Puede ser que el último punta en dominar la Serie A en base a la velocidad fuese Alexis Sánchez en aquella temporada en el Udinese que le llevó a ser reclutado por Pep Guardiola para el entonces campeón de Europa. Por descontado, se trató de un dominio más modesto que el impuesto por Ibrahimovic tanto en el Inter como en el Milan, pero si nos limitamos a cambios de ritmo, desmarques largos o desbordes, el chileno sería la referencia más cercana. Desde su salida, quizás Cuadrado haya tomado el testigo, pero, al carecer del instinto de una estrella, no está siendo ni mucho menos lo mismo.
Iturbe despegó en el HellasLa situación del Calcio en el mercado es complicada. Para empezar, el Madrid y el Barça fichan lo que quieren. Luego, el Bayern ficha lo mejor que queda y a la élite de la Bundesliga. Después, la Premier League y el PSG se hacen con toda la excelencia que no les cabe a esos tres. Y ya en sexto lugar sí va Italia. Así pues, para adquirir una pieza tan deseada como un crack ofensivo rápido, le quedan dos opciones: contratarlo cuando es una promesa o pagar la talegada por alguien que ya se haya hecho al país y dé prioridad al mismo. Posiblemente ése haya sido el caso de Iturbe, recién firmado por la Roma tras despuntar en el Hellas Verona.
La conducción de Iturbe fascinó en la Copa Libertadores de 2011.
Iturbe se presentó durante la Copa Libertadores 2011. Tenía 17 años y jugaba en Cerro Porteño porque, pese a ser argentino de nacimiento, había crecido en Paraguay. No era titular indiscutible, lo que convertía en un ritual muy común la espera de la alineación del Ciclón en cada una de aquellas madrugadas de fútbol. Con Neymar condicionado en algunos partidos por la responsabilidad -la presión por ganar el título era durísima para él y mostraba más sobriedad de la habitual en su estilo-, Iturbe se erigió como la alternativa más lúdica. Cogía la pelota, corría y, a menudo, se iba de tres o cuatro. Al ser zurdo y tener un eslalon casi perfecto, la asociación con Messi salió sola. En general era por supuesto exagerada, pero en lo referido a su conducción y solo a su conducción, un aire al Leo pre-Guardiola, el de Getafe, sí se daba.
Tiene más potencial, pero sentar a Gervinho no le será fácil.
Sería incorrecto decir que la Roma cubre un déficit con su llegada porque el año pasado destacó Gervinho en un papel parecido al que se le presupone a él ahora. 9 goles, 10 asistencias y un sin fin de regates fueron un balance tan positivo que borró en cierta medida el amargo recuerdo que dejó en Londres. Sin embargo, el límite del africano es conocido y no tiende al infinito, y el equipo de la capital de Italia ha retornado a la Champions. La adaptación y explosión de Iturbe sería el paso a dar para superar la Liguilla y competir en los cruces de febrero. Al joven aún le queda mucho por pulir tanto en la toma de decisiones como en lo técnico (suelta el balón demasiado mordido), pero cuando un niño siembra el caos de la manera en que lo siembra Iturbe cuando arranca con la pelota cosida al pie… apostar por él es una obligación.
Pablo 29 julio, 2014
Me encanta este jugador. le faltaría un poco más de gol