Neymar está fuera de la Copa. La camisa número 10 de Brasil no volverá a ser vista en el Mundial. Con la lesión del astro se nos van páginas de historia por escribir, dramas o proezas que aguardaban en la recta final del torneo. Neymar Junior ha completado su primera Copa del Mundo. Un acontecimiento que sin duda merece ser revisado.
Neymar ha mostrado en este Mundial lo que es a sus 22 años
Como al final el que manda y determina es el balón, arrancaremos el análisis con la parte más futbolística, la que condiciona todo. En este Mundial, Neymar ha jugado de otra cosa diferente a lo que venía haciendo. Como explicamos en elNeymar libre ha sido más remate artículo “¿Le sale bien a Scolari?”, Scolari modificó la ubicación de su crack, pasándole de la izquierda al centro. A nivel colectivo, la medida no puede tildarse de exitosa, pues casi ningún compañero ha salido beneficiado de la misma. Tampoco el equipo, que ha jugado objetivamente peor que hace un año. En lo que respecta a Neymar, su relación con el gol y los remates a puerta sí se han visto potenciados. El genio tenía la portería más cerca cuando Brasil forzaba un robo o llegaba en una acción desde la banda. Los dos goles a Camerún son el mejor ejemplo.
Esa es la cara positiva. La negativa ha tenido que ver con su presencia en el juego. Brasil ha visto como su mecanismo ofensivo, de por sí primario, desaparecía. Sin la pareja Marcelo y Neymar en la izquierda, Brasil no ha sabido a qué atenerse, cómo manejar la pelota más allá de su habitual zafarrancho de combate. Como el fútbol es un círculo que conecta todas las relaciones, Neymar ha quedado afectado por el contexto. Casi siempre ha estado en los partidos pero más por instinto de supervivencia y movilidad que otra cosa. No hemos visto a ese Neymar que detenía el tiempo pegado a la cal y desde ahí agitaba los encuentros como ningún otro mago actual. Por ahí ha comenzado a resentirse la parte visual. Lo mediático.
Entre la exigencia y la táctica, hemos visto poca magia de Neymar
Sin espacio para la magia ni amigos con los que juntarse, del Neymar festivo vimos poco. Perdido entre líneas o focalizado a definir, el 10 anduvo tibio para lo que acostumbra. La frialdad alcanzó incluso a las rueda deNeymar no sacó su magia típica prensa, donde llegó a manifestar que él “no estaba ahí para dar espectáculo”, que bastaba con ganar “medio a cero”. La excepción fue la noche de Camerún, quizás la más gloriosa de Ney en 2014. Más allá de los dos goles, el culé desprendió ese aroma de acontecimiento que es capaz de provocar con un balón en los pies. Y lo hizo en un momento complejo, con Brasil asustada por una eliminación en esos instantes no tan lejana. Esto nos sirve para enlazar con el último aspecto a desgranar en este, su primer Mundial: la personalidad.
Con sus defectos, Neymar ya ha demostrado que es grande
No suena exagerado decir que nadie en la historia de Brasil (Ronaldo en el 98 podría discutirlo) cargó con más presión previa que Neymar en este Mundial. Jugar en casa y estar obligados a ganar ha enloquecido a un plantel que afronta cada partido en estado de caos mental. A esta mochila hay que añadir el hecho de que Neymar no es un futbolista preparado, ni por edad (solo 22 años) ni por experiencia. Su primera temporada en Europa ha sido más que convulsa y llena de problemas físicos. Pese a ello, a Neymar nunca se le ha visto superado por las circunstancias, más allá de algunas escenas emotivas. No ha habido ausencias inexplicables sino coherentes con sus cualidades actuales y con los problemas de su colectivo. En ese sentido, podría decirse que Neymar es (y quizás será) incluso “más grande que bueno”. Si algo queda claro tras esta Copa 2014 es que Ney está a la altura mental de lo que exige la camiseta. Su desarrollo futbolístico nos revelará el resto de su historia.
Al Pacino 7 julio, 2014
Se reducen las opciones de Brasil sin Neymar.
Hulk, Oscar, Fred, Willian… lo que generarán estos es una incógnita.