Contemos primero todo lo que pasó antes de la surrealista tangana. Ambos equipos fueron fieles a sí mismos. Colombia arrancó oliendo a café como antaño; ritmo lento y sedoso por dentro, vertical y rápido por fuera. El hombre del partido era Zúñiga. El del Nápoles reconfirmó una premisa que ya viene de lejos: los laterales con ideas propias hacen muchísimo daño al conjunto de Sabella. Pasó con Chile, contra Alemania y ayer de nuevo lo sufrió Argentina. Y eso que, sin Messi, Sabella se protegió volviendo al 4-4-2 con bandas, pero el trabajo defensivo de Montillo fue flojo, al nivel de su actuación global.
Aunque Colombia tocaba con personalidad en el Monumental –con todo lo que ello significa–, sus sensaciones no eran las mejores. Los de Pekerman se derretían en cada balón al área que colocaba Di María. Y fueron varios, porque el doble pivote cafetero no llegaba nunca a tapar al Fideo. El extremo del Real Madrid equilibraba la balanza en un partido con carencias pero muy bonito para el espectador.
En un partido loco, Di María se dejo sentir especialmente
Tras la folklórica doble expulsión, el partido dio paso a una batalla característica de las Eliminatorias Sudamericanas. Encima pronto nos quedaríamos también sin la mágica zurda de James Rodríguez. El choque había muerto definitivamente. Para todos menos para Di María, por supuesto. Si Ángel corrió como loco los 90 minutos en La Paz, nada le detendría en suelo llano. Sus aventuras individuales asustaron a la zaga visitante. Él es así; el elemento perfecto para jugar con diez.
La segunda mitad comenzó con medio mundo mirando al banquillo. Messi tenía para un ratito y Sabella no tardaría en darle entrada. Leo ingresó al campo en el 58 y en el 59 hizo una proeza de las suyas, tan impactante que al partido le cambió el pulso en un suspiro. Pekerman reaccionó con el pragmatismo de los buenos entrenadores: fuera Aguilar, marca individual a Lionel. El técnico argentino aparcó la poesía para sobrevivir. E hizo bien, porque era lo que tocaba. Sin Gago –hoy es clave– y con diez hombres (aunque enfrentes a otros diez, terminas atacando peor), Argentina iba a liarse si Leo no la pillaba muy a menudo. Así ocurrió. La recta final del encuentro fue para olvidar. Lástima de esas dos rojas, hubiéramos visto un mejor espectáculo.
SharkGutierrez 8 junio, 2013
Creo que Colombia sin James, pensaba "bueno, un empate tampoco está mal en Buenos Aires". Sobre todo, a partir de la pérdida de James Rodriguez (luego de la expulsión). El partido fue trágicamente anodino en los segundos cuarenta y cinco minutos. Me preocupaba el hecho de que Pekerman no supiera leer a Messi. Yo creo que eso fue lo mejor del encuentro: su lectura. Marca individual y ayuda zonal de laterales y volantes. Leo recibía pero se tenía que girar hacia atrás cada vez que recibía.
Eso sí, la gran carencia de Argentina se encuentra en esa banda izquierda. Argentina no puede pretender que el "correcalles" sea su discurso, si de verdad quiere ganar algo. Porque, dicho de otra manera, depende de su delantera en ese tipo de cosas; luego también el rival juega, te cierra, te complica y en uno de esos correcalles, el rival puede ser efectivo. Una pena, la verdad, porque el partido daba más de sí. La competitividad de ambos conjuntos dan sensaciones distintas. A Colombia más positiva que negativa; a Argentina, al contrario.