Estas últimas jornadas son dadas a las sorpresas porque los pequeños se están jugando la vida y dicen que, si mueren, que sea matando: «Para lo que me queda en el convento, me meo dentro». Suben la agresividad al tope e imprimen un ritmo difícil de controlar que potencia la importancia del factor azar en los resultados finales muy mucho. Algo regido por estas leyes se esperaba ayer en Los Cármenes de Granada, pero nada más lejos de la realidad. Lucas Alcaraz le jugó al Barça como el Barça pediría si le preguntasen, fue impactante que se lo pusiera, al menos en apariencia, tan fácil. Con todo, los azulgranas, que estuvieron mal pero crearon una docena de ocasiones nítidas, perdieron. Karnezis, Ilori y Murillo fueron los héroes.
Ni siquiera Song fijó su posiciónEl Granada (4-3-3 que en realidad era 4-5-1) replegó hasta su propia área y no planteó ni el más mínimo obstáculo hasta esa altura del campo, protegiendo así de raíz a Pinto, Mascherano, Busquets (central) y Song, que en teoría son las piezas débiles del Barcelona y las que pueden fallar en cualquier momento ahora mismo. La actitud nazarí, encima, era muy contemplativa. No es que flotase el balón para conservar el espacio, sino que incluso permitía recepciones entre líneas a pesar de que nunca metía la pierna para intentar recuperar la pelota. Iturra, de nuevo demasiado móvil para ser pivote, no aportaba estabilidad al sistema.
El Barça volvió a abusar de centros laterales sin rematador fijo.
Pero el Barça no lo aprovechó. Saltó al campo con tensión, los suyos estaban concentrados y con hambre, todos propusieron soluciones, pero desde el desorden absoluto. Ni siquiera Song, el mediocentro, fijaba su posición atrás; y ya no hablemos de Cesc e Iniesta, que seguramente fueron los dos peores culés de la noche. Se movían tanto y con tan poco sentido que cuando Neymar y Pedro recibían abiertos tras un cambio de orientación -algo que ocurrió a menudo porque los extremos arrancaron muy pegados a las líneas- nunca tenían la opción de dar un pase atrás, que es la seña táctica de este equipo. Así pues, como pasase en el Calderón pero más a lo bestia, el gran recurso fue el centro lateral para que Leo lo rematase de cabeza.
Montoya, el único azulgrana que intentó poner orden y sentido.
Nyom vs Neymar, el mejor dueloNeymar y Messi intentaron arreglarlo cada uno a su manera. El brasileño derrocha personalidad y se tiró hacia la zona de Nyom intentando crear una ventaja regular que pusiese nervioso al Granada y provocase fallos tontos, pero el lateral derecho francés se mostró inconmensurable. En el uno contra uno no hay quien lo supere, y además leyó casi todos los desmarques del brasileño. En cuanto a Messi, bajó a recibir, se hartó de balón y buscó hilar la jugada imposible, pero como Iniesta y Cesc nunca estaban en ningún lado, no encontró con quién tirar una pared. La anarquía culé era la mejor defensa del Granada. Es más, la única jugada lógica y propia del Barça que se vio, que fue la subida puntual de Martín Montoya al espacio, creó no menos de tres ocasiones de gol.
Entre Iniesta y Neymar se hartaron de fallar goles casi hechos.
Tampoco puede decirse que los granadinos saliesen a la contra con frecuencia, y tampoco puede entenderse que no fuese así, pues cada vez que lo intentaron, transitaron con facilidad. Mascherano está más nervioso que nunca y Busquets carece de velocidad, lo cual derivó en que El Arabi más de una vez ganase el salto primero y la continuación después. O sea, saltaba, cabeceaba al espacio y luego llegaba a la pelota. Él solo todo. Sin Brahimi ni Piti. Contado esto, como se apuntó, las piezas claves fueron Karnezis, Tiago Ilori y Murillo. Y a medida que pasaron los minutos, más todavía. El Granada empezó hundido contra su arco y cada cambio de Alcaraz le empujaba más contra el mismo. Que estos tres jugadores no cometiesen ningún error teniendo tanta calidad enfrente y viviendo tan cerca del peligro tuvo un mérito más que loable. En particular lo de los dos centrales fue fantástico. Entre ambos obraron el inexplicable milagro acontecido. El Granada poseía calidad y orgullo para ganarle a este Barça deprimido perfectamente, pero jugando como lo hizo, lo normal hubiera sido un 0-3. Tuvo fortuna.
vi23 13 abril, 2014
No es muy extraño que nadie en Barcelona supiera (al menos no se dijo) que un empate 'valía' (seguirían dependiendo de ellos mismos)?
Tal vez así no hubieran estado tan nerviosos
Dicho todo esto, fue un partido muy distinto al del Atlético.
Y Messi claramente ha dejado de ser el Messi que conocíamos. Si será Romario o Ronaldinho lo dirá el futuro…