Quiere ser protagonista | Ecos del Balón

Quiere ser protagonista


«Uno puede planificar mucho su carrera, pero el fútbol te termina llevando donde quiere», suele repetir Juan Antonio Pizzi siempre que puede. Y sus motivos tiene. Como futbolista no sólo terminó representando a un país diferente al suyo, sino que su carrera pudo acabarse nada más comenzar cuando, en las categorías inferiores de Rosario Central, perdió un riñón tras un duro choque con el guardameta Roberto Bonano. El matasanos que le recomendó que se fuera «buscando otro deporte» no acertaría en su dura predicción, pero para entonces el delantero argentino ya había aprendido que, en cualquier momento, de forma imprevisible e involuntaria, el fútbol te cambia los planes sin pedir permiso.

Después de golear para Rosario, Toluca, Tenerife, Valencia, Barcelona, River Plate, Porto y Villarreal, el de Santa Fé quería seguir relacionado con el mundo del fútbol. Aunque hizo sus pinitos como representante e, incluso, trabajó para La Masia unos cuantos meses, su destino estabaSu experiencia en Colón marcaría el inicio de su carrera como técnico en los banquillos. Lo había estado postergando en pos de la estabilidad familiar, pero entonces llamó CA Colón (2005). Es decir, el club del que era hincha y al que, desde la platea, animaba de pibe con su viejo, el cual había optado a la presidencia en 1979 tras ser el doctor del equipo durante cinco años. Allí podría instalar a su familia, saldar su deuda con Colón por no haber defendido sus colores como futbolista y, por supuesto, llenar de simbología su estreno como director técnico. Además, lo haría junto a «Chemo» Del Solar, con quien había labrado una buena amistad en Tenerife. Si no era el destino ideal, lo parecía. Pero, de forma inexplicable, fue todo lo contrario. El crédito de Juan Antonio Pizzi en Colón duró únicamente tres partidos. Ni diez, ni veinte. Ni cuatro, ni cinco. Tres. Sólo tres. Los dirigentes le habían contratado como última opción sin depositar en él demasiada confianza, lo que unido a tres -ajustadas- derrotas sentó un récord negativo que estigmatizaría a Pizzi durante demasiados años. «Cada vez que salía una posibilidad acá, en Argentina, recordaban mi paso por Colón, por eso me tuve que ir a Perú, luego a Chile y, a base de buenos resultados, pude tener otra vez la opción de entrenar», contaría tiempo más tarde en una entrevista en «El Gráfico». Cosas del fútbol.

La carrera del técnico argentino comienza a despegar con la Católica de Chile en la 2010/2011.

Tuvieron que pasar más de cuatro años para que Juan Antonio Pizzi lograra hacer punto y aparte. Fue en Chile con Santiago Morning (2009-2010), tras un nada exitoso paso por Perú con el Universidad San Martín de Porres (2006). Para hacernos una idea, Santiago Morning tiene un estadio con capacidad para 6.000 espectadores, ocupa la decimoquinta posición en la tabla histórica del fútbol chileno y su único título liguero data de 1942. Es decir, no era ningún caramelo destinado a un ex-futbolista. Simplemente, un club chico de Chile era a lo que realmente podía aspirar Pizzi. Él lo afrontó como un reto, lo convirtió en oportunidad y, con unas semifinales en el Clausura 2009, se valió el pase a su primer club grande: Universidad Católica.

