojiblanco de los segundos 45 minutos. Fino en el primer paso, crea continuos desequilibrios que dan un brío distinto a los leones. El Athletic tiene espacios, juega de cara, puede transitar y cambiar de frente para encontrar la incorporación de Balenziaga. El campo se alarga y se inclina por la inspiración del pequeño Íker.
Es entonces cuando Benítez da entrada a Mertens y Michu en busca de la escalada. Es más bien la del primero lo que deja al Athletic sin suplemento. Los del Txingurri ya no saldrían en el último cuarto de hora de su propio campo. La fase Muniaín es arrebatada por el belga, que hace pasar al rival del doble a la mitad. Más que de Lovaina, el extremo belga representa mucho de lo que el Nápoles necesita para asemejarse a sus seguidores. Regates, toques velocísimos, combinaciones, contagio. Tremendo Dries. Entre medias, Valverde llama a San José y Morán, quizás algo tarde y de irregular acierto. Una preciosa acción de Higuaín iguala el choque y deja una vuelta impresionante. Agosto de Champions.
@Arashi_EG 20 agosto, 2014
La verdad es que el resultado es fabuloso para el Athletic, un 1-1 fuera de casa siempre es positivo pero tal y como sufrió los últimos 20 minutos irse con un empate a Bilbao es gloria para los leones.
Vi a Muniain muy fino, más brillante que en los últimos años, por el contrario creo que Beñat no va a poder sustituir a Herrera, da la sensación de que solo tiene gasolina para jugar una hora de partido.
Tremendo Mertens, creó muchísimo peligro en plan juan palomo y gracias a Iraizoz y a la virgen de Begoña que no acabó el Napoli marcando el segundo.
La vuelta queda abierta pero con ligera ventaja para el Athletic que ese primer cuarto de hora en San Mamés cerrado y a presión promete muchísimo