Hace tiempo que en Ecos miramos de manera personalizada al futbolista. Es un contenido que nos gusta, pues sirve para contemplar al individuo dentro de algo tan colectivo como un equipo de fútbol. En este tiempo hemos analizado a centrocampistas impresionantes como Gundogan o Schweinsteiger, hemos desgranado al complejo Khedira, la importancia de Piqué o lo que Ronaldo es capaz de hacer en tan solo 90 minutos. Todos con el elemento común de tratarse de jugadores de primerísimo nivel. Kolbein Sigthorsson (14 de marzo 1990) no vive en el mismo barrio que ellos y probablemente nunca lo hará. Su talento se sitúa en una escala diferente a la de los bichos citados. Sin embargo, hay algo en él que le hace atractivo a ojos del espectador. Algo con aroma a conocido.
Ese algo entronca con dos conceptos familiares para el aficionado: el Ajax de Amsterdam y un delantero centro de gran altura. El islandés (1,86 metros) evoca el recuerdo de Patrick Kluivert o Zlatan Ibrahimovic, torretas que el club holandés disfrutó en un pasado bien reciente. Sigthorsson guarda cierto parecido con Kluivert –bastante más que con el irreproducible Zlatan– aunque insistimos en que el rubio no forma parte de la aristocracia del balón. Metámonos ya en faena; así juega el ariete del Ajax.
Kolbein Sigthorsson es el delantero alto del Ajax, como Patrick Kluivert o Ibrahimovic antes que él
La holandesa es la escuela del juego posicional. Una forma de sentir el fútbol responsable y rígida en la que la libertad nace a partir del orden. Aunque este Ajax de Frank de Boer se toma algunas licencias (con Eriksen como ex «culpable»), hay constantes que se repiten una y otra vez. Sigthorsson es una de ellas. A menudo, el Ajax elabora sus ataques en las bandas. Allí se junta mucha gente (lateral-interior-extremo) para intentar desequilibrar. En esos instantes, nuestro nueve espera entre centrales (Foto de la derecha). Siempre, sin excepción. Da igual si la ofensiva se produce por la izquierda o la derecha (Foto), Sigthorsson estará clavado en el medio. Esta disciplina hay que entenderla como un punto sin duda positivo. Kolbein es un jugador solidario que intenta ayudar al equipo con su colocación, algo muy útil por ejemplo en situaciones de agobio (Foto). Además, esa paciencia le prepara para el centro al área. En esta suerte no es un fenómeno pero remata alguna que otra (Foto) y sobre todo intimida. El rival no se siente cómodo sabiendo que la pelota vuela al punto de penalti con Sig esperando. Pero ¿qué pasa cuando el Ajax ataca por el centro? Que Sigthorsson, por fin, toca balón.
Bajar a recibir de espaldas es la acción que define a Kolbein (Foto de abajo a la izquierda). Cuando su equipo intenta avanzar por el carril central es común verle retrasar su posición para intervenir. Es algo que le agrada y que puede repetir varias veces en la misma jugada (Secuencia Completa). Eso sí, casi todos sus apoyos se dan en zonas muy centradas. Su relación con las bandas es algo conflictiva y merecerá un capítulo aparte. Para esos apoyos que comentamos, Sigthorsson dispone de un catálogo técnico interesante. Dejando el balón de cara es muy bueno (Foto) y además tiene talento para decidir a dónde quiere mandar el cuero, si al interior o al extremo que rompe (Foto de abajo a la derecha). Esta cualidad le sirve al Ajax para montar algún contragolpe (Foto) de vez en cuando aunque estos no son muy comunes en el libreto ajacied. Por último, conviene aclarar que anticiparse al centrodelantero islandés no es sencillo, pues goza de un par de virtudes fundamentales en este tipo de hombres boya: por un lado, su control orientado no es nada malo (Foto). El pie le responde. Por otra parte, sabe hacer valer su potente cuerpo; protege bien el balón y difícilmente pierde la vertical en los choques. Sigthorsson hace fluido el juego a través de estas intervenciones. En otros apartados va mucho más justo.
