El equipo que ayer se alzó con el título de campeón de Europa Sub21 comenzó a cocinarse frente a Alemania. Llegaba la segunda jornada tras una primera muy espesa, en la que la mejor noticia había sido la superación con victoria de ese primer partido que no por aparentemente sencillo se te puede dejar de atragantar. Ante la propuesta rusa -que por otra parte no distaría mucho de la que asumirían los rivales posteriores-, España quedó maniatada durante unos muy largos 45 minutos, arrastrada por el mal de un equipo de cocción excesivamente lenta y plana en sus tramos de menor brillantez. No obstante, dichos 45 minutos serían más que beneficiosos a la postre.
Del ánimo de remendar una primera actuación muy por debajo de las expectativas nacieron los dos movimientos ganadores de esta selección sub21; los dos movimientos en base a los cuales los de Lopetegui han ido adquiriendo peso a lo largo de la competición: el desplazamiento de Isco a la izquierda como posición de partida y la entrada en el once de Koke como pieza en torno a la cual ordenador el resto; y, por supuesto, el tránsito de 4-2-3-1 a 4-3-3 como resultante. Pero, si el nuevo Isco y Koke llegaron para quedarse, el caso de Morata se prolongó más de lo debido. Con muchos minutos finales y una titularidad con aroma a suplencia a la espalda, el joven blanco agradeció las oportunidades con goles y se ganó con creces su presencia ante Italia. Finalmente, el ensayo y error de Julen Lopetegui había encontrado la solución: ayer, sí que sí, España formó de inicio con el mejor once posible. El resultante prometía ser una delicia.
Morata cuajó unos muy buenos primeros minutos.
Esta vez tampoco defraudó, hasta el punto de que los primeros cinco minutos fueron tan suyos que el gol llegó aunque no fuera él el autor del mismo.Morata puso de cara el partido para España Y es que cuando Morata anda cerca, cuando el balón lo busca o está en sus botas, el gol adquiere una mayor dimensión de realidad que en el caso de cualquier otro jugador de esta selección. Con Isco entreteniendo a Donatti -muy probablemente el mejor marcador de la línea defensiva italiana- la pugna de Morata se reduciría a la pareja de centrales. A través de una constante diagonal hacia fuera buscando la espalda de los mismos, fue generando un espacio en el área que Thiago se decidió a ocupar con mucha inteligencia. No obstante, el gol no nació únicamente del ‘pico y pala’, sino que llegó precedido de una orientación de bastante clase. Álvaro Morata no es un jugador bonito, poético, incluso puede transmitir cierta sensación de torpeza en el movimiento corto, pero el caso es que lo que intenta tiene una tendencia muy marcada hacia el éxito, y esto, por pragmático, ya le otorga cierta grandeza.
En los metros finales, en el espacio que la presión no acompañada por la línea defensiva italiana dejaba a la espalda del doble pivote, Thiago se gustó yItalia atacó la espalda de los centrales eso fue suficiente para lo que se le viene pidiendo. No tuvo el peso de 2011, pero sí demostró mayor comprensión del juego que en las citas precedentes. Así, con Morata arrastrando y Thiago sacudiendo, Italia concentraba sus problemas en su débil pareja de centrales y, como si de una epidemia se tratara, el mal afectó a las filas de la selección española. En defensa posicional, una España concentrada en cerrar los espacios olvidó la necesidad de presionar al lanzador para no acusar la defensa adelantada, y los de Mangia, con Immobile a la cabeza, hicieron mucho daño Iñigo Martínez y Bartra a través del desplazamiento largo. A pesar del buen trabajo en las coberturas sobre Insigne –con Illarramendi moviéndose algo más hacia la derecha de lo habitual-, Italia mostró sus credenciales y su mejor versión con el marcador en contra. Lejos de intimidarles, la adversidad les hizo más fuertes.
