En el verano de 2006 el Villarreal (¡qué cosas!) fue al mercado con la cartera llena y el prestigio de un semifinalista de la Liga de Campeones. Contrató al cotizado Cani, firmó al grandioso Pirès y apostó como hacen los grandes por un chileno de 20 años que meses antes había marcado el gol de Maradona. La llegada de estos tres artistas dejó sin sitio a Santi Cazorla, situación que aprovechó el Recreativo de Huelva para conseguir su ficha. Marcelino García Toral le entrenó durante aquel curso. A su conclusión, Cazorla era campeón de Europa. Quizá Simeone recordase este precedente cuando decidió que eran las de Marcelino las manos en las que quería a Óliver Torres.
El Cholo ya no podía ponerloDesde que España es la referencia del fútbol mundial su cantera ha producido dos tandas de tres cracks que le permiten soñar con no perder su actual estatus. La primera tuvo a Thiago, Muniain e Isco; la segunda, a Jesé, Deulofeu y Óliver Torres. Es decir, el niño del Atlético es una joya, un jugador de posibilidades importantes. Sin embargo, Simeone no puede hacerse cargo de su educación. El extremeño es el más frágil de los seis talentos, le falta la agresividad de los otros cinco, y además es el menos determinante; en los 24 ratos que le confío Diego Pablo no hizo más que un gol y una asistencia. Sin consistencia ni productividad, en el ultra frío Atleti 2014 no se cabe. El equipo era peor cuando él jugaba.
En el dibujo del Villarreal su posición ideal es la de Cani.
Tampoco está claro que vaya a encontrar sitio en el once del Villarreal. El Submarino maneja un sistema muy definido que le tiene colocado en la quinta posición de la tabla y sorprendería que lo cambiase. Se trata de un 4-4-2 con un doble pivote (Bruno y Manu Trigueros) en el que ninguno de sus dos miembros fija la posición, un extremo derecho de mucho recorrido (Aquino), un «10» inclinado a la izquierda (Cani), un segunda punta muy móvil (Dos Santos) y un delantero centro (Uche). Óliver podría desempeñar las funciones de Trigueros, Cani o Gio, pero sentar a uno de esos tres no le va a resultar fácil.
Pese a dicha dificultad, El Madrigal es un destino óptimo para él. Si lo hace bien, pronto se convertirá en la primera alternativa de tres piezas diferentes, lo cual garantiza minutos de calidad, pues su míster ya ha demostrado que sabe y le gusta trabajar con jóvenes como él. En cuanto al club, es importante que se trata de una entidad estable y de objetivos ambiciosos, pero sobre todo que estamos ante una escuela de fútbol. El Villarreal ha mantenido el mismo modelo de juego desde hace una década, un valor que ha permitido a sus futbolistas asimilar sus principios con más fluidez. Jugar de amarillo mejora. Y eso es lo que precisa Óliver en esta fase de su carrera: aprender. Cuando sepa cómo aportar algo en cada minuto que pase sobre el césped, volverá a casa. Sin prisas.
javimgol 1 febrero, 2014
A mí me encanta Trigueros. O cambia el esquema y quita un punta, o veo a Oliver en su lugar. No me parece un jugador ideal para hacer de Cani o Gio, por ejemplo.