La Real Sociedad ha recobrado su confianza y la alegría. Tras una Champions League difícil en la que la inexperiencia y el azar fueron obstáculos insalvables, ha enlazado un mes de juego y resultados que le ha colocado, junto al Athletic y el Villarreal, en la lista de candidatos al cuarto lugar de la tabla. Este inesperado punto de inflexión ha coincidido con el reset de Carlos Vela, con el regreso de Agirretxe y con el afianzamiento en el once titular del joven Rubén Pardo, aunque esto último se debiese de inicio a lesiones de terceros.
Pardo resuelve partidosRubén Pardo sigue siendo el jugador menos preparado de la Real Sociedad; su desglose de defectos continúa superando en extensión al de virtudes, pero, en contra de lo que ocurría hasta hace poco, ya no en impacto. El «14» ya sí es rentable; su dilatada etapa de adaptación al primer nivel ha concluido y es por fin consciente de quién es él contra los rivales a los que enfrenta. Sabe dónde suma y conoce sus limitaciones; y simplemente situándose allá donde el saldo hoy le sale más a favor ha dado un paso al frente. No es más completo, pero se mete en menos líos y compite mejor. Y además, los ajustes generales le han sonreído. Rubén Pardo y la Real son coherentes como alianza. Ahora sí que sí.
Rubén juega como interior izquierdo en el 4-1-4-1 de la Real.
El 4-1-4-1 sigue siendo el dibujo base txuri-urdin, si bien el sistema ha sufrido algún cambio. Sobre todo ha perdido orden y estabilidad, sin y con el balón, lo que le ha restado control en los partidos. Al principio Arrasate intentó recuperarlo, pero el fútbol es de los futbolistas y es imposible que ignore la ausencia de un tipo como Illarramendi. Así que, resignado, el técnico pasó del control posicional y apostó por la otra gran virtud de su grupo: la calidad ofensiva. Para potenciarla redujo el número de pases y aumentó tanto la distancia como la verticalidad de los mismos. A su vez, mandó el juego mucho más a las bandas que el año pasado. La Real se abre en alma y cuerpo buscando que el rival también tenga que hacerlo, persigue el intercambio de golpes, lo cual permite a Pardo ser decisivo desde la posición de interior izquierdo. Con espacios y ritmo todo fluye más fácil. Ahí ni saca el balón desde atrás, ni organiza el juego ni defiende sin la pelota. Su labor es más simple: crea muchas ocasiones. Su toque y conducción dan puntos.
El Pardo de la élite no es el del Europeo Sub 19 de Rumanía.
Por descontado, ser un centrocampista de 21 años que da puntos en la Liga BBVA es asunto serio; el talento de Rubén es grande y consta, pero este chico no puede pararse aquí. Su calidad como pasador, su seguridad con el balón controlado y el carisma que desprende cada vez que participa son avales como para convertirse en un jugador de auténtico peso en el fútbol, y todavía está lejos de serlo. Dicho lo cual, el futuro pinta bien porque está donde debe. Markel Bergara le protege en defensa, Xabi Prieto controla lo que él no sabe y su juego ya no molesta a la Real Sociedad. Con un trabajo eficiente tiene tiempo y paz para convertirse, por qué no, en el director de juego que asombró al fútbol europeo en el Sub 19 de Rumanía. A ese jugador todavía no se le ha visto en Primera División. Ni él mismo se lo ha propuesta de momento. Y aunque como centrocampista ofensivo rinde y ya tiene andando el principio, como centrocampista de dirección su techo se duplicaría. Para lo primero le falta rapidez, potencia y habilidad. Estaría lastrado de algún modo. Para lo segundo, su genética no tiene pegas.
Abel Rojas 26 diciembre, 2013
Por cierto chicos, esperamos que pasaseis una gran Navidad con los vuestros y que cargaseis pilas para el Boxing Day de hoy ^^
El partido de las 18:30 es una brutalidad.