«Ojo a Francia» fue una de las frases más repetidas en la antesala de la Eurocopa 2012. Nadie cuestionaba el favoritismo de España, pero conforme pasaban los días los galos iban ganando posiciones respecto al resto de outsiders. Y era lógico. Quitando quizás a Alemania, ninguna otra selección ofrecía garantía de éxito y la nueva Francia de Laurent Blanc no había parado de crecer, evolucionar y emitir buenas sensaciones desde la amarga cita mundialista con Domenech al mando. Dos años parecían pocos, pero la renovación generacional estaba marcada por el talento y los resultados, además, estaban acompañando: invictos desde septiembre de 2010, su fase de clasificación había sido de notable y los amistosos pre-Euro no podían haber ido mejor (3-2; 4-0; 2-0). «La Francia de Blanc» sonaba a frescura, juventud y calidad. Ya habían purgado la mayoría de sus pecados previos y, ahora, buscaban conquistar el mundo comenzando por Europa. Para ello tenían al mejor delantero del torneo. Y éste estaba en su mejor momento.
El 2012 parecía el año de la confirmación de Benzema.
Pese a ser la última gran perla del fútbol francés y haber debutado con les bleus en 2007 con sólo 19 años, la consolidación de Karim Benzema como ariete de la selección no había sido fácil. De hecho, Raymond Domenech le dejó fuera del Mundial de Sudáfrica en 2010, ganándose así la reprobación del público francés y sorprendiendo al español, que ya había visto en primera persona que Karim era un futbolista, cuanto menos, especial. Diferente al resto. Así lo entendió también Blanc, que al poco de llegar al cargo manifestó que, para él, Benzema era el atacante número uno de Francia.
Y no era un decir, sino que probablemente estaba en lo cierto. Entre febrero de 2011 y junio de 2012, Benzema explotó en lo futbolístico y en lo goleador a las órdenes de Mourinho, logrando unas magníficas cifras de 49 goles y 19Benzema nunca logró explotar en la selección asistencias en 68 partidos. Él estaba bien, estaba fino. Sin embargo, en Francia no logró despegar. No fue una cuestión de nivel, sino de goles: a la Eurocopa llegó marcando 7 en 18 partidos durante la era Blanc, para un acumulado de 15 en 45 con la selección. Es decir, un gol cada tres encuentros. Una cifra insuficiente a todas luces, pero que se veía compensada por su cada vez mejor rendimiento como punta de lanza del 4-1-4-1 francés. Resumiendo: Karim Benzema aún no era en Francia lo que debía ser, pero se esperaba que lo fuera en la Eurocopa.
La historia, como saben, fue bien distinta. Ni Francia mostró ser un buen equipo ni Benzema el delantero del torneo, marchándose del mismo sin ver puerta en ninguno de sus 18 remates. Blanc no paró de buscar soluciones para sacar lo mejor de los suyos, pero ninguna pareció buena. Nasri, ni por fuera ni por dentro, logró completar bien el fútbol de Benzema & Ribery, pero futbolistas más verticales y agresivos en sus movimientos como Menez o Ben Arfa, que en teoría podían beneficiar a Karim, tampoco lo hicieron. Al final, en vez de potenciarse, Francia se contagió de la peor versión de su «9» y abandonó la Eurocopa como un equipo dócil, lento y estéril.
Desde la Eurocopa, su rendimiento ha ido a peor.
Con la Eurocopa de Polonia & Ucrania se fue la Francia de Laurent Blanc, que dimitió, y la de Karim Benzema, que pasó de ser la referencia del país a ser pitado por Saint-Denis en tan sólo diez meses.Con Deschamps, ha retrocedido lo avanzado Este alejamiento entre futbolista y afición no vino de forma repentina, sino que ha sido gradual. Didier Deschamps le ha mostrado siempre su apoyo, pero de una forma diferente a la de su predecesor. Sin tanto cariño; con más reparos. «Francia necesita a Benzema en su mejor forma, lo cual no significa que no tenga soluciones en su posición o para jugar con él. Se puede no amar al personaje, pero no se puede dudar de la calidad futbolística de Karim Benzema», decía en marzo. Lo cierto es que este mensaje ha tenido también sus consecuencias en la pizarra, cambiando el esquema para jugar con una doble punta y situando a Valbuena en el sector que estaba destinado a aportar lo que Karim no es ni será.
Lo más grave de esta situación ya no es el problema en sí, que también, sino que parece que se está llegando a un punto de difícil retorno. El pasado viernes, cuando fue sustituido por Gignac ante Georgia con 0-0 en el marcador, Benzema dejó en 1218 el número de minutos que lleva sin marcar con la camiseta bleu e incrementó al 90% el número de internautas de L’Equipe que quieren su suplencia. No es que Giroud parezca una gran solución para apostar por él sólo en punta (promedia un gol cada 272 minutos con les bleus; 237 en el caso de Karim), pero cada vez quedan menos días para Brasil 2014 y Francia, con casi toda probabilidad, deberá pasar antes por una durísima eliminatoria a doble partido en la que no puede esperar a nadie. Ni siquiera a a él. Deschamps tiene la última palabra, pero todo pasa por dejar de ver sólo el 10% de Karim Benzema.
@RdGarca 10 septiembre, 2013
Es que quizás Karim no tenga que ser la estrella de Francia. Es una selección con Pogba y Matuidi en el mediocentro, extremos rápidos y al mejor jugador de Europa. Con que mantenga la puerta a 0 y que entre Ribery o 15 centros a Giroud abran la lata debería ser suficientes.
Las eliminatorias hay que ganarlas. Scolari con el equipazo que tiene se dio cuenta de esto y quizás le toque a Deschamps