Allí Pizzi ganó su primer título (Liga 2010), fomentó una gran rivalidad (Jorge Sampaoli) y se ganó los elogios de la crítica sudamericana por lo atractiva de su propuesta (Libertadores 2011). Su aventuraEn la Católica llamó la atención por primera vez como entrenador no terminaría del todo bien porque la Universidad de Chile de Sampaoli le remontó un 2-0 en la final a doble partido del Apertura 2011, pero su equipo había dejado huella. Había llamado la atención. Y, sobre todo, había dado a conocer la idea futbolística de Pizzi. «Con mucha posesión de pelota y tratando de generar las mayores oportunidades de gol posibles, pero tomando las precauciones defensivas que son obligatorias, nunca por elección», así quería jugar el técnico argentino. El sistema empleado no era una prioridad para él (alternó el 4-2-3-1 y el 4-4-2 para terminar en 4-3-1-2), pero sí destacó su inmediato cambio de una defensa de tres, que venían disponiendo los cruzados, a una más clásica de cuatro en la que los laterales siempre tenían permiso para proyectarse en ataque. Así, la Católica se convirtió en un conjunto veloz, ofensivo, alegre y dinámico que, a su manera, cumplía el patrón de juego que en ese momento fascinaba a toda Sudamérica. Como cualquier conjunto que logra impactar, sea o no premiado luego con títulos, la Chile de Marcelo Bielsa había cambiado las preferencias estilísticas del público sudamericano y, aunque Pizzi señala a Van Gaal como su gran influencia porque «como técnico te daba referencias de qué hacer ante cada situación de un partido», había bastante del «Loco» en aquella Católica.

Rosario Central tenía un único e innegociable objetivo: volver a la élite del fútbol argentino.

Por fin las tornas habían cambiado. «El Lagarto» Pizzi abandonó Chile por propia voluntad para regresar a Argentina, su gran objetivo después de que tuviera que emigrar forzosamente para seguir ejerciendo su nuevo oficio. Ahora, en Rosario Central (2011-2012), podría desquitarse demostrando todo lo que había aprendido por un camino que, de no durar sólo doce días en Colón, quizás no hubiera realizado. En este viaje no sólo conoció dos países nuevos con tres equipos diferentes, sino que, además, había encontrado en Chile a Manuel Suárez, la mano derecha que le acompañaría en su nueva etapa. En «Manolo» halló la persona con la que intercambiar ideas y, sobre todo, con la que manejar la dinámica del vestuario. A Pizzi le gusta marcar la distancia con los jugadores -aunque no de la forma que lo hizo Ramón Díaz con él-, y su segundo le complementaría siendo el encargado de acercarse y pulir las aristas del día a día.

El destino no era ideal porque Rosario estaba en la B, pero no había nada de aleatorio en la elección. Pizzi había jugado 137 partidos para Central, marcando 72 goles y estableciendo un vínculo emocional muy similar al que tenía con Colón. «Hay miles de cosas que el común de la gente no va a entender y que solamente me lo dictaLo tenía todo de cara, pero Pizzi no consiguió que su Rosario Central ascendiera a Primera mi interior. Para simplificar: estoy en el lugar que quiero estar», respondía a la pregunta de por qué había dejado un club de Libertadores por uno de Primera B Nacional. Sea como fuere, la situación no iba a ser fácil. Central cumplía su tercera temporada en la B, había devorado a cuatro técnicos la pasada campaña y la afición, al borde de la locura, no hacía sino incrementar la presión. Que River Plate hubiera descendido y complicara aún más el ascenso parecía lo de menos. “No hay otro proyecto que no sea ascender”, decía Pizzi en su presentación. Con un 4-4-2 muy estable, el ritmo de puntuación fue in crescendo hasta que, a falta de cuatro jornadas, se plantó líder con siete victorias consecutivas. El playoff estaba asegurado matemáticamente y el directo muy bien encaminado, lo que, tras lograr empatar a cero con River en la fecha siguiente, le hizo decir a Pizzi que «iban a ascender directamente». Quedaban tres partidos. Tres. Ni diez, ni veinte. Ni cuatro, ni cinco. Tres. Sólo tres. Y no sacaron ni un punto. Un desplome absoluto e inexplicable que contó con una derrota por 1-3 en Rosario ante Chacarita Juniors, colistas de la clasificación. En la promoción ante San Martín de San Juan empataron ambos partidos a cero, lo que culminó una debacle que inevitablemente le costó el puesto. Esta vez, sí era esperado. En una entrevista en «Marca y Presión» en el que le recordaron sus palabras, Pizzi se explicó: «A veces hay que hablar menos. Yo no… no… no he encontrado una explicación que me pueda complacer o con la que yo pueda justificar que no hayamos ascendido, con lo cual sigo buscándola».

