En la era Champions, solo Messi y su zurda habían logrado levantar un 2-0 como el que se trajo el Manchester United de Grecia. Se entiende por tanto que el de anoche era un contexto especial, un reto complicadísimo que requería mucho fútbol y que, de conseguirlo, derivaría en abundante gloria. Olvídense. El United-Olympiakos de ayer fue flojísimo, y ni siquiera el hat-trick de una estrella europea terminó por conmovernos. Fue un muy mal partido.
Ni tres goles de Van Persie dieron lustre a un encuentro olvidable
La primera parte sigue siendo un misterio a estas horas. Como decíamos, el United encaraba una prueba de dificultad objetivamente histórica. Todos esperábamos una salida en tromba, con Old Trafford rugiendo… y no. Nada de eso. Por el césped trotaba un Manchester sin estructura ni dibujo reconocible (en «38 Ecos» unos vieron 4-4-2 y otros 4-3-3). Un conjunto incapaz de sobrevivir a una mínima cadena de pases o a las apariciones entre líneas de Campbell (ayer delantero centro). Ante este panorama, decepcionó Olympiakos y decepcionó el Chori Domínguez, muy ausente con todo a favor. Es cierto que los de Míchel llegaron hasta De Gea, pero es que otra cosa era imposible.
El Manchester United mostró una debilidad defensiva preocupante
Pero claro, el United aun tiene grandes futbolistas, muy superiores a los de su rival griego. Tres concretamente hicieron la diferencia. Sin orden ni plan de juego, la zurda de Giggs se propuso encontrar en largo a quien se moviera por delante. Durante 45 minutos, ese hombre fue Rooney. Cansado de no rascarla abajo, empezó a tirar desmarques sobre la zona de Holebas y Manolas (terribles ambos). El resultado: un cabezazo al palo y una brillante asistencia a Van Persie, el tercer destacado de la noche. Sin brillar demasiado, tuvo la puntualidad en el remate que le faltó en otras ocasiones.
Los primeros quince minutos tras la reanudación fueron lo mejor del Manchester United. El motivo principal, obviamente Rooney. El atacante inglés bajó de forma definitiva, ganó presencia e hizo que su equipo atacara bien un ratito. Lo suficiente para anotar el 3-0 y completar la remontada. Entonces llegó el sufrimiento.
Rooney decidió con acciones individuales y más tarde con juego
Como este United no puede controlar un partido y el cuarto gol no cayó, Olympiakos vio la posibilidad de llevarse la eliminatoria. Míchel introdujo al tanque Valdez, moviendo a Campbell a la derecha. No le salió mal el cambio, la verdad. El costarricense se juntó con el lateral Salino y entre ambos pusieron alguna pelota en un área que ahora ya tenía receptor de centros. El Manchester sobrevivió de aquella manera, aunque hay que decir que pasó con justicia. Olympiakos no mostró la entereza de un TOP-8 de Copa de Europa y falló ante un Manchester United débil como no se recuerda.
@Cesarndpo 20 marzo, 2014
Macho,el United basicamente ha ganado un partido a base de cojones y experiencia Europea