Inglaterra y Brasil se citaron en Maracaná para jugar un amistoso a destiempo, con sal y sin Dinho. Scolari se lo tomó a pecho porque debía, su cultura le obliga a ganarlo todo -pero de verdad, a lo muy bestia, con saña, de frenopático- y últimamente no gana nunca. O sea, mucha presión y pocas piernas; problemas agregados al de un cacao táctico que solución no tiene, al menos de momento. Ni siquiera contra la sosa guardia de Hodgson, que ni luce plan ni nada que lo subsane.
Brasil llevó el peso del juego como (solo) supuestamente dicta su gran historia. Un poco se agradeció. Más al principio, mientras Neymar, que estrenaba la 10, mantuvo la frescura. En teoría jugaba en la izquierda, pero estuvo en el centro del 4-2-3-1 tanto tiempo como Oscar o más. Mientras el del Chelsea, Hulk y Fred estaban quietos -y mal puestos- el culé se movió, recibió e intentó varias cosas, pero aquéllo no tenía remedio de aquella forma, con esos tres por delante y Luiz Gustavo y Paulinho por detrás. Inglaterra, que no hizo casi nada, ni salía ni sufría. Una clara le crearon, y fue tras un salto en el área muy extraño (?) de Glen Johnson, cuando brincó con las piernas abiertas por encima de la bola como si ésta fuera un potro. Es difícil adivinar qué pensó el inglés.
Hernanes y Marcelo suplieron a Gustavo y Filipe Luis en el 45.
Hernanes no va con PaulinhoTodo el mundo apuntaba que a Brasil le faltaba calidad por detrás de Neymar, gente que pudiera filtrar un pase tocado hasta la línea de mediapuntas, y, pese a que es cierto, desde luego no es el todo. Brasil ya ganó un Mundial sin eso. En cualquier caso, Scolari coincidió en el análisis e introdujo en la pista a Marcelo, que hasta sin ritmo es alegría, y a Hernanes, que en la Lazio es motor o detalle según amanezca. Creó el 1-0 y dio a Neymar un par de pelotas redondas, pero con Paulinho en un doble pivote no debe jugar. Ninguno es mediocentro y un doble pivote sin mediocentro solo es viable con dos interiores de chip defensivo incorporado, como los del Bayern. Roy metió a Oxlade para que lo dejase claro y lo hizo. Entonces quedó una duda que Brasil no quiere responderse porque no le gusta la respuesta: si atacando en posicional Brasil no puede presentar un once y una idea de equilibrio, ¿debería jugar a la contra?
Proteger a Thiago Silva es defender bien, y con Lucas Moura, Neymar y hasta Hulk se corre de vicio. Lo harán si pierden la Confederaciones.
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