Ya ha dicho que su periplo como seleccionador terminará después del Mundial de Brasil, y normalmente cuando es un seleccionador el que decide poner punto final a su etapa como tal, tenemos una opinión clara sobre su trayectoria. Pero lo cierto es que, después de casi cuatro años al frente de la selección italiana, las valoraciones hacia Cesare Prandelli están bastante divididas e indefinidas. El momento en el que el técnico lombardo llego a la Nazionale no era nada cómodo. Italia había sido apeada de forma humillante del mundial de Sudáfrica siendo última de un grupo formado por Paraguay, Eslovaquia y Nueva Zelanda. Los vestigios del equipo campeón en 2006 se apagaban, y era necesaria una remodelación. La fase de clasificación a la Eurocopa de 2012 fue buena, y el rendimiento en la fase final lo suficientemente competitivo como para alcanzar la final, pero el 4-0 en el partido clave contra España dejó la figura de Prandelli tocada. En la Confederaciones ocurrió a la inversa. Un torneo flojo y un partido frente a España en semifinales de gran nivel, quedando fuera en los penaltis. Otra vez un sabor agridulce, como en toda su etapa.
Aun a día de hoy resulta difícil valorar la etapa de Prandelli al mando de la Selección italiana
Prandelli se encuentra ahora ante la última oportunidad de dejar una imagen sólida, algo que, a pesar de un rendimiento eficiente en las fases finales -no si comparamos la trayectoria histórica de la Nazionale, pero sí teniendo en cuenta las expectativas con respecto a plantilla y a un momento de transición-, no ha conseguido. De momento, ha vuelto a clasificar con holgura al equipo a la cita de Brasil 2014, y ahora mismo se encuentra en el último escalón de cara a construir algo competitivo para ganar ante la afición que celebró el penalti al limbo de Roberto Baggio en el 94, o de los que sonrieron con la exhibición de la máquina de Zagallo en la final del 70. Vendetta, que dicen, y que en este caso, más que nunca, no necesita traducción.
Sin embargo, y a pesar de llevar el suficiente tiempo al frente del equipo esta selección italiana aún no tiene una idea definida. Buffon es intocable, y a pesar de que su mejor momento físico ya ha pasado, su brutal Los centrales italianos, menos cómodos que en el sistema de la Juvetalento aún le mantiene en la meta. Él será el titular en Brasil salvo sorpresa. La línea defensiva es la que está motivando más problemas. El trío juventino Barzagli-Bonucci-Chiellini ha sufrido cuando se ha integrado con Italia en defensa de cuatro, y esta es la variante que al técnico más le gusta. Son los tres centrales italianos de más calidad, pero viven un día a día en su club muy diferente a lo que se les exige en la selección. Abate y Maggio para un lateral, Balzaretti y Pasqual -habrá que ver cómo llega Criscito a junio- para el otro. La línea defensiva italiana tiene calidad individual para competir contra cualquiera, pero hasta el momento ha dejado constancia de no tener un comportamiento colectivo consecuente, dando imágenes preocupantes recientemente –Japón en la Confederaciones o, mismamente, Dinamarca el pasado viernes-.
La comodidad de los centrales y los laterales elegidos, las principales dudas de la defensa
A partir de este argumento con respecto a la línea trasera surgen otras dudas, y hay nombres importantes implicados en ellas. ¿Un equipo que no termina de mostrar armonía defensiva con Pirlo por delante de la defensa? ConteEl tema de Andrea Pirlo es difícil de resolver a día de hoy para Italia construyó el 3-5-2 juventino alrededor de la figura de Andrea Pirlo, pero Andrea en Italia se encuentra con menos freno por detrás y partidos en los que Italia no es capaz de posarse en campo rival resultan una quimera por el escaso filtro defensivo que ofrece el bresciano. Es decir, nombres de leyendas cuya suma a la eficiencia se pone en duda. Prandelli probó a Motta -que está rindiendo muy bien en el PSG– como pivote en esa estructura de 1+2 del medio campo azzurro. No es tanto el problema de las alternativas –De Rossi está imperial en este arranque de campaña en la Roma en ese rol, y Verratti asoma la cabeza-, si no más bien el impacto visual de sacrificar a Pirlo.
Un Motta con continuidad sería un tapón más pegajoso en la transición defensiva, pero cuesta pensar que, al menos hasta después del mundial, Pirlo deje de tener un papel protagonista. Esto puede condicionar cosas. Por ejemplo, Prandelli frente a Bulgaria utilizó como interiores a Motta y De Rossi. Una pareja competente pero de escasa agilidad y soltura como para hacer dinámicos los ataques posicionales. Marchisio y Montolivo sí ayudarían en ese sentido, pero la prestación en cuanto a robo a una altura decente quedaría muy reducida. Quizá, con el objetivo de encontrar una mezcla, hemos empezado a ver variar en Italia la figura del trequartista para jugar con dos puntas, por la de una doble mediapunta que ofrezca soluciones interiores ante la necesidad de utilizar, al menos, a un interior de achique, de más garra. Candreva y Diamanti, Insigne o Giaccherini están jugando en la zona de mediapunta, más cerrados en un esquema más cercano al 4-3-2-1, algo con lo que aún el cuadro italiano no ha conseguido encontrar fluidez.
De Rossi y Motta son una opción para ayudar defensivamente a Pirlo, aunque se pierde mucha agilidad
Si bien Italia no termina de encontrar una idea clara a la hora de confeccionar el equipo -algo que; por otro lado, ha sido decisivo siempre que la azzurra se ha llevado un triunfo a la boca-, parece queBalotelli encabezará el poder ofensivo de los italianos en Brasil Cesare Prandelli podrá contar con mucho talento ofensivo. De Mario Balotelli se hablará mucho y mal, pero un futbolista capaz de una actuación como la vista ante el Napoli este mismo curso es un argumento de calidad para cualquier ataque del mundo. A eso se suman Giuseppe Rossi, que salvo recaída ya está recuperado para la causa mundialista, el incipiente talento de Lorenzo Insigne -ya dejando alguna actuación inolvidable en Champions como la del Borussia Dortmund-, un El Shaarawy que explotó en la primera mitad de curso del año pasado -recuperar ese nivel es gol, lo más valioso, en una fase final-, la siempre curiosidad de ver a Cassano en un equipo de media tabla -su Parma está oliendo a Sampdoria-, y hasta el reconocimiento del técnico de que Totti no está descartado. Mucho talento que añadir a la clásica figura del 9 -Gilardino, Pazzini o Matri- que nunca falta en una convocatoria.
Las dudas de Prandelli pasan con respecto a una definición clara de su estructura defensiva -contando la figura del mediocentro-, y eso, dados los nombres que en ella están implicados, es algo de difícil inclinación hacia el lado del cambio. El técnico lombardo llegó para hacer una transición y está acabando su obra con la necesidad de iniciar otra, que quedará en manos del siguiente. Mientras, una Italia quizá poco identificable con su patrón histórico, pero que recupera parte de su esencia en la zona ofensiva -mucho talento- y al que añade un argumento en cierto modo optimista, y es el rendimiento del equipo con este seleccionador en fase final.
Pablo 14 octubre, 2013
Se quedó sin renovación generacional Italia: una camada se fue yendo, cada uno a su tiempo, y no hay demasiado reemplazo que iguale esa calidad de jugadores.
PD: A Pirlo lo mata la alta definición. Está avejentado…