No hay certeza sobre quién fue el primer futbolista que, tras marcar un puñado de goles en el encierro del área, en franco duelo con esa noble criatura que algunos llaman portero, pero cuyo nombre verdadero es cancerbero, fue apodado «Matador» (o, más bien, «Killer», pues seguramente fue en Inglaterra). La mente que ideó la metáfora, que más tarde ha devenido en apodo genérico, seguramente tuvo en cuenta la mirada plácida y calma del delantero ante la salida huracanada de su rival a vencer. Con la frialdad necesaria, el goleador dispara y anota. La imagen es preciosa y la metáfora bendita. Es perfecta. El goleador es un matador, es Hugo Sánchez coleccionando víctimas en sus incursiones a la zona de castigo. Un día a alguien se le ocurrió y así ha quedado para todos los miembros de esa estirpe.
Todos menos uno. Robbie Fowler es ‘God’. Un dios rebelde, un poco punk y muy británico. Pensemos en Fowler. Es mediados de los 90’s, estamos en Anfield y tanto el campo como laRobbie Fowler ha sido uno de los preferidos de Anfield Road camiseta de Robbie están embarradas. El Liverpool, su equipo, acaba de recuperar el balón y ante ello mira fijamente el esférico e inhala una bocanada de aire. Se da vuelta y comienza a correr en zig zag, con la adrenalina disparada, esperando a que los otros «Spices Boys» le pasen la pelota para que él, lejos de todos los defensas, defina y marque con un toque divino. Robbie celebra y exhala. Vive, más bien. Todo lo que hace el resto de la semana no tiene importancia sin ese momento. Bien lo explica Brian Hall, gloria del equipo, sentado en la gradería de Anfield mientras habla, con brillo en los ojos, del dios de Merseyside: «Esta es la historia de un hombre joven que llegó al fútbol y lo único que quería hacer era marca goles». Era una entrevista que le hacían para una serie de capítulos que recopilaban los 100 futbolistas más importantes de la historia del Liverpool, llamado «100 players who shook The Kop», en la que Fowler salió en cuarta posición, sólo superado por Ian Rush, Steven Gerrard y Kenny Dalglish.
Dios duró, en verdad, sólo tres temporadas. Sus tres primeras como titular en Liverpool, desde la 94-95 hasta la 96-97. Durante su trienio marcó más de 30 goles en todas las competiciones, siendo el único novato que lo ha logrado en las cuatro ligas grandes de Europa. El cuarto año su rodilla se rompió y se perdió la mitad de la temporada y el Mundial del 98. Su lesión le dio minutos a Michael Owen, quién, en su ausencia, tomó su testigo, marcó varios goles y se hizo con su vacante en el seleccionado. No volvió a ser el mismo delantero de demarques infinitos y obsesivos, que corría a toda velocidad para quedarse solo y poder sacar a relucir ese golpeo clínico, preciso, letal. El Cassius Clay de Anfield.
Jesús 19 julio, 2013
El 'terror de Toxteth' se ha convertido en uno de los mejores delanteros que Anfield ha visto jugar. Fowler nació con una luxación congénita de la cadera y además, de pequeño sufrió asma, pero esto no seria un obstáculo para convertirse en una leyenda y en el máximo goleador de la historia del Liverpool Football Club.
La gente tampoco olvida de Fowler la imagen de Fair Play que dió la vuelta al mundo en un partido frente al Arsenal. Fowler tiró el penalti para que Seaman lo detuviera, pero en el rechace, Jason McAteer marcó. Ese año le concedieron el premio UEFA Fair Play. Poco después, Fowler sería sancionado por la UEFA con 900 euros de multa por vestir una camiseta de apoyo a la huelga de los trabajadores portuarios de la ciudad de Liverpool en un partido. Él levantó una camiseta donde se vió un mensaje de apoyo a 500 trabajadores despedidos. No se cortaba ni un pelo para demostrar lo que él sentía, por aquél penalti inexistente frente a Seaman ni tampoco por apoyar a muchos trabajadores de su ciudad.
Michael Owen: "A menudo se refieren a él como 'God', lo que resume el respeto que le tienen en Anfield tanto aficionados como jugadores. Pero no sorprende si responde a 'Bernard', el cual es el otro nombre de pila". Es una frase que Owen dijo para referirse a Fowler en el día de su trigésimo octavo cumpleaños. También hay otra frase muy buena, como cuando Fowler compartió delantera con otra leyenda del Liverpool como era el gran Ian Rush y que el día en el que se despedía del Liverpool dijo: "Lo dejo en buenas manos, Robbie eclipsará todo lo que yo he logrado en el Liverpool Football Club". Un año después (1996) recogería el testigo del número que portaba el galés, cambiaría su mítico dorsal 23 por el 9 de Rush.
Los números de Fowler en el equipo de Anfield son bastante buenos: 183 goles en 369 partidos. En cuanto a su palmarés, ha conseguido ganar 2 Copas de la Liga, 1 Copa de UEFA, 1 SuperCopa de Europa.