Atlético y Real Madrid volvieron a enfrentarse y a rendir tributo al fútbol español con un partido, considerando su fecha, brutal. Lo ganaron lo rojiblancos porque fueron superiores, y fueron superiores porque lograron hacerse fuertes a partir de su gran ventaja y porque Ancelotti tomó una decisión válida que no le valió. Su elección consistió en dar entrada al mejor jugador de su plantilla en el lugar del futbolista que menos cosas le había dado durante el primer tiempo. No suena a locura, precisamente. Pero, ante este Atleti, solo sirve acertar.
Los saques de Moyà, decisivosLa final tuvo una constante y una varible. La constante fue Moyà. Aparte de dotar de tanta seguridad a su defensa que apenas tuvo que parar a pesar de que el Madrid tuvo fases de fútbol genial, lució un saque en largo tan preciso e inteligente que implicó el principal recurso ofensivo del campeón de Liga. Sus envíos eran perfectos y el dúo Mandzukic-García, con ayuda parcial de Griezmann, machacó a Varane y a Ramos. Varane siempre ha sido débil en esta faceta y Sergio tuvo un día horroroso, pero, en cualquier caso, mérito al Atleti, pues la calidad del equipo de Simeone en esta acción es extrema. Koke y Tiago, benefactores de los saltos colchoneros, empezaban a dirigir los ataques desde muy arriba y ante un Real tumbado. El Atlético atacó y se ordenó a partir de esta jugada.
Con James de ala izquierda, el Atlético dominó fácil la escena.
La variable fue James. En concreto, su posición. Arrancó como extremo izquierdo abierto. No fijo del todo, pero resultaba evidente que estaba allí puesto. En esa fase del choque, que duró unos 15 minutos, el Madrid intentó salir y atacar por fuera, como en el primer periodo del partido de ida, pero el Atleti defendió aun mejor que entonces y James y Bale no participaron como Ronaldo y Bale el martes. Y al perder la pelota más atrás, el Madrid no podía robarla arriba, y el Atlético evitaba que el plan de Ancelotti volviera a verse plasmado. Superado el primer cuarto de hora, Rodríguez pasó a jugar de enganche. Y el choque giró.
Carvajal volvió a destacarNo giró solo por el colombiano, aunque éste fuese el mejor de los atacantes, sino porque el Real cambió el chip. Sus interiores empezaron a moverse y subir más y la circulación del balón aceleró dos puntos, y fue esa inercia colectiva la que permitió a James recibir muy de seguido entre líneas, a Benzema aportar esos toques que le definen como fenómeno y a Modric mandar en el encuentro y demostrar que su opaca ida solo de debió a que está de pretemporada y su nivel aún es irregular. Entre esos tres jugadores dieron la vuelta al Atlético y lo metieron en su área con seria sensación de peligro. Dicho de otro modo, el Madrid alcanzó un nivel de juego muy positivo. El Atleti, defendiendo con todo, resistió.
Ronaldo entró muy pasado de revoluciones y cambió el ataque.
Después, el descanso y la sustitución que marcó la Final: Cristiano Ronaldo por Toni Kroos. El luso tenía para 45 minutos, a James, que era el cambio predefinido, no lo podía quitar porque estaba brillando y Ancelotti quitó al que menos había hecho. Por descontado, el técnico sabía que retrasando a James al triángulo su equipo iba a descoserse, pero haría balance y entendería que eso animaría al Atleti a salir más y que a su vez le permitiría hilar un par de contras para Cristiano y Bale que de otro modo no surgirían. Pero está claro que no le salió. Ronaldo empezó a absorber demasiado juego, precipitó cada ataque, borró a Modric, James y Benzema y, como el Madrid se había auto-roto atrás, lo pagó con creces ante el contragolpe colchonero. El de Griezmann.
