De quedar tercero en Liga, a 18 puntos del campeón, a ganar todo lo ganable en un año. Esa fue la histórica metamorfosis llevada a cabo por Guardiola en la temporada de su debut. La obra de Pep ha sido tan profundamente estudiada que no hay miembro del planeta fútbol que no la conozca al dedillo. Cualquier entrenador –incluso si proviene de otra cultura– es capaz de reproducir el manual sin agredirlo lo más mínimo. Lo que Guardiola logró a nivel táctico merece cada elogio recibido pero con excesiva frecuencia olvidamos la otra cara de la moneda: el aspecto psicológico. El mejor Barça de la historia nació (y aún sobrevive) gracias al roce competitivo que Pep supo inculcar en sus hombres. Esfuerzo innegociable y querer ganar siempre. En aquel boom mental fue clave un elemento a menudo infrarreconocido dentro de este ciclo: Daniel Alves.
Hasta la explosión de Piqué, allá por febrero de 2009, Alves fue el único fichaje indiscutible en el once. Guardiola reavivó a un colectivo que había completado una increíble primera vuelta de La Liga. Los azulgranas aventajaban en 12 puntos al Real Madrid, pero lo realmente impactante no estaba en la clasificación. Durante esos meses, cada partido en el Camp Nou duraba escasamente 25-30 minutos; lo que tardaba el Barça en poner 3 o 4 goles de ventaja. La evolución del proyecto llevó a los de Pep a una idea de equipo “falsamente lento”, pero eso sería más adelante. En aquellos días, los culés iban a mil por hora. Ningún futbolista retenía la pelota más de tres segundos y cuando se perdía la bola se presionaba con una agresividad que nadie había visto nunca en nuestro país. Guardiola construyó desde la emotividad; un escenario que Alves aprovechó como ninguno.
El FC Barcelona 2008-09 se construyó desde la pasión y ahí Daniel Alves fue absolutamente clave
El Alves que llegó del Sevilla era un jugador inclasificable. Desde Nervión aterrizaba una cabrilla loca que correteaba por el campo, anárquica como pocas pero a la vez muy dura y competitiva. Adaptar aEl primer D.Alves, el más salvaje como azulgrana un futbolista así al juego de posición podría suponer un problema de entrada pero Pep, muy inteligente, le dio la máxima libertad que permitía el sistema. 2009 fue el año del Messi extremo y el Xavi más interior derecho. Los tres formaban un triángulo de gran movilidad en el que “descansaba” (muy entre comillas) la posesión del Barcelona. Meterse en el ritmo asociativo de dos prodigios como Leo y Xavi es una faena para casi todos pero no para un Alves que iba a donde Messi mandaba. Si el argentino se desplazaba al medio (y lo hacía más de lo que recordamos), Alves se comía el carril. Ningún lateral –ni siquiera Roberto Carlos– ha tenido el volumen de subidas del Dani 2009. Y si Messi se pegaba a banda, Alves respondía siendo su espejo por dentro, pisando el área en más de una ocasión, como en el Pizjuán. El Barcelona nacía en la derecha para morir en la izquierda. Si el mecanismo era interrumpido afloraba la otra gran cualidad de Alves: la intensidad defensiva. Presionar de aquel modo no habría sido posible sin los mordiscos de Alves cuando los suyos perdían la pelota.
La 2009-10 fue una campaña difícil para todos. El fichaje de Ibra se mezcló con la evolución de Messi y la combinación solo funcionó en una aislada noche londinense. Para Alves fue especialmente duro, pues de golpe y porrazo se rompía la pareja con la que había disfrutado tanto. Alves sufriría bastante con los cambios de la segunda temporadaEn ataque, el de Bahía tuvo que rellenar él solo toda la banda que Leo iba dejando poco a poco y que Ibra tampoco tenía gran interés en ocupar. Sus pulmones le permitían afrontar el reto pero el grado de acierto se mermaría a la fuerza. En la faceta defensiva, fue el primer año del Messi vago, el que cambió no lesionarse por dejar de correr hacia su portería. Muchos levantaron la voz, denunciando una bajada de nivel del brasileño, pero visto en perspectiva, la cosa tiene su lógica. Con Henry fuera de combate, Alves fue la toda la amplitud del Barcelona. Guardiola no consiguió acoplar a las dos piezas ajenas al juego posicional y el engranaje se resintió. Pese a ello, Dani fue de nuevo decisivo en grandes tardes. Suyo fue el centro de gol a Ibrahimovic en el Clásico, como suya fue aquella pelota fantástica al pecho de Messi en la final del Mundial de Clubes, frente a Estudiantes. En la recta final del campeonato, Bojan sustituía a Zlatan en el once, recuperando el cuadro blaugrana los dos extremos abiertos. Esta medida sirvió para ver a un Alves mucho más fino y agradecido con la presencia de Pedro en la banda derecha. Su partidazo ante el Sevilla, un ejemplo. Pep tomó nota.
