Víctor Valdés nunca ha sido una figura espectacular. El guardameta de Gavà ha sobrellevado la portería más expuesta de la élite futbolística, toda una invitación a la épica, con la sobriedad de quien reconoce una rutina serena en la tarea del héroe. De gesto frío y económico, fiel reflejo de una cultura que tiene en muy alta estima la virtud de lo tedioso, el portero más importante de la historia del FC Barcelona transmite responsabilidad en cada intervención. Su adecuación al juego azulgrana es formidable: complementa su calidad técnica y un aguzado sentido táctico con estoico aplomo, aguardando impertérrito los retos intempestivos de una portería peculiar a la que los rivales acuden con ventaja y el juego con sutilezas.
Valdés y Pinto son futbolistas muy diferentesDecía Josep Pla, autoridad distinguida en todo lo referente al carácter catalán, que aquél que fuera capaz de decir “he pasado un día maravilloso, me he aburrido deliciosamente” sería “una persona sabia, de gran consejo y una excelente compañía». Que al fin y al cabo “una de las fuentes más copiosas de dolor es la agitación inútil, los movimientos gratuitos, la entrada de otra gente en tu vida”, y que pese a todo a menudo acudimos a ello desesperados porque somos incapaces de “resistir la sensación abrumadora de sentir sobre el corazón el paso del tiempo”. Decía el escritor que por este motivo “una de las piedras de toque más seguras para conocer la fuerza de un hombre es su capacidad para resistir el sopor”.
El Camp Nou aprecia a José Manuel Pinto. Fijo en partidos de Copa, el de El Puerto de Santa María ha participado de la etapa más gloriosa de la historia del club y su presencia en el equipo ha reportado importantes alegrías a la afición azulgrana. Protagonista de noches más y menos afortunadas, el guardameta andaluz aparece en pocas fotos delatoras y aún suma algunas intervenciones memorables pese a encajar bastante mal con los caprichosos requisitos de la portería azulgrana. Ágil parador, impaciente e impulsivo bajo palos, su contraste con Víctor Valdés es enorme. El gaditano no concibe la ortodoxia, ansía que ocurran cosas y es el primero en agitar el gallinero a la mínima oportunidad.
La presencia de Valdés es clave en la salida de balón.
Mientras Víctor Valdés supone un apoyo seguro para el juego de su equipo José Manuel Pinto se erige a menudo en todo lo contrario. Toque, salida, cobertura… el gaditano no declina ninguna de las tareas de su camarada, pero su ejecución y la misma actitud con la que las encara es muy distinta. Su técnica no es tan precisa y su timing es anárquico, asume riesgos y toma decisiones imprevistas. Es audaz, por lo general se impone, y aunque a veces flirtea con ello su impacto no afecta directamente al marcador, pues aun es hora que los palos del FC Barcelona contemplen el naufragio de su inquilino suplente. Pero condiciona el juego azulgrana en extremo situando un foco de incertidumbre donde su equipo prefiere tediosas certezas. Cuando falta Víctor Valdés es lo que toca: Pinto, pinto gorgorito…
vi23 13 mayo, 2014
Creo, sinceramente, que hay una campaña mediática antiPinto bastante injustificable.
Y creo también que se debe a un problema de imagen: la trenza, los gestos
Pero, a pesar de esa sensación de riesgo que trasmite, no recuerdo goles regalados tras juego con los pies (a Valdés le recuerdo bastantes)
Pinto fue Zamora con el Celta
Y habría que ver, por ejemplo, a Casillas jugando con los pies en el Camp Nou
El único que me trasmite una 'sensación' parecida (o mejor) a Valdés es Reina