Cuando en 1998 Francia ganó su mecánico Mundial con Petit y Deschamps, mostró un control físico y posicional que abrió la señalada era del doble pivote en el profesionalismo y el fútbol base. Si un niño quería ser como Guardiola o Raí, no le dejaban. No le permitían jugar solo en una línea. Y los futbolistas cambiaron.
Centrándonos en el círculo central, los allí destinados abandonaron la concepción total de la posición y crecieron como especialistas: unos tomaban el mando cuando tenían el balón y otros cuando no lo tenían. Bajo este prisma han nacido auténticas leyendas; futbolistas que a lo peor en base a la mentalidad antigua y global no hubiesen destacado y cuya aportación al fútbol ha superado con creces la de muchos astros nostálgicos. El pequeño Xavi Hernández define la circunstancia y es la prueba de que el cambio no fue a peor, del mismo modo que si hoy emergiese un Redondo no podríamos verlo en su esplendor, por lo que tampoco se cambió a mejor. Lo que importa e importaba es el jugador. El jugador mide la calidad de un tiempo. Sí es objetivo que antes sabía hacer más cosas que ahora. El bueno mandaba sin esperar su turno.
Verratti e Illarra marcan el orden de su equipo en los 90 minutos.
Alonso y Pirlo, sus espejosEsta temporada han surgido con peso Asier Illarramendi y Marco Verratti, dos chavales que han dirigido los centros del campo de dos equipos de éxito y sello. El español y el italiano son, como Alonso y Pirlo, mediocentros que no se apartan, tipos de jerarquía fija, figuras a partir de las cuales sus equipos se ordenan, táctica e intelectualmente, tanto para atacar como para defender. Que el Bayern Múnich de Javitxu y Bastian, el Chelsea de Obi Mikel y Lampard y el Barça de Busquets y Xavi sean los últimos campeones de Europa patenta que no por su perfil Verratti e Illarra son de una raza superior o algo parecido. Si están siendo los mejores de la Eurocopa Sub 21 es porque tienen más calidad haciendo lo suyo que los otros haciendo lo otro. ¿Ha vuelto a cambiar la tendencia? Vaya lío.
¿Ha vuelto a imponerse la totalidad a la especialización?
Más bien parece una casualidad, aunque hay cierta base para pensar que quizá se está moviendo algo: en la mitad de la década pasada, los tres mejores equipos del mundo -Barcelona, Milan y Chelsea- jugaban con mediocampos de tres hombres, y recuperar tácticamente la figura del mediocentro único pudo ser el resorte para que algún espécimen desenterrase el antiguo sentido de la totalidad. Una vez crecidito ya no importa que juegue con o sin doble pivote, o con línea de cuatro o de cinco detrás. Da igual. Lo que tienen Illarra y Verratti desde pequeños, y eso no lo cambia ningún esquema, es que siempre toman la primera decisión: marcan el paso saliendo, atacando, bajando y defendiendo.
Cambiando de tema, en el particular caso de Verratti e Illarramendi se impone una duda: ¿tienen velocidad para dominar la élite? ¿o perderán precisión, mental y técnica, cuando tengan que jugar más rápido? El tiempo contestará; aún no les retó. Charles Chaplin querría su triunfo.
pouco_barulho 12 junio, 2013
No tiene nada que ver pero porque le llamais al Mundial del 98 gélido. Yo le recuerdo como un muy buen Mundial con buenos equipos y grandes partidos