San Lorenzo, uno de los cinco grandes del fútbol argentino, estaba en problemas.

Si Pizzi temía pasar de nuevo al ostracismo tras lo sucedido en Rosario, la llamada de San Lorenzo le despejó todas sus dudas. El «Ciclón» no había comenzado bien el curso, llevaba diez puntos en diez fechas y estaba en posiciones de descenso. La clasificación en sí no era tampoco ningún drama, pero el clima que rodeaba a la institución sí preocupaba. Los cronistas decían que el club estaba deprimido, que había una sensación de hastío y que, por tanto, necesitaba una pequeña-gran revolución. Por suerte para los «cuervos», el «Lagarto» lo revitalizaría desde su llegada. Aquel semestre puso al equipo undécimo, luego logró una meritoria cuarta posición en el Clausura 2013 y, finalmente, salió campeón en el Apertura 2014. Los resultados fueron fantásticos, lo que, unido a la esperada noticia de que el club volverá a Boedo y, por qué no decirlo, al curioso apoyo papal, revirtió el ánimo de «ese barrio de murga y carnaval».

En la parte que atañe a Juan Antonio Pizzi, su idea de fútbol tuvo mucho que ver. «Lo que pretendo es que los jugadores se sientan protagonistas en cualquier partido de fútbol que disputen, independientemente de las condiciones que se presenten», anunciaba en su primer día. Su declaraciónJ.A.Pizzi no se alinea con ningún sistema, como demostró con la lesión de Martín Cauteruccio de intenciones volvía a ir más allá de sistemas. No se ajustaría a ellos, sino a los jugadores. De esa manera, en San Lorenzo comenzó dibujando un 4-2-3-1 en el que la figura del punta era clave. “Yo trato de acomodar el juego del equipo a como si yo fuese el centrodelantero. Cuando jugaba hacía mucho eso: le indicaba al equipo los lugares que me convenían a mí”, explicaba antes de que la grave lesión de Cauteruccio, el nueve y goleador del equipo, le cambiara los planes. Pizzi, demostrando su capacidad de adaptación, no tardó mucho encontrar la solución en un 4-1-3-2 que no tenía referencias fijas en ataque. Con este dibujo, sumado a la naturaleza de sus futbolistas y la idea del entrenador, el «Ciclón» se convirtió en un equipo con más «finalizadores que armadores, lo cual provocaba que se necesitara poco movimiento de balón para convertir», como explicaba Leblebidjian. Un estilo que, indirectamente, obligó a Pizzi a tomar ciertas decisiones de peso que revelaron su carácter. Además de dejar en el banco a Ortigoza o Romagnoli, convenció a Julio Buffarini para que bajara del volante derecho al lateral. Al futbolista le costaba, pero no hubo negociación. “El hombre es bueno, pero controlado es mejor”, reconocía Pizzi (imprescindible ver vídeo hasta el 8:40) parafraseando a Juan Domingo Perón.

Pero para cumplir los dictamines de la pizarra, San Lorenzo necesitaba algo más que buenas intenciones. «Para ser protagonistas hay que tener la mayor cantidad de tiempo posible el balón en nuestro poder. Y, para eso, primero hay que recuperarlo. Con lo cual hay que correr para recuperar la pelota, hay que correr para generar espacios y hay que tener el sentido futbolístico para tener peligro», decía Pizzi nada más agarrar el equipo. Había que correr. Correr mucho. Ser intensos. Muy intensos. Gran parte del éxito del planteamiento de Pizzi, en la teoría y en la práctica, depende de ello. Por tanto, el fichaje de Alejandro Richino no era una cuestión baladí. Preparador físico del «Pacho» Maturana con Colombia, Costa Rica y Perú, habiendo pasado también por la liga colombiana, paraguaya y argentina; el uruguayo tiene fama de vehemente y duro. Pero, sobre todo, de gran preparador. Pizzi decía que «en la mayoría de los segundos tiempos, San Lorenzo dominó los partidos desde lo físico». Mérito de Richino, «el de la precisión del joyero».

