Real Madrid y Celta jugaron un partido de resultado y análisis desigual. Los elogios hoy serán para el cuadro gallego, mientras que los puntos y los goles quedaron todos en el lado blanco. El Real fue más o menos lo mismo de las últimas semanas: Modric pone el juego, Cristiano el remate y Jesé la revolución. El Celta, por su parte, no cometió errores y tuvo a su técnico inspirado en la pizarra pero sufrió el mal que ataca a casi todos los humildes de nuestra Liga: marcar les exige una precisión y velocidad inasumibles.
El partido, que fue flojo, dejó señales que pueden ser importantes
El 4-1-4-1 de Luis Enrique vino con sorpresa: Charles, el 9 vigués, hacía algo muy similar a una marca individual sobre Xabi Alonso. Si no lo fue, desde luego se le parecía bastante. Con el estado de forma de Modric, anular a Xabi no genera los beneficios de antaño pero el Celta tenía un plan. Alonso (perfil izquierdo del doble pivote casi siempre) coincidía con la zona de Rafinha (interior derecho), así que Charles debía mantener a Xabi lo más alejado posible del campo contrario para que el tolosarra tardase en subir y el Madrid no pudiera ahogar al Celta. Lo cierto es que esta medida táctica con Alonso 2011 no sería viable, pero el partido se jugó en enero de 2014 y ahí Lucho estuvo fino.
A modo de Efecto Mariposa, tras esa decisión fueron sucediéndose un buen puñado de consecuencias. La primera tuvo que ver con Rafinha y un viejo problema madridista: el Real no llega a juntarse arriba con la frecuencia que desearía. Tiene minutos aislados donde lo consigue pero noL.Enrique montó una autopista a Rafinha, su MVP es constante. Y como cerca de Rafinha estaban Cristiano e Isco –ambos no la roban– y Alonso no llegaba, el brasileño pudo exhibir su potente conducción sin un tapón que le detuviese. Su primera mitad gustó especialmente. Fue simple pero espectacular. También ayudó que Oubiña pudiera jugar cómodo cerquita de Isco en algunas ocasiones. En realidad el partido de Borja fue más bien malo, pero un par de toques de clase sirvieron para habilitar a sus compañeros. Viendo que nadie lo ataba, Modric tuvo que salir lejísimos a buscar al mediocentro celeste, dejando espacio para que Charles bajara y tocara de espaldas. Pepe, brillante toda la tarde, tenía imposible anticipar tan abajo. El Celta hacía cosas con la pelota pero Charles falló la que tuvo. Y fue de las clamorosas.
Rafinha y Charles explotaron al máximo el mal partido de Alonso
El inexistente partido de Alonso también afectó al ataque madridista, si bien ahí la marca al hombre no tuvo tanto que ver. Modric se hizo cargo de la elaboración de su equipo, retrocediendo y mandando, pero casi todas sus opcionesEl Real no tuvo juego interior de pase eran exteriores. Por el centro no había casi nada. Isco no aparecía y Ronaldo dio continuidad a su mes de escaso juego. Solo Benzema tocó con frecuencia aunque menos que en otras ocasiones. Así pues, al Real le quedaban las apariciones exteriores, donde sí pudo marcar diferencias por exclusivo nivel individual. A Di María y Orellana les separa un abismo físico, algo que el Fideo aprovechó para enloquecer y poner cuatro centros solo en la primera mitad. Como el Celta no defiende bien esas jugadas la sensación es que el Madrid podía marcar, pero su fútbol estaba siendo muy flojo. Solo dos disparos en cuarenta y cinco minutos lo dejan claro.
Luis Enrique intuyó que la necesidad haría espabilar al Madrid tras el descanso y buscó nuevos mecanismos para que Rafinha siguiera corriendo. Por ejemplo, abrir al canterano culé a la banda, cambiándole de forma puntual con Augusto. La salida de Illarramendi elevó el tono defensivo de los locales, que pasaron a recibir menos carreras en contra. Menos, que no ninguna, pues Charles volvió a quedar en mano a mano ante Diego López. Esta vez la tiró fuera. En cualquier caso, la apuesta que cambió el partido llegó al cuarto de hora. Jesé y Bale entraron casi a la vez, situando al Real en un 4-2-4 con extremos fijos y Ronaldo y Benzema de rematadores. El galés dejó una buena imagen y se fue con su enésima asistencia (promedia un gol creado cada 63 minutos) pero el futbolista sobre el que hay que reparar es canario y cada día más de verdad.
Con Bale y Jesé, Ancelotti buscó la fórmula de regate y centro
Que Ancelotti simplificase el juego de su equipo viendo la espesura general es algo normal. Que Jesé fuera la carta ganadora a la que agarrarse, no tanto. El chaval insufló una energía que el Madrid no estaba teniendo. En solo cinco minutos puso dos centros de gol y rozó el tanto con un disparo, pero lo fundamental no es eso. El tema principal es que el Real llevaba la pelota a sus pies para que él crease. Pasó en Mestalla y pasó ayer. Jesé Rodríguez sigue siendo una promesa pero ya no es una incógnita. Si lo sacas, va a sumar. Para el Real Madrid fue la noticia más positiva del encuentro. La negativa, que Alonso jugó realmente mal, y eso en él es algo preocupante.
@angelbermello 7 enero, 2014
Enhorabuena por el artículo David. Un análisis muy interesante.
A pesar del aparente resultado claro a favor del Madrid, me pareció un partido realmente igualado. Me llevé una grata sorpresa con todo el equipo del Celta, especialmente con Rafinha y Lucho, al que no veía tan lúcido desde los tiempos en el Barça B. ¿Es posible que haya sido el partido más serio del Celta en lo que va de temporada?
En cuanto al Real Madrid, y por muy buen planteamiento del rival, da la impresión de que "sufre" cuando le da la gana. Me parece uno de esos días en los que ninguno tenía muchas ganas… XD
Lo de Ronaldo, personalmente no me llama la atención. El tío es un monstruo del fútbol, pero realmente se pasa media temporada así, con registros goleadores únicos, pero fútbol fútbol…
Me gustó mucho la alineación con la que terminó el partido. A pesar de la evidente falta de equilibrio, ¿crees que puede ser una solución mucho más habitual cada vez?
Especialmente visto el nivel de juego que muestran Bale (sano) y Jesé (uno de los que consigue que no pueda pestañear cada vez que pisa el campo)…