Cumplirá 38 años en un mes y el martes podría ser titular ante el FC Barcelona. Convivió con Koeman y Beriguistain y jugará contra Messi e Iniesta. Ha cruzado el Atlántico dos veces con sonrisa de ex-jugador y el joven Verratti le ata las botas en un vestuario de París. Ayer Ancelotti venció al Montpellier con ese cambio. Un toque de Sir David hizo la diferencia que Zlatan convirtió en tres puntos más.
El sólido líder de la Ligue 1 lució casi el once de gala. Francia da un día extra de descanso de cara a la Champions, así que Carlo sólo reservó a Jallet y Lavezzi. El 4-4-2 de siempre fue el esquema, con dos líneas de 4 si defienden y un rombo en el medio si atacan: Verratti se centra, Matuidi sube y se abre y Pastore sube y se cierra. El Montpellier HSC, vigente campeón, formó con un 4-2-3-1 súper ofensivo, con el extremo Belhanda en el doble pivote, al estilo de Dembélé en White Hart Lane.
Los desequilibrios del PSG son estrictamente individuales.
Ibrahimovic se ve obligado a bajar muchoEl descarado equipo de Girard tuvo más pelota de la cuenta en el primer tiempo, si bien eso al PSG le molesta entre nada y menos. Tiene tres ladrones de nivel (Chantome, Verratti y Matuidi) y a Thiago Silva dentro del área. Sabe sufrir. Además, cuanta más gente meta el rival en el terreno de Sirigu, más solo estará Ibrahimovic arriba, lo que dará pie a que reciba en zona de peligro más fácilmente. En los ataques estáticos el sueco está hipermarcado, y el PSG no tiene tanta calidad por detrás del balón como para encontrarlo, algo que obliga al fenómeno a bajar en demasía. A él le da igual, le encanta hacer la de Messi y le sale, pero para el contrario es un alivio alejar a este hombre de la frontal del área. Para no dar al otro ese gusto constante, Ancelotti le reza al envío largo de Verratti hacia el rápido Ménez (Lavezzi cuando juega), para que Zlatan reciba bien un pase atrás, bien un mal rechazo. ¿Pastore? Muy bonito y muy intrascendente. Y así durante 72 minutos.
Beckham y Gameiro entraron por Verratti y Chantome en el 72.
Sin ánimo de siquiera insinuar que David haya perdido su atractivo, lo cierto es que su rostro ya no es el de un veinteañero. Se le nota que es padre de adolescentes. Y cuando empieza a correr el asunto se pone feo. Su expresión esforzada avisa de una velocidad que su cuerpo no alcanza pero ni de cerca. Encima, rompe a sudar muy pronto, todo un shock para los que le vimos madurar. Beckham es un abuelito porque con 38 tacos no se puede aspirar a otra cosa en esto del fútbol, y que nadie se crea que sabe disimularlo. Ahora bien, su tobillo, el mejor de siempre, no ha envejecido ni un día, y su poso y lectura han mejorado, como suele ocurrir. Con el Montpellier enrocado, defendiendo un punto que le sabía a queso, Sir David, pivote derecho, inició una tormenta de pases verticales de primera calidad. Eran tan precisos que el rodeado Zlatan tenía ventaja sobre su triple marca, y podía bajarlos y recibir así en la frontal, donde resulta imparable. En un primer toque que buscaba al sueco se dio una segunda jugada que recogió Ménez, que sí llegó hasta Ibra para que éste asistiera a Gameiro. Beckham es un gigante grandioso con una virtud imperecedera. Y el martes tendrá minutos.
Kundera 30 marzo, 2013
Era verano de 2012. Hacía sol en Barcelona, aunque para mi el clima era un poco frío. Llevaba mi bufanda blaugrana y nos encontramos en Café Zurich. Marc Roca, Marc Hernández, Marcvior, KJ, Postmoe y Joan Barriach -Camiseta naranjita de Xavi incoporada- emprendimos una caminata desde allí hasta un lugar que ya no recuerdo. Nos sentamos en un cafecito, bueno, en la terraza de un cafecito. Algunos pedimos cerveza, otros coca cola y Marc Roca agua. Marc Hernández comió algo y se fumó dos cigarros. Mientras tanto, hablamos de fútbol, de Quintana, de la Euro, de las múltiples posibilidades de suicidio de Joan por culpa de Del Bosque y de otras cosas. Especialmente impactante el señor Postmoe.
Bueno, de esa reunión de gente tan dispar y pintoresca, salió una idea fantástica. Friqui. Queríamos ver a David Beckham ejerciendo de mediocentro en una salida lavolpiana. No es exactamente lo mismo, pero nos conformamos con esto que cuentas, Abel.
Fdo: Kundera, representante del grupo.