El reto del Valencia se asemeja mucho al que vivió en Rosario Central o San Lorenzo.

Tras su éxito en Boedo y, otra vez, pudiendo elegir, Juan Antonio Pizzi decidió hacer las maletas y probar suerte en Valencia. Mestalla es una plaza que no garantiza nada a sus ex-jugadores, pero el «Lagarto» lleva una vida aprendiendo a superar cualquier reto. Y no es un decir, ni una forma bonita de acabar un texto. Sin ir más lejos, su forma de marcar la pelota parada le delata. En un partido con la Católica que perdió 2-3, encajó los tres tantos -ni uno, ni dos, sino tres- en jugadas de estrategia. Desde entonces ya no defiende al hombre, sino en zona con dos o tres marcas individuales. Sin duda, su viaje le ha hecho más fuerte y, llegado a este punto, no quiere frenar. «Cuando yo presento un equipo, independientemente del rival y de la situación, siempre es con la ambición máxima de ganarlo. Por eso decía que yo acepto que el equipo, el técnico o los jugadores rivales tengan, a lo sumo, la misma ambición que yo, pero nunca van a tener más ambición que yo ni que -me atrevo a decir- mis jugadores», comentaba tras salir vencedor del inexpugnable Camp Nou. Seguramente no estaba en sus planes llegar a Mestalla con el club en plena reconstrucción institucional y deportiva, pero Pizzi no rehuye ninguna responsabilidad. «La historia del Valencia nos obliga a tener el protagonismo», decía en su presentación. Y él, por supuesto, lo asume encantado.

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16 comentarios

  • makaay7 7 febrero, 2014

    Nunca se es lo suficientemente bueno y/o especial en una plaza como Mestalla, veremos.

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  • @DavidLeonRon 7 febrero, 2014

    @Makaay7

    Lo curioso es que es cierto. Es tan complicado el Valencia, su exigencia y su entorno que cuesta ser efusivo a largo plazo pero bueno. Yo creo que el impacto de Pizzi ha sido innegable. El Valencia ha recuperado el tonillo competitivo. Ahora hace falta regularidad, que es lo que les mata siempre.

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  • @Rayner_19 7 febrero, 2014

    Muy buen artículo Quintana ;). No conocía casi nada de la trayectoria de Pizzi en los banquillos y estos artículos vienen muy bien para esto.

    Me ha llamado muchísimo la atención que lo despidiesen después de sólo 12 días. Es muy raro. Por cierto también muy interesante el vídeo, se le ve un hombre con la idea del orden y respeto en el fútbol de la vieja escuela, en plan lo que cuentan todos los canteranos del Madrid de hace 20-30 años del respeto a los veteranos cuando entraban en el vestuario blanco.

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  • José Luis 7 febrero, 2014

    Pedazo de artículo. Hay veces que creemos que un entrenador llega a un club simplemente porque ha sido buen jugador y tal. Pues no. Incluso los cracks como Pizzi han tenido que pasar de lo lindo para llegar a un Primera División en Europa. Enhorabuena y suerte Juan Antonio. En Valencia la va a necesitar. Allí silbaron al técnico que más títulos y gloria ha dado a ese equipo en los últimos tiempos. Incluso le menospreciaban, llamándole el "Madrileño". Estoy hablando de Benítez, por supuesto.

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  • @migquintana 7 febrero, 2014

    @Rayner_19

    Me parece muy interesante ver la reflexión que hacer para saber lo que puede pasar luego. Djukic tenía un carácter similar, aunque con otro estilo, y no le fue demasiado bien en ese vestuario. Lo que sucede es que, por lo que he leído y visto en varias entrevistas, se apoya mucho en su equipo de trabajo y ahí encuentra un contrapunto interesante. Se parece un poco al trío que hacen Simeone, el Mono Burgos y el Profe Ortega.

