Míchel Herrero ya tiene 25 años y sigue en el Valencia CF, tras haber pasado por La Coruña y haber dejado buen recuerdo en el Hércules y el Levante UD. Debutó en Mestalla cuando era juvenil y su esfuerzo en los partidos fue loado, y aún hoy día esa es su principal virtud. Míchel es un tipo intenso, de los que no negocian ni un decímetro de carrera, y Juan Antonio Pizzi va a necesitar gente así para desarrollar el plan que se le intuye. En parte, la sensación positiva que han dejado los suyos en la eliminatoria contra el Atleti de Courtois ha tenido relación con su fútbol. En su modestia, potencia el ritmo alto.
JIM supo usar a Míchel de «10»La aplicación más útil que se le ha dado a Míchel en Primera división ha sido como mediapunta en el Levante 2013´. Cuando Juan Ignacio Martínez requería ser más ofensivo sacrificaba un mediocentro, ponía a Míchel de «10» y bajaba a Barkero a zona de elaboración. Lo de elaboración es un decir, porque básicamente lo que hacía era lanzar pases largos de extrema calidad y mala intención hacia Martins que creaban peligro pero de los cuales, como es lógico en un fútbol de larga distancia, muchos se quedaban a mitad de camino. Justo entonces era cuando Míchel entraba en acción barriendo cada rechazo, conduciendo con potencia e incluso anotando algún que otro gran gol.
Tácticamente se hace difícil convivir con el irregular Dani Parejo.
Sin ser una apuesta idéntica, pues Pizzi pretende más protagonismo y balón para sus equipos, en este Valencia tendría un rol parecido. Las excentricidades de Parejo -el hombre fuerte del nuevo míster- vendrían a ser los pases largos de Barkero. Es más fácil sentirse seguro pese a depender de Parejo si un atleta como Míchel se centra en corregirlo. Contra el Atlético, como se apuntó, han funcionado más bien que mal.
Lo que distingue a Míchel del resto del plantel es su regularidad.
Resulta más que evidente que el chaval no tiene el potencial de piezas como Canales, Fede o Jonas, que vendrían a ser los sacrificados en su lugar, y no jugar con los mejores condena a ser menos de lo que se podría soñar, pero a veces equipos en la situación del ché necesitan una gota de realismo y constancia para sentar sus bases. Míchel es un jugador correcto y, sobre todo, uno de los pocos de esta plantilla del Valencia sobre quien se puede presumir con gran exactitud cuál será su aportación desde antes del inicio de un partido. Tal distinción podría bastar para meterle en la rotación de 15 hombres. Especialmente si se mantiene el deseo de imprimirle a los encuentros un ritmo tan elevado.
Guillermo Valverde 15 enero, 2014
Fede es muy bueno, ¿no?