Sin Henry y sin extremo natural en su banda, Alves fue casi toda la profundidad del Barcelona 2010
A finales de 2010, Daniel Alves era ya un jugador completamente diferente al de años atrás. Aunque la cabra siempre tira al monte (nunca dejó de tener errores en colocación defensiva), su comprensión del estilo culé pasaba por su mejor momento. La 2010-2011 es la temporada deWembley 2011 es la cima de comprensión táctica en el juego de Alves la exaltación del juego de posición. El Barça de Pep se hacía eterno con la repetición constante de unas jugadas que el mundo entero terminó por conocer pero que no tenían réplica por lo rápido que se ejecutaban. Con Messi, Xavi (sobre todo estos dos) e Iniesta como reyes del chiringuito, en Alves estaba el hacer ancho el campo. A diferencia de Henry, Villa ocupaba en varios momentos del partido la posición de 9. El asturiano no era tan extremo como Tití, así que Dani debía compensar. Para ayudarle, Pep siguió tirando del autómata Pedro. El canario y Alvés memorizaron una serie de paredes en la derecha cuya función era la de atraer y llevar limpio el balón al carril central. No era una sociedad imaginativa como con Leo pero serviría durante meses. El resumen del fútbol del Alves 2011 llegó en la final de la Champions en Wembley, ante el Manchester United. Ferguson alineó ese día a Park como extremo izquierdo, confiando en que el soldado coreano echaría una mano a Carrick y Giggs en su lucha contra los genios azulgranas. Sin embargo, un auténtico partidazo de Dani impidió a Park acercarse a los jugones. No fue una actuación portentosa en centros o regates sino en táctica. Siempre bien ubicado, siempre sabiendo cuando soltar la pelota. Dos años y medio después, Alves había sido clave en una final de la Copa de Europa… pensando.
2012 inició el declive progresivo de un conjunto imponente. Guardiola buscó nuevas vías de juego introduciendo el 3-4-3, un sistema sin laterales. El dibujo convertía en sospechoso a Dani, que de repente no tenía ubicación clara. Para el recuerdo queda su espectacular actuación como «lateral extralargo» en el Santiago Bernabéu, donde mantuvo un vibrante pulso individual con su compatriota Marcelo. Tras ser fundamental en la pizarra, rubricó su labor con la asistencia del 1-3. Como decimos, fue un año raro; sus primeros 6 meses recordaron al Alves más acertado técnicamente pero Pep parecía estar perdiendo la fe en él. El Barcelona iba a jugarse la temporada en apenas 72 horas frente a Real Madrid y Chelsea. Ante los de Mourinho, Alves fue colocado de extremo diestro, posición desde la que no pudo hacer nada. Tres días más tarde sería suplente ante el Chelsea. Con una expulsión innecesaria en campo del Betis se rompía el matrimonio Alves-Guardiola.
La 2011-2012 trajo el 3-4-3, un sistema que convertía a Dani Alves en un futbolista difícil de ubicar
Echando la vista atrás, es probable que a Dani Alves le falte un puntito de reconocimiento dentro del periodo Guardiola. Es cierto que la esencia táctica solo le correspondió de verdad en 2009, pero tras aquel excitante estreno ha sabido ser un gregario de super-lujo. Un lateral que desequilibró en infinidad de momentos importantes con pases, desmarques y goles… pero que, por encima de todo, contribuyó a formar la personalidad de un grupo sumamente agresivo y ganador. Seguro que el Tata sueña con sacarle las últimas gotas de su fútbol. A priori, deberían amarse mutuamente.
@Quisibo 6 agosto, 2013
Gracias por tan justo homenaje a uno de los mejores laterales de la historia del fútbol, sin él, no existiría el Barça de Pep. Me asombra cuando oigo gente que afirma que debería ponerse a Montoya por encima de Dani…. incluso le recuerdo buenos partidos defensivos.
El Xavi amo y señor del juego, estuvo basado por mucho en la comodidad de saber que siempre había un pase productivo en Dani.
Un detalle mas, el hombre que ha dado mas asistencias a Messi no ha sido Xavi, ni Iniesta, ha sido Dani Alves, si eso no dice todo..