    @José Luis

    Es cierto, es cierto. Es una plaza muy complicada. Pero también lo es que el último técnico que llegó con una propuesta de juego similar en el fondo, aunque diferente en la forma, se fue aclamado por la afición ché. Hablo de Ernesto Valverde. Es cierto que estuvo poco y eso siempre evita el desgaste de estar en el cargo, pero yo creo que la idea futbolística de Pizzi puede encajar muy bien con el gusto de la afición de Mestalla. Una cuestión que no es baladí.

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  • Abel Rojas 7 febrero, 2014

    @ Makaay7

    Rafa Benítez lo fue. En su día también recibió alguna crítico, pero terminó siendo lo suficientemente bueno. Diría que también Cúper, a su manera. Y no sé si Ranieri. Pero esos tres técnicos hicieron una labor muy positiva, ¿no?

    @ Rayner

    "Me ha llamado muchísimo la atención que lo despidiesen después de sólo 12 días"

    Eso es un plus de cara a trabajar en el Valencia ^^

    Está acostumbrando a la inestabilidad institucional y a las cosas raras.

    @ José Luis

    "Hay veces que creemos que un entrenador llega a un club simplemente porque ha sido buen jugador y tal"

    Hombre, es que hay veces que es así 😛

    Pero esta vez no es el caso.

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  • calaboca 7 febrero, 2014

    Mestalla es lo exigente que que le corresponde.

    Ranieri, Cúper, Benitez, Quique y Unay fueron respetados. No eran Guardiolas que parece que entran en un camino de Rosas y ya no salen de él, pero fueron valorados, y creo que positivamente por la mayoría ( es la opinión de uno que se mueve más por bares que por estadios de fútbol). Desconozco si además del Barça hubo un equipo en este período que mantuviera tanto a sus entrenadores. Vamos que, si descartamos la 2007/08 (curioso que se ganó el último titulo), entre 1997 y 2012 fueron 5 entrenadores, una media de 3 años/entrenador.
    Con Ranieri toda la afición se conformó con una Copa del Rey mientras que con Benitez una liga no era suficiente. Claro, Benitez llegaba después de 2 finales de Champions con Cúper. Y Quique en 2007 parecía que llevaba de nuevo al Valencia a la final de la máxima competición, siendo el último equipo español en caer eliminado de aquella Champions. En su último y pésimo partido en Champions ante el Chelsea firmó su sentencia. Y Emery cumplió mientras el equipo se desintegraba.

    En fin, ha sido un proceso brutal para el valencianismo, que requería exigencia de la grada. Ahora se vive en la incertidumbre entre la desintegración total (la Fiore) o el resurgimiento (City). Entre tanto, Pizzi es un buen entrenador para seguir vivos y ganar en un Camp Nou o competir ante un Atlético.

    Quintana, que gran texto. Son de estos de "auto-ayuda" para entender mejor porque este entrenador es bueno para tu equipo 😉

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  • @migquintana 7 febrero, 2014

    @calaboca

    Muchas gracias! A mí me mola documentarme para estas historias porque descubres cosas como el tema del balón parado, que resulta muy interesante de cara a juzgarle en el pasado. A tenor de lo visto, podemos decir que a Pizzi le gusta un tipo de fútbol concreto (balón, presión e intensidad, pero todo en clave bastante bielsista), pero que no tiene ningún problema en adaptarse a los jugadores, en cambiar sistemas o, incluso, cambiar posiciones.

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  • Abel Rojas 7 febrero, 2014

    @ Calaboca

    No recordaba un gran aprecio por Quique Sánchez Flores.

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  • calaboca 7 febrero, 2014

    @ Abel

    Tendemos a comparar y en Valencia se ha radicalizado esta cuestión, desde Ranieri fue un in crescendo hasta el doblete de Benitez. El Valencia continua siendo el último "pequeño" campeón de liga y en Valencia ha costado muchísimo bajar de la nube. Hasta Cúper ha sido olvidado, no son pocos los que no recuerdan quién llevó al Valencia a dos finales de Champions. El papelón que le tocó a Quique era complicadísimo, similar al que le dejaría Simeone al próximo si cambiara de aires este verano, o el que hubiera dejado Kloop si hubiera abandonado Dortmund en junio.

