El plazo ha sido cumplido a rajatabla. Hoy justamente se cumplen dos meses desde que Leo Messi cayó lesionado en el Benito Villamarín. En su primera convocatoria desde aquel partido, el genio rosarino jugará esta noche sus primeros minutos, llegando puntual al comienzo de la segunda vuelta del campeonato liguero y de la fase final de la Copa de Europa. Pensar si un equipo no echó de menos a un futbolista esencial en la historia de la disciplina sonaría incoherente, pero todo en el fútbol es debatible y dependiente del ángulo de luz con el que sea arrojado.
En ausencia del ’10’, el Barça sufrió en cada visita. Lógico
Habiéndose perdido cinco encuentros del campeonato doméstico, la primera y notoria circunstancia que empareja a Messi y el fruto de su ausencia es el rendimiento ofensivo del equipo lejos del Camp Nou, que no es sino a fin de cuentas, el perfecto resumen de tres grandes conceptos que Lionel abandera desde la cúspide: condicionamiento propio y del oponente en planteamientos, actitud y respeto al riesgo dentro de un partido; cercanía hacia el gol en cualquier instante de la fase ofensiva y jerarquía espacial de las piezas que le rodean. Así, al Barcelona le ha costado entrar en los partidos disputados fuera de casa. Los planteamientos rivales tienen la posibilidad de afrontar líneas más adelantadas y posibilidad de mezclar repliegue con pressing en la salida blaugrana sin sentir la amenaza del argentino.
Tomando como referencia el partido ante el Valencia en Mestalla, el más fluido a nivel individual de Leo y en consecuencia de los más completos del colectivo, agrega las ideas de por qué Messi no permite al rival tirar la línea arriba –Djukic lo hizo y lo sufrió– y cómo el poder de atracciónIncluso un Leo quieto limita a sus oponentes va a seguir siendo irreal por muy estático que resulte el mapa de movimientos del ‘10’. Su jugada maestra e indefendible, la que convierte a Leo en Magneto y al rival en una bola de papel arrugada, en la que recibe a espaldas de los medios, sale de una anticipación a cargo de su control orientado, apertura a banda y pase atrás, hace al Barcelona en todo momento posible y victorioso tanto en el marcador como en el dominio. Si el rival intenta protegerse de esas recepciones, lo tendrá que hacer con los suficientes efectivos como para polarizar su fase defensiva, dejando espacios a explotar por la habilidad espacial de Cesc o la profundidad de Pedro, Alexis o Neymar. Del mismo modo, el rival, si logra defender esta secuencia que origina Messi, quedará muy lejos de Valdés. Si está jugada es dibujada sobre el césped, Leo niega contragolpes al enemigo.
La capacidad de Messi para ordenar a toda velocidad, clave
Desde la mediapunta nace otro de los aspectos que diferencian al argentino de su sustituto en la gestión de esa zona y su habilidad para aparecer por delante, girar líneas y ordenar las piezas al mismo tiempo que inicia carrera a gran velocidad. Si a eso unimos que tras abrir Leo a un costado, el rival -y cuando se dice rival se hace mención a dos líneas en su totalidad-, parece comenzar una carrera al sprint para impedir que Messi remate, dejan el debate en off.
Asimismo, su capacidad como pasador no tiene igual, y la disposición de Neymar o Cesc en el carril central se antoja diferente desde el punto de vista de control, espacio, agilidad o velocidad, siendo Neymar un notable aprendiz como falsa referencia y Cesc Fábregas un manual móvil aunque distanciado de la influencia e influjo que ocasiona Lionel. Mostrándose el Barcelona siempre competitivo y con momentos de buen juego, aportados desde la importancia que toma Pedro, cubriendo la cuota de gol, o Alexis y Cesc con movimientos más elaborados, la ausencia de Leo siempre estará latente.
BdeB 8 enero, 2014
Hoy es dl día más feliz de mi vida, futbolisticamente hablando, desde hace muchísimo tiempo. No te das cuenta de lo que le da Messi al fútbol hasta que está ausente.