Con la puerta abierta, Griezmann ganó presencia y sacó las primeras contras raseadas e hiladas del Atleti en toda la Supercopa. Su primer toque marca la diferencia. Por rapidez, precisión, tensión e intención. Al ganar este recurso y juntarlo con el saque de Moyà, los campeones sumaron dos modos de llegar hasta arriba y le cortaron el rollo a los merengues. Además, jugaron muy, muy bien sus cartas en campo rival. Tiago movió como siempre, Koke protegió la pelota de lujo y Raúl García se notó poco en lo malo -imprecisión, atropello- y muchísimo en lo bueno -intimidación-, y hasta apareció Siqueira, que es nuevo, para mostrarse como un «3» de entidad. Entre acometida y acometida blanca, por unas cosas y otras, pasaban más de cinco minutos. El Atlético de Madrid fue muy superior al Real durante la segunda mitad. Tanto que ganó con entereza aunque saltaron Marcelo e Isco sobre el 60 y Ramos tuvo un remate franco en el 92. No hay fantasmas para los grandes, y este Atlético, desde hace ya un tiempo, juega como tal.
pelomoco 23 agosto, 2014
Otra vez la presión endiablada del Atlético. Tras el madrugador 1-0 Ancelotti hacía un gesto con las manos advirtiendo la excesiva distancia entre líneas de su equipo… tanta como la que dejó Ramos en el salto a la peinada de un Griezmann 8 cm más bajo y bastante más enclenque que el camero, totalmente desenchufado desde aquel minuto 93, selección incluida.
Con Carvajal bien pegado a Koke y Raúl García trabajando la circulación blanca, la única opción de ataque de cualquiera de los dos equipos en la primera media hora fueron los centros de Coentrao. Vaya pepinos que suelta el portugués. Por cierto, este no es el que fumaba? En los juegos aéreos defensivos ya se le nota.
Calma chicha hasta que Asurance-Modrix subió pulsaciones en su arpa. Junto a un efectivo James a pierna cambiada volvieron loco a Siqueira, Koke y un Thiago cargado con amarilla tonta. Desaparecido Benzema y sin Ronaldo, Juanfran bostezó en el otro costado, Kroos sesteó hasta que lo cambiaron, y Bale no tuvo la determinación para salirse del tráfico y cambiarse de banda por cuenta propia ni una sola vez.
Pesadilla recurrente para Casillas, que por sus gestos parece sentirse como un alienígena en su propio equipo. Una lástima. Con Diego, Keylor o quien sea, quizá el debate debiera ampliarse (ojo, digo ampliarse) una línea por delante.
Tras la reanudación, el rmd salió furibundo, quizá algo desesperado. La única desventaja de los potentes atacantes blancos se da cuando atacan por una única vía, rápido y por el medio, como la tromba de los galos, frente a la flexibilidad de las formaciones romanas. 4-1-4-1 asimétrico de Ancelotti con Benzemá (!) detrás de Bale, James definitivamente a perfil cambiado y el bardo muy allá en la derecha, a trabajar en la intendencia. Tampoco funcionó. Como Ancelotti instalaba a Carvajal muy arriba (pero muy, muy arriba) por ahí que Siqueira y Koke empezaron a respirar. El canterano del Madrid, sin embargo, solventó a su favor casi el 100% de 1vs1 neutros que se le presentaron durante el partido.
Sirvieron dos buenos controles de Ronaldo y una vistosa ruleta de Bale en banda, harto de ser obediente, para iniciar una nueva fase del partido, igual de correcalles pero más natural, más reconocible con la entrada del portugués. Pero con Benzemá, el 33% de la pólvora blanca (ya con james fuera) totalmente M.I.A. y pidiendo el cambio por Isco a gritos. Relaño habla de excesiva “protección” del club sobre el francés; lo de ayer da que pensar. Los romanos a lo suyo, desviando los ataques frontales y convirtiéndolos en ocasiones, que no solo contras, y robos en campo contrario de peligrosidad extrema. Hasta alguna posesión ofensiva asentaron.
Marcelo e Isco salieron de blitzers, pero como Ronaldo no está para ser extremo, el embotellamiento por el centro siguió siendo la tónica. Y la basculación defensiva del Atleti, perfecta como siempre. Cuando más necesitado estaba Ancelotti de un James/Di María que abriese el campo y la colgase al área, ninguno de los dos estaba en el campo. Tan tranquilo saboreó el Calderón su control “mourinhista” que hasta le dio tiempo a recordar a Luis Aragonés y a ovacionar a un más que relevante Mandzukic.
En el fragor de la última batalla, de pura impotencia frente a la tortuga imperial, hasta el bardo se atrevió a arrojar el arpa. Ayer cayó un título, pero ninguno de los dos se atreverá a mentar Alesia/Lisboa aún.