En la tradición cristiana, el tridente está relacionado desde hace siglos con la figura del diablo. En fútbol, sin embargo, su origen es mucho más reciente. En el verano de 2001, el Barcelona contrató a Saviola, un delantero que iba a unirse a Rivaldo y Kluivert, también delanteros. La excesiva homogeneidad del trío (todos atacantes centrales) llevó al pueblo sabio a buscar una palabra que explicara lo especial de aquella disposición. Así nació el concepto “tridente”. El tiempo ha borrado la parte negativa, dejando solo lo positivo. Hoy es un tridente aquel grupo de tres futbolistas especiales, dignos de destacarse. El Madrid estrenaba ayer uno, el formado por Xabi Alonso, Modric e Isco, y sobre él hay mucho que hablar. Fue lo más interesante del choque, aunque el MVP del encuentro no recayese sobre ninguno de sus integrantes.
El Real Madrid estrenaba centro del campo: Alonso, Modric e Isco
Lo primero era comprobar cómo iba a organizarse el conjunto de Ancelotti. La respuesta fue rápida y clara: 4-2-3-1. Frente a él, otro 4-2-3-1 del Valladolid, con Rossi por detrás de Javi Guerra. El Madrid tiraba de nuevo de su doble pivote creativo, contra el que se necesita táctica y mucha calidad defensiva. JIM hizo todo lo que estaba en su mano –Rossi y Guerra a la misma altura para currar en pareja– pero el Pucela es un equipo de poco nivel físico en su carril central. El ritmo asociativo del Real les impidió acercarse al robo durante los 90 minutos. Las cifras fueron impactantes: casi 800 pases blancos, con un 92% de acierto. Tremendo. Para conseguir esos datos se vieron algunas cosas nuevas. Lo más llamativo fue un conato de automatismo que merece la pena resaltar.
Modric y Alonso comenzaban las jugadas bastante pegados, con Luka a la derecha pese a algún que otro intercambio de posición. El croata jugó muy bien en ese perfil aunque harán falta pruebas más exigentes para determinar su comodidad final. La ubicación retrasada de los dos mediocentros forzaba a Sastre o Rubio a salirEl Madrid atacó con coherencia a tapar, algo que el Madrid contrarrestaba con una doble mediapunta formada por Isco y uno de los extremos, siendo Bale el que se metía dentro con más frecuencia. El galés completó una primera mitad muy en la línea del futbolista “interior” que compró el Madrid (ojo a la ubicación de sus envíos). Así pues, Xabi y Luka se encontraban con la siguiente estructura cuando levantaban la cabeza: tres hombres por medio (Isco, Benzema y el falso extremo) y dos chinchetas abiertas permanentemente: el otro extremo y el lateral que subió al espacio libre (Carvajal por norma). Dibujo compensado y multitud de opciones de pase. Con el Madrid reuniendo mucha gente por dentro, el peligro de inicio lo puso Di María, un cohete pegado a la izquierda, como en sus tiempos del Benfica. El Fideo pisó mucha línea de fondo. A él se le vio pero a Marcelo no tanto. El brasileño quedó pelín ahogado entre la posición de Isco y la del argentino. Con CR lo pasa mejor, algo lógico si tenemos en cuenta que Ángel en el lado zurdo lo tiene más difícil para actuar entre líneas.
El Madrid exhibió una fluidez interesante en su ataque estático
Párrafo aparte merece Benzema, que en esta orgía de pases demostró que no hay «9» más fino. El francés dio un clinic de espaldas, siendo el receptor extra que necesitaba cada pasador. No hay que explicar mucho, solo verle y disfrutarleBenzema es el amigo de todos cuando juega. Karim y el propio Madrid fluían con naturalidad. Los merengues le daban a su posesión un sentido global; no solo había que atacar bien sino protegerse de la contra enemiga. ¿Lo consiguieron? Bueno, si uno consulta las estadísticas del primer periodo verá que Diego López no realizó ni una sola intervención. No obstante, el Valladolid sí pudo filtrar alguna pelota tras recuperación y obligó a Xabi y Modric a correr hacia atrás. ¿Preocupante? No demasiado, pero es innegable que con Luka, Alonso e Isco, las prestaciones defensivas bajan en lo individual. Eso sí, notable el comportamiento de la línea defensiva cuando los blanquivioletas llegaban en carrera; siempre manteniendo el orden y ganando los duelos, por otro lado muy desiguales. Buen Pepe, una noche más.
JIM trató de agitar algo a los suyos con la salida de Omar, aunque siendo sinceros tuvo más pinta de ajuste defensivo contra Di María que otra cosa. El Madrid había volcado sus ataques en el sector izquierdo y se tenía queLa 2ª parte, de Bale y Carvajal hacer algo. Bergdich se cambió de banda para ayudar a Alcatraz, trabajo que cumplió con encomiable generosidad. El Madrid bajó un poco el pistón con su principal ruta de acceso bloqueada y el Valladolid lo aprovechó para al menos chutar a puerta. Ocurre que el Real tiene la suerte de disponer de dos cerebros que cambian muy fácil el sentido de los ataques. Modric y Xabi inclinaron el campo esta vez hacia la derecha. Carvajal empezó a recibir los balones que antes no tenía (sus 3 centros llegaron en la segunda mitad) y Bale cambió el juego por el regate (3 de sus 4 desbordes, tras el descanso). Y los goles, claro. Gareth todavía no es el jugador que puede ser pero sus cachetadas rompen la cara del contrario. Sus números ya asustan.
El Madrid sabe elegir la banda por la que debe intentar progresar
Entre goles de Bale y nuevos esfuerzos de Morata y Jesé por agradar se nos marchó el partido. Pese a los “cuatro” tantos de Bale y la magia de Benzema, hemos de quedarnos con el fútbol del tridente y sus consecuencias. Con esos 800 pases al 92% de acierto. El debut del “Alonso-Modric-Isco” se dejó sentir en la esencia del Madrid y abre con fuerza el debate: ¿es este el camino? Si por belleza fuera nadie dudaría. Este Real, aún lejos de la perfección, ya goza de sí mismo.
@DavidLeonRon 1 diciembre, 2013
Por citar un ejemplo cualquiera:
Madrid-Málaga, dominio total del Real, con un montón de tiros y tal y cual… 500 pases.
Casi 300 menos.
Lo de ayer fue un punto y aparte. ¿Mejor? ¿Peor? Eso ya cada uno, pero fue algo distinto.