A veces la Premier parece de atrezzo. Sábado, Londres, hora de comer, Tottenham de Villas-Boas, Chelsea de Mourinho, sin Mata, que sale luego y lo parte, con un gran Torres, con una expulsión, con un tiempo para cada equipo, con White Hart Lane hasta la bandera. Sólo faltó que jugaran en Hyde Park. No sé, parece demasiado preparado; demasiado atractivo. Si quieres que los demás vean que tuviste una noche de pasión, pues revuelve un poco la cama sin necesidad de dejar ropa a los pies de la misma. Con que pongas dos platos, dos copas y una botella de vino vacía, te van a creer. La Premier League es grandiosa.
Partido identitario. Como los de la NBA. Como los de Champions
Tampoco fue una cita de enorme desenfreno, pero fue inconfundible. Un gran derby, testigo de alternancias y giros de guión. el Chelsea no podia transitarNo fue un derroche de fútbol y calidad pero sí de apariciones, de chispazos. La 1ª parte fue de los Spurs. Mourinho, que aún está en esa fase de reforzar el equipo a través de partidos cerrados y marcadores cortos, salió con un 4-4-2 inusual en su libreto, con Oscar formando como pareja de Torres en la delantera cuando el Tottenham iniciaba desde su arco. Los de Villas-Boas dominaron el choque en su primera mitad a partir de los espacios y sobre todo a través de tres hombres.
El primero Townsend, que se abrió con inteligencia para tirar la diagonal y dar la vuelta al Chelsea, que sufre al no tener un verdadero especialista en el mediocentro. Y es que el mediapunta británico corrió bastante ante una defensa organizada,Eriksen jugó a un gran nivel ergo algo no cuadra. Mucho espacio entre líneas que explotó el segundo batallón: Eriksen y Paulinho. El primero como ideólogo, el segundo como activista. Dañaron mucho ambos, a sus maneras. En ese periodo, el Chelsea apenas transitó con éxito. Al lanzar a los laterales sin demasiada convicción, les era difícil a los blues conectar jugadas si Oscar quedaba como punta y Hazard en banda. Cuando el Tottenham cedió más balón, el brasileño bajaba un peldaño pero sólo envíos a la espalda de la defensa local servían… de poco. Por eso Mou llamó a Juanín Mata, cambió el 4-4-2 por el 4-2-3-1 habitual y el partido se transformó.
La entrada de Mata por Mikel le dio equilibrio e imprevisibilidad
Los Spurs veían flechas y movimiento sin poder dar abasto y se fue notando ese poso que le falta a los del norte de Londres para cerrar los partidos. Mata comenzó a culebrear en zonas vacías y Fernando Torres se hizo ancho, profundo y delicado. También extramotivado, lo que al fuenlabreño le ha costado, en más de una ocasión, justo lo que sucedió después: salir expulsado del terreno de juego. En su irregularidad, seguramente a Mourinho le compense el exceso más que la indiferencia.
javimgol 29 septiembre, 2013
Partidazo enorme. Me enamoró Paulinho meses después y vi en Torres cosas que pensé que jamás volvería a ver.