
Pinta y colorea. Ordena y disimula. Que hubiera sido si. Que seremos con.
2013: Llega el Tata Martino a Barcelona tras la triste recaída de Tito Vilanova en su triste enfermedad y pide un central más para la plantilla blaugrana. Alguien que sepa sacar el balón jugado, que lo saque siempre jugado, aunque a veces parezca imposible, aunque a veces no seaEl Barcelona necesita un central como lo fue Djukic: decidido y capaz lo más fácil, aunque nos cueste la amistad con Cañizares o con Víctor Valdés, alguien que levante la cabeza cada vez que quiera detener el mundo y comenzar una nueva jugada, alguien que pare la respiración de los vivos cada vez que comience una historia de amor con el fútbol. Alguien con cintura, alguien con cerebro, alguien con silencio. Que no tenga problemas con las dudas del presente ni con los errores del pasado. Que sea una apuesta segura para el futuro. Alguien que siendo defensa venere el toque y el juego ofensivo, que siendo central tenga un ojo puesto en cada banda, en su profundidad y en su anchura (que Dani Alves y Jordi Alba son perfectos ofensivamente pero podrían ser mejores futbolísticamente nadie lo duda). Alguien que se entienda con Piqué, que se coordine con Puyol, que devuelva a Mascherano a su provincia añorada y querida. Que enseñe a Bartrá asuntos propios de táctica y de técnica. Que sea el futbolista que nunca jugó de local en el Camp Nou aunque podría haberlo sido si la coyuntura, los agentes, el destino… Porque la calidad le sobraba. Alguien como Djukic. El jugador que fue. El que nunca será Samuel o Heinze.
1990: El Depor, tras muchos años sin estar en primera, sube a la liga ahora llamada BBVA y llega con tres extranjeros eminentemente defensivos de los que marcan la personalidad de atrás para contagiar a la de delante. Un correoso mediocentro defensivo y macedonio de sonoro nombre (Dragan Kanatlarovski) y unaEn Coruña formó una gran pareja con el uruguayo M.Lasarte pareja de centrales que se complementan a la perfección. Uno es Martín Lasarte, uruguayo de cuando los jugadores, y sobre todos los centrales, llevaban bigote y Miroslav Djukic un joven serbio con poca experiencia internacional y mucho descaro a la hora de tomar decisiones arriesgadas. Ambos dos pusieron las piedras fundacionales del periplo más exitoso en la historia de un club que ahora pasa horas bajas entre sueldos que no llegan y denuncias que se acumulan. El Depor que fue Super y ahora es Infra. Una lástima. Como que Lasarte se fuera tan pronto, como no lo fue que fueran llegando Ribera, Serna, Voro, Paco Jémez, aunque todos dándole cobertura y apoyo al serbio inamovible desde que Boronat diera paso al Brujo de Arteixo. Un entrenador que fue tan bueno y tan sabio que hasta protagonizó el mejor relato de Manuel Rivas: “El Mister & Iron Maiden”.
Miroslav Djukic dejó el fútbol en Tenerife en 2004, tras pasar Valencia y Deportivo de la Coruña.
2013: Djukic regresa a Valencia por la puerta grande (paradójicamente Lasarte abandonó dos años antes la Real Sociedad por la puerta pequeña), la de un banquillo difícil pero que suele ser la prueba de fuego para entrenadores con talento en busca de sí mismos. Sí, todos esos que estás pensando menos Koeman. Un viajeTras una gran etapa en Pucela, Djukic busca triunfar en Valencia iniciático hacia el autoconocimiento y la consagración. Djukic ya viene de Valladolid con muchas lecciones aprendidas, con apuntes preciosos y subrayados de violeta, y con una idea meridiana de la cartografía esencial de su juego. Todo empieza en el balón y termina en él. Desde los primeros toques al postrero remate. Desde Rami y Ricardo Costa (sin olvidar que se puede acoger al experimento del año pasado de Mathieu, un jugador con la cabeza amueblada como un área rival hecha de muebles de Ikea) por unas bandas espídicas donde Joao-Feghouli y el francés y el renacido Viera (o Jonas, ese extraño elemento, a pie cambiado) camparán por sus respetos. Otra pareja muy Djukic puede ser la formada por Javi Fuego y Banega aunque probablemente el argentino juegue un poco más adelante emparejando por detrás al asturiano con Parejo o Romeu. La deserción de Soldado crea dudas y alimenta rumores en las aguas movedizas de los últimos metros. Pero si el año pasado Milo resucitó a Manucho, este año con mejor presupuesto y menos necesidad podrá hacerlo con cualquiera.
2009: Un serbio, un italiano y un español, amantes del balón, aterrizan en Valonia. Parece un chiste pero podrían haber hecho historia con mucha gracia. Aún no habían visto “Moneyball: Rompiendo las reglas” de Bennet Miller pero estaba claro que eso era lo querían hacer. Seguro que conocían a Billy Beane y tal vez a Aaron SorkinSu primera aventura como entrenador no resultó muy normal, pero el guión en este caso no era perfecto por falta de presupuesto. Juan Sánchez (el Romario de Aldaya), Amadeo Carboni y Djukic llegan a Mouscron, una ciudad belga con 53.000 habitantes y un equipo en primera: el Excelsior. Los dos primeros como directores técnicos y nuestro hombre como entrenador principal. Los tres habían aprendido lo que no había que hacer de ciertos directivos valencianistas y lo que había que hacer de entrenadores como Rafa Benítez y Claudio Ranieri. La temporada comienza de manera esperanzadora y con los fichajes de varios jugadores españoles donde destacan Manu Micó, Antonio David o Jonathan Aspas, el hermano mayor de Iago. Además el mediapunta actual del Brujas, Maxime Lestienne, estaba sorprendiendo a propios y extraños por su verticalidad y olfato. Pero el sueño eterno duró muy poco. Tan solo 3 meses después una deuda de 12 millones de euros que hacen que Carboni, Sánchez y Djukic den por acabada su primera experiencia profesional. El club es retirado de la competición un mes después. El serbio no se da por velocidad y pone nuevamente su alma en alquiler. En Valladolid comienza a hacer más frío de lo normal.
2022: Pandev (macedonio como Kanatlarovski) vota a Djukic como mejor entrenador del año. En los resultados es reflejado así. Se cierra el círculo.
Pablo 31 julio, 2013
Pobre, Djukic. Siempre voy a recordarlo por el mismo episodio…