Arrancó la Ligue 1 con el empate del vigente campeón en la Mosson del Montpellier sin poder llevarse los tres puntos en superioridad numérica y anoche fue el turno del otro gran favorito, el AS Monaco de Claudio Ranieri, que visitaba Burdeos con la curiosa posibilidad de no acabar la jornada con saldo positivo (los monegascos fueron sancionados con dos puntos menos y la apelación aún no tiene respuesta definitiva). En una victoria sin la más mínima enjundia, no hubo apenas brillo que rescatar. Sorpresa sí, porque los primeros 45 minutos de los visitantes fueron extraños.
Momentos de salida lavolpiana en un equipo de Claudio Ranieri
Los equipos de Ranieri siempre han tenido dos grandes características en común: disciplina y negación de espacios en su propio campo. Buscan orden, mantienen la posición y Ranieri salió sin Joao Moutinhosalen con la garantía de unos metros que el rival concede a la hora de encontrar la ventaja. No hay excesivos lujos ni osados descansos y, en su mejor versión, suelen estar metidos en partido y resultado para asestar un golpe definitivo. No acostumbran a pasar demasiadas cosas cuando juega un once de Claudio y ayer curiosamente sí. Saltó el romano con un 4-2-3-1 de ideas poco ancladas, algo que hubiera sido esperado atendiendo sobre todo a la suplencia de Joao Moutinho (o no, porque es un notabilísimo defensor). Fabinho y Kurzawa, dos laterales de escaso rigor y mucho vuelo, se miraban el uno al otro ya desde el inicio del juego, en la divisoria, y James, Ferreira-Carrasco y Falcao daban el apoyo a Toulalan. La altura de la temporada a nivel técnico y físico perdona todo pero el partido fue demasiado abierto. El tiro de cámara de la retransmisión se movía de un lado para otro. Sin tregua.
Los del Principado perdieron infinidad de balones y aunque tuvieron un 60% de posesión en la primera parte, sólo inquietaron la portería local en un par de ocasiones. Falcao y Rivière pusieron el 0-2En cada robo, el Girondins salía con físico (y muy poquita técnica) a la espalda de Kurzawa, a base de muy buenos movimientos de Obraniak tanto al contragolpe como en situaciones estáticas; diagonales de mucho sentido que obligaron a Toulalan a cerrar el área en auxilio de Abidal y Carvalho. En un partido tan abierto, ningún equipo encontró algún referente o lugar del campo donde dominar siquiera pequeñas fases del encuentro. Ni un extremo, delantero o centrocampista mantuvo la pelota. Falcao anduvo aislado, James precipitado y perdedor en la batalla de los apoyos, Moutinho, el hombre, estuvo en el banquillo y en los de Gillot, apenas Plasil lo intentó entre tanta transición y desorden global.
Falcao y Rivière cerraron a la contra un partido demasiado abierto
En la 2ª parte, Ranieri retiró a James por Rivière y colocó a los suyos de manera más simétrica y ordenada. En el anterior intercambio de golpes seguramente hubiera salido ganador el Monaco, pero entregó la pelota al Girondins (el tiempo y el balón son la espada de Dámocles del que juega en casa) y aprovechó el poco oficio de Sané y compañía para, de la mano de Rivière y el voraz Radamel, llevarse los tres puntos. Claudio dirá que el fin justifica los medios: victoria y sin recibir goles. Las sensaciones es que hubo demasiado movimiento y un mecanismo de salida cuanto menos sorprendente. Veremos qué quiere ser el Monaco.
fagarcia 11 agosto, 2013
El Monaco jugó pesimo, esa es la realidad. Lo positivo del partido fue ver el buen rollo que pueden llegar a tener Carvalho, Abidal y Toulalan. Tal vez el Barcelona cometió un error al no renovar a Abidal