De igual modo ocurriría con el 2-1. Una mayor intensidad italiana sobre la salida española invalidó la estrategia que se siguió en los minutos iniciales, Isco e Illarra volvieron a ser importantesque consistía en sacudirse la presión en base a la movilidad y meter jugadores a la espalda a los que buscar entrelíneas. Es precisamente en esos minutos de desconcierto con balón cuando se activa el mecanismo de emergencia que esta selección ha ido perfeccionando a lo largo de la competición: el mano a mano entre Isco e Illarramendi. Casi de forma automatizada, España busca en los momentos de atasco aprovechar la calidad individual de Isco para girar y la virtud de Illarramendi para atacar los espacios por delante de balón. Así, Isco se viene a la base, Illarramendi se escalona por delante y el balón sale con muchísima más velocidad hacia los perfiles. Esta es la expresión misma de la existencia de un rodaje, de un progreso: la selección soluciona conflictos con muchísima más naturalidad que en los primeros partidos. Una vez más, la genialidad de Isco y la jerarquía de Illarramendi dejaron grandes minutos para cerrar la primera mitad.
España aprovechó su superioridad numérica en derecha.
Los segundos 45 minutos no los vimos con los mismos ojos. España e Italia se miraron a la cara, por primera vez de igual a igual, de tú a tú, sin querer imponerse o mandar, como dos animales que miden su fuerza en la batalla. Y a la espera de la certificación de la victoria, los de Lopetegui, con espacios y ante un equipo mucho más largo, tenían todas las de seguir ampliando la ventaja. A diferencia de lo que ocurriera en el resto de partidos del torneo, esta vez Insigne se erigió como una debilidad para la selección italiana. España encontró la superioridad numérica en su no retorno y la incorporación de Montoya ponía, una y otra vez, al equipo español en el mismo área rival.
Pero, tal y como presentáramos a este equipo por aquel ya lejano 7 de junio, antes incluso de que acabara el partido y los protagonistas alzaran la copa de campeones de Europa, en plena confirmación de un grupo en particular y unas categorías inferiores en general que siguen respondiendo con creces, sentimos la necesidad de alcanzar el “después”, de confirmar que de este once saldrán jugadores que representen a la absoluta el próximo verano. A nivel de competitividad hay dos nombres claros que apuntan al próximo mundial: Illarramendi e Iñigo Martínez. El primero ha demostrado durante el torneo un semblante de jugador grande que asusta para bien y el segundo parte con la ventaja de ocupar una posición menos poblada. A nivel de calidad, por su parte, parece inevitable no reclamar a un Isco al que, sencillamente, el torneo se le ha quedado pequeño. Además, queda a la espera la evolución de otros casos, como el de Alberto Moreno, para los que este año pre-mundial parece va a correr en su favor. Para ellos ya empieza la cuenta atrás.
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de la olla 19 junio, 2013
Buen análisis Nerea,
Realmente España es superior a Italia practicamente en todas las posiciones, de hecho el partido iba bien encaminado hacia una cosa ( lo que finalmente resultó ) cuando incomprensiblemente Isco no presiona el lanzamiento largo del lateral italiano, Iñigo se la come y De Gea está poco afortunado, empata Italia con una acción muy meritoria por su parte pero inexlicable por cómo y en qué minuto que se dió por parte española.
Pero el partido siguió mandado por España.
Un detalle que apuntas y que no acabo de ver repasando el partido es el movimiento de Isco en la base e Illarra por delante en los momentos "complicados" de la primera mitad. Del minuto 20 al 30 con 1-1 veo una vez a Isco recibiendo más retrasado que Illarramendi, que alterna la base con Thiago y Koke, mientras Isco cambia sobre el minuto 22 de la banda izda a la derecha. Se dá en dos jugadas consecutivas en el minuto 28, con peligro de gol en la 2ª, no me parece suficiente para considerarlo un recurso táctico al que España se agarra, si no que España está buscando el 2-1 y acumula gente en la frontal en algunas jugadas, y ahí baja Isco en dos ocasiones para iniciar sus arrancadas apoyandose en los compañeros que tiene por delante o buscando asistir al delantero.
Si Isco en la banda no entra en juego o no consigue producir, es normal que baje a recibir más retrasado, pero lo hizo sólo en el minuto 28, no lo volvió a hacer en todo el 2º tiempo, salvo para descargar a un toque, y antes del minuto 20 tampoco inició muy atrasado.
En el 30 llega el golazo de Thiago tras un pase medido de Koke.Gol importantísimo.
A partir de ahí Italia se estira y achucha un poco mientras el balón le dura poco a España, pero entonces llega la carrera de Tello en el 37, el penalty y el 3-1. Y partido casi resuelto.