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  • @DavidLeonRon 7 febrero, 2014

    "Como cualquier conjunto que logra impactar, sea o no premiado luego con títulos, la Chile de Marcelo Bielsa había cambiado las preferencias estilísticas del público sudamericano"

    Esta es una cosa que me flipa bastante: el impacto reciente que ha tenido Bielsa en el continente sudamericano. Creo que tiene mucho que ver que su modelo y su manera de hacer sea más exportable que otros.

    Respond
  • Kevin M 7 febrero, 2014

    En Boedo debe ser de ser como un héroe, llegar tras la promoción y con el equipo ahí tambaleando otra vez por esos puestos, luego final de copa y campeones en liga. Pese a que es torneo ha sido el más irregular que yo haya visto (parecía que nadie lo quería ganar) CASLA siempre pareció el mejor equipo, además saco una base de jugadores importantes, me aparecía verlo en la libertadores. Por cierto hace unos años recuerdo una charla con el, que decía que se identificaba mucho con Van Gaal.

    Respond
  • @Rayner_19 7 febrero, 2014

    @DavidLeon

    ""Como cualquier conjunto que logra impactar, sea o no premiado luego con títulos, la Chile de Marcelo Bielsa había cambiado las preferencias estilísticas del público sudamericano"

    Esta es una cosa que me flipa bastante: el impacto reciente que ha tenido Bielsa en el continente sudamericano. Creo que tiene mucho que ver que su modelo y su manera de hacer sea más exportable que otros."

    Yo creo que también tiene que ver con que enchufa al aficionado y lo acerca al equipo en el sentido de que cuando ves correr como pollos sin cabeza a los jugadores de Bielsa siguiendo a su par, te identificas mucho con los jugadores aunque no sean de tu equipo. Es algo parecido a lo de Di María y el Bernabéu. También coincido en lo de que es fácil de imitar.

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  • @migquintana 7 febrero, 2014

    @Kevin M

    De Louis Van Gaal decía exactamente esto: ''Porque el tipo explicaba todo con mucha claridad y daba indicaciones específicas a cada uno. Nos obligaba a cumplir con una estructura de equipo, y cada uno tenía que realizar ciertos movimientos de coordinación, te daba referencias de qué hacer ante cada situación de un partido. Muy interesante.'' Muy interesante de cara a intuir cómo pueden ser sus charlas técnico-tácticas.

    @Rayner_19

    Es que es muy fácil sentirte identificado con el estilo Bielsa. En nuestra mentalidad de aficionados está el típico ''si yo tuviera diez minutos, me comería el campo''. Luego no deja de ser un tópico más que otra cosa, pero si uno ve a su Chile a su Athletic Club pues les ve más como semejantes que como extraños. Quizás nosotros podemos tocarla o embotellar a un rival, pero correr diez minutos… buah, terminaríamos como Di María. 😀

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  • @Ricardo_LoSi 8 febrero, 2014

    Fantástico texto, Miguel. La combinación Valencia -desastre administrativo y casi institucional- y Juan Antonio Pizzi -todo el turbulento background que relatabas-, no terminaban por hacer click en un principio. Quedó la sensación de que el San Lorenzo campeón de Pizzi fue el equipo más 'fiable' de un nutrido pelotón de pretendientes sin sello de garantía. En fin, Mestalla será una durísima prueba para un tipo tan determinante como el 'Lagarto'.

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  • LOCOMUYCUERDO 8 febrero, 2014

    Le ayudara que Rufete hizo limpia y ahora si dan la impresion de ir todos a una. Aunque el nivel de Pizzi se medira la temporada siguiente, donde tendra que ver en los refuerzos, en la pretemporada ….., por ahora deja buenas sensaciones, pero veremos si es revulsivo o si su mensaje perdura en el tiempo.

    No se si acerto en los refuerzos, el tiempo dira, pero si creo que acerto en las bajas, y añadiria uno o los dos porteros deben salir para descontaminar ese vestuario del todo.

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