Por encima de todo, a Sigthorsson se le da bien jugar de espaldas. Es su principal cualidad como «9»
Salvo que te llames Cristiano Ronaldo, no ser muy bueno al espacio midiendo casi 1,90 resulta comprensible. Que Kolbein no marcara diferencias en este aspecto sería lo lógico. El tema es que el del Ajax va un poco más allá; es directamente flojo. Dos son los defectos que le azotan en este capítulo: la falta de ruptura y su poca soltura en la banda.
En todo lo que llevamos de Eredivisie se cuentan con los dedos de una mano los desmarques en profundidad que Sigthorsson ha completado. Verle romper entre centrales es de verdad poco habitual. Resulta gracioso que, cuando sucede (Foto de la izquierda), el propio jugador note la incomodidad de la situación y termina resolviendo mal la jugada. Son movimientos que no domina y que evidencian su sufrimiento a la hora de ejecutarlos. Ahí es presa fácil para el defensa adversario (Foto). Y si en estático no encuentra cómo arrancar hacia la portería, al contraataque no es mucho mejor. En transición no sabe hacia dónde correr… o no quiere saberlo. No resuelve ni las coyunturas más claras y ventajosas (Foto de abajo a la izquierda). Al hueco, queda claro, es muy débil. ¿Yendo a banda? Bueno, un poco mejor… pero solo un poco. En el cuadro de De Boer los extremos tienden a irse al medio con asiduidad. La respuesta de Sigthorsson a estos lances es bastante irregular. En los costados es lento –pese a su buena calidad técnica– y suele perder las pugnas. No desborda ni da gran continuidad en esos sectores. En realidad hay mucho de confianza en esto. El futbolista no tiene fe en sí mismo cuando sale de su zona y busca regresar rápido a donde siente seguridad (Foto de abajo a la derecha), a veces en contra de lo que pide la jugada. La banda le hace sentir torpe; mejor volver al centro.
El juego al espacio y las caídas a bandas, los dos defectos más relevantes del delantero islandés
Para el final hemos dejado partes de su juego que, si bien no son las más destacadas, si han de tomarse como activos para sus equipos. Pese a que su estatura no hizo de él un coloso en el juego directo, un pelotazo hacia Sigthorsson no es mala solución. Gana algunas prolongaciones y si le ofrecen una dejada es muy capaz de verla (Foto). También es decente en conducción de pelota. Como hemos venido explicando, su técnica es apreciable y tiene una buena zancada para espacios abiertos, si bien carece de cambio de ritmo o creatividad para regatear o soltarla en el momento justo (Foto). Por último, está su trabajo sin balón, donde no abandona a los suyos. Sin grandes esfuerzos pero con presencia permanente en la presión.
A estas alturas, el lector debatirá consigo mismo las conclusiones de este artículo. ¿Es bueno Sigthorsson? La respuesta es menos obvia de lo que cabría esperar. Para empezar, la Eredivisie es una liga que confunde; un campeonato en el que cinco goles en 26 minutos no extrañan a nadie… y Sig es un «9». Se beneficia de ello. Para medirle se necesita más tiempo y presencia en la escala internacional. Mientras, disfrutemos de sus toques de espalda y sus dejadas, tan típicas de esa cultura llamada Ajax.
javi15195 18 septiembre, 2013
He visto dos partidos del Ajax esta temporada. Necesitaría más tiempo para analizar el juego del equipo de De Boer y de Sigthorsson, de ahí mis siguientes dudas :
1) Veo normal que no juegue por banda, en el esquema 4-3-3 se junta mucha gente en ese sector. Hasta ahí bien. Sin embargo, cuando esté viene a recibir al centro, ¿quién suele romper su espacio? ¿Son Bojan y Fischer buenos jugadores para estas situaciones? No me he fijado demasiado en estos movimientos, por eso os pregunto. En el partido ante el Groningen, los ajacied mostraron un juego de toque muy en corto y apenas vertical, con falta de pases y rupturas al espacio. Me queda esa duda, por eso quería que alguien me la aclarara.
2) Por las características del islandes, podríamos decir que es un 9 al uso, un 9 que viene a recibir, pero que donde se encuentra más cómodo es fijando centrales y viviendo cerca del área, ¿no?