La selección española Sub-21 jugó anoche un amistoso contra Alemania que de amistoso tuvo muy poco. Los germanos son competitivos por naturaleza, saben del prestigio que da vencer a España e imprimieron al choque una intensidad impresionante, con presión a toda cancha inclusive. Los nuestros aceptaron la contienda y fueron a por todas. Vimos fútbol de élite. Mejor o peor jugado, fue fútbol de verdad. Dio de sobra para elucubrar sobre varios temas relevantes.
Pese a Jesé, la Sub-21 es peorCon respecto al último Europeo, en el once ha habido hasta ocho cambios. De Gea, Montoya, Iñigo Martínez, Bartra, Illarramendi, Koke, Thiago Alcántara y Tello han cedido sus plazas a Pacheco, Carvajal, Amat, Sergi Gómez, Rubén Pardo, Sergi Roberto, Muniain y Jesé Rodríguez. Así de raíz se extraen tres conclusiones fáciles. La primera, que sus jugadores están más tiernos. La segunda, que, pese al plus que supone Jesé, el talento medio es inferior. Y la tercera, que el FC Barcelona ha perdido peso y, sobre todo, importancia. Esto último, que parece un apunte wikipédico sin impacto en el juego, es muy importante. España debe demostrarse que puede seguir siendo sí misma sin un once bien provisto de culés.
El Barça le hace un trabajo a España que no le hará en el futuro.
Hasta hoy la Selección ha tenido la gran suerte de que muchos de sus jugadores clave jugaban en un mismo equipo para el que mantener la posesión del balón era la base de su fútbol, y, aunque el sistema de Del Bosque no es igual que el del Barça, la Selección se apropiaba de esa idea matriz para desarrollar el suyo propio. Para futbolistas como Ramos, Alonso o Silva, no habituados a priorizar la seguridad de la pelota pese a tener la calidad para hacerlo, era más sencillo cambiar su chip al verse rodeado de tipos muy convencidos de que ése era el concepto y muy radicales en la aplicación del mismo. Ocurre que no siempre los mejores jugadores del país jugarán en el mismo sitio, de hecho lo normal es lo contrario, y en sus clubes respectivos cada uno practicará un estilo diferente. Y a su vez, cuando se unan, tendrán que jugar a lo que no muchos estarán acostumbrados. Si nos fijamos en el once de ayer, que más o menos es el mejor posible, España, sí o sí, debe jugar con la idea de la absoluta para desarrollar todo su potencial. Pero de las once piezas, solo dos lo hacen día a día. ¿Qué hacemos?
Algunos españoles mostraron tics peligrosos con la pelota.
Carvajal juega muy aceleradoAyer, que fue el primer día quién sabe si del futuro, la Selección chocó con dos problemas. El primero fue individual, y aunque afectó a más de uno, se vio muy representado en las figuras de Alberto Moreno y Dani Carvajal. Carvajal hoy es un peligro para un equipo que dependa de la pelota. Es un lateral muy nervioso que quiere hacer las cosas muy deprisa y que, cuando recibe el balón en su campo, comete errores muy graves. Sus controles siempre se orientan hacia el interior (aumentando la seriedad de una posible pérdida) y, para más inri, sufre el tic de dar pases sin mirar a su portero o sus centrales. Con su conducta no solo atrae la fatalidad de un fallo aislado, sino que rasga la seguridad colectiva en general. Para Pacheco, Amat, Gómez y Pardo no era fácil insistir en una salida rasa cuando cada vez que la pelota caía en pies de Carvajal (o Moreno) a Lopetegui se le paraba el corazón. Y no es una cuestión de calidad, pues Dani está más dotado que su antecesor y de Alberto, que ya estaba, qué decir, sino de aprender a darle otro precio al cuero.
Rubén Pardo tuvo problemas en la posición de mediocentro.
El segundo obstáculo español fue táctico. El equipo saltó con un 4-3-3 típico con Rubén Pardo de mediocentro puro, Sergi Roberto de interior derecho e Isco de interior izquierdo, y a Rubén no se le vio cómodo. Alemania había estudiado cómo presionar, estaba motivadísima y dejó claro que el joven riojano no es «5» nato. No sabía cómo colocarse ni para recibir bien de un central ni para atraer marcas y crear un pasillo de salida a algún compañero. Por pura clase, el equipo encontraba a Isco –hace lo que quiere con esta categoría– y todo cambiaba, pero era a tirones, sin fluidez. Mediado el primer tiempo, Lopetegui dio libertad a Muniain (extremo izquierdo) y abrió a Isco a la banda. Seguía a la altura de los medios pero se paraba en la cal, donde era muy fácil dársela y él ya jugaba. Es algo que interiores con el tren inferior del malagueño pueden permitirse y que sirvió para voltear el encuentro del todo. Tras la reanudación, Morata e Isco marcaron pronto y Alemania se rindió. Fue una pena porque había entrado Saúl (que sí es mediocentro) por Sergi Roberto, Rubén Pardo había subido al interior derecho y España, con Isco cerrado de nuevo, pareció más segura en la iniciación, pero no se pudo contrastar debidamente.
Haría bien Del Bosque, o su futuro sucesor, en prestar atención, como seguro que está haciendo, a las dificultades y soluciones halladas y propuestas por esta Sub-21. Al fin y al cabo, parece muy probable que en la próxima Eurocopa la absoluta cambie entre dos y tres piezas de su centro del campo y, salvo sorpresa imprevista, el Camp Nou esta vez no le allanará el camino. Está siendo como un pequeño simulacro.
@Viriato6d2 5 marzo, 2014
Yo siempre he tenido una duda respecto a las selecciones o equipos: ¿Y porqué insistir en una forma de juego tan concreta cuando los jugadores ya no sean tan especialistas en eso?
De todas formas, si los jóvenes siguen la proyección que se los dislumbra entre Illaramendi, Pardo, Thiago, Isco y Sergi Roberto no debería haber demasiados problemas para encontrar sustitutos a las bajas de Xavi y Xabi. El problema es que se retirarán dos de los mejores centrocampistas de la historia y los sustitutos tendrán muy dificil por no decir imposible llegar a su nivel.
El tema estará en ver si Jese y Delofeu llegan a lo que parece que pueden llegar a ser porque eso si que haría cambiar mucho